Capítulo 4

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La siguiente semana, Elizabeth y Anthea solo se la pasaron llamando a los invitados, contratando personal de servicio: camareros, chef... También habían contratado a un grupo de chicos para que tocaran la noche del evento. Esa había sido idea de Anthea dado que esos chicos eran amigos suyos y quería ayudarles a promocionarlos y estaba segura de que lo conseguirían en el evento.

Elizabeth ya no podía dejar de sonreír y no entendía muy bien cuál era el motivo. Se le había cruzado por la cabeza que dicho motivo fuera el descubrimiento de que Damon y Anthea solo eran primos pero se rehusó a seguir pensando en eso, así que, lo sustituyó porque por fin Anthea y ella eran amigas.

Elizabeth llevaba ya tres días pensando con quién ir al evento. Se había quedado pensativa después de que Anthea le hubiera dicho tres días antes que ella ya tenía pareja y le había preguntado quien iba a ser su pareja.

-¿Y ya sabes con quién irás?

Elizabeth la miró después de que hubo terminado los últimos detalles para el evento.

-Eh, no-dijo vagamente-. Creo que iré sola.

Anthea negó frenéticamente con la cabeza.

-De ninguna manera-había dicho-. Si yo tengo pareja, tú también la tendrás.

Elizabeth se encogió de hombros antes de girarse y decir.

-No creo que sea buena idea ir acompañada. Por otro lado, no se me ocurre nadie que quiera ir conmigo.

"Porque simplemente no conozco a nadie en esta ciudad", se dijo.

Anthea meneó la cabeza.

-¿Segura que no conoces a nadie con quién puedas ir?

-Eh, en realidad....

Anthea sonrió esperanzada.

-¿Quién?-preguntó interrumpiéndola.

-Nedd.

-¿Nedd?-preguntó frunciendo el ceño-. ¿Quién es él?

-El perro de mi vecina-dijo sonriendo divertida.

Ambas comenzaron a reír divertidas.

Ya solo faltaba dos días para el evento. Ya tenía lo que se iba a poner esa noche. Un vestido totalmente hecho por ella. Desde pequeña había soñado con ser diseñadora y tener su propia tienda de ropa pero todos esos sueños se habían venido abajo cuando su madre había muerto.

Mientras habían pasado los años ella diseñaba ropa con cualquier tela, aunque su preferida era la seda. Justamente su vestido había sido creado con una seda de unas cortinas que se había encontrado una noche por la calle. Era de color rojo, muy llamativo. Aunque parecía listo para cualquier evento ella pensaba que algún adorno lo haría más bonito de lo que era.

A tan solo un día del tan e importante evento, Elizabeth estaba dando los últimos detalles con Anthea sobre los pases de prensa.

Conforme con la opinión de Damon de hacer el evento en uno de los mejores hoteles que él poseía, la prensa se situaría cerca de la entrada pero no tan cerca para que no interrumpieran la noche. Habían elegido a los mejores periodistas, de los mejores canales, revistas; nacionales e internacionales para que tuvieran el honor de entrar e informar de todo a todo el mundo.

Estaban sentadas ultimando detalles cuando de repente se abre la gran puerta de salida y de él entra un hombre alto, rubio, de unos impresionantes ojos azules y un cuerpo realmente sexy. Tenía unos jeans azules oscuros, zapatos deportivos, camisa azul claro y el pelo sin peinar.

Anthea lo miró de los pies a la cabeza intentando ubicarlo en su cabeza, miró a Elizabeth preguntándole con la mirada pero ella sólo sonreía y enseguida se dio cuenta de que ella conocía a aquel hombre.

Un Amor Imprevisto(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora