Capítulo 22

27.7K 1.6K 103
                                    

Multimedia: Photograph - Ed Sheeran


Elizabeth se pasó en la cama durante el resto del día sin reaccionar al timbre del teléfono o la puerta. Se sentía entumecida, como si una gran apisonadora le hubiera pasado por encima. Todavía intentaba comprender lo que había ocurrido hacía unas horas. El hombre que amaba casi la viola.

Tenía claro que Damon tenía un gran temperamento y un grave problema con los celos. Y también entendía que ya se lo había intuido pero aun así jugó con fuego y no pensó en las consecuencias de sus palabras por ende, ella era tan culpable como él de lo ocurrido. Desde un principio ambos habían estado rondando al otro, cada uno con su orgullo, haciéndose de rogar e infringiendo un sufrimiento innecesario porque sabía que a pesar de todo Damon la quería tanto como ella a él. Pensó en el tiempo que habían desperdiciado solo por sus malditos orgullos. Si se hubieran detenido a hablar con la mano en el corazón... Aunque también sabía que Damon lo intentó y ella le rechazó. Y se maldecía por eso. Ella tuvo que haber parado la guerra absurda que habían empezado con los celos y la pegajosa de Antonieta. Si solo hubieran sido sinceros o por lo menos haberlo intentado, nada de aquello habría ocurrido.

Pero esta vez se las habían arreglado para construir un grueso muro de ladrillos entre ellos dos y no sabía si esta vez iban a superar la prueba. Por un lado estado el hecho de que casi la viola, y siendo positiva, porque quería y necesitaba serlo, había que tener muy en cuenta ese "casi". Por otro lado, estaba Damon... Había visto su mirada cuando por fin recuperó el sentido común y el horror, la culpa, el aborrecimiento y el desprecio que vio en sus perdidos ojos habían sido terribles para ella. Estaba segura que en esos momentos se estaba auto flagelando y aunque sabía que tendría que dolerle por él, aún no conseguía que su corazón sintiese algo más que ese entumecimiento.

Aunque era consciente del temblor de su cuerpo, solo cubierto con la sábana, no era consciente del continuo timbre de la puerta y el teléfono. No era capaz de salir de aquel lugar al que había huido para no pensar en lo que había pasado. No era capaz de pensar con claridad ni siquiera se sentía capaz de pensar.

Vio pasar el resto del día sin inmutarse, observando perdida la salida del sol y le dio la bienvenida a la oscuridad de la noche. Hacía tiempo que ya no llamaban al teléfono o a la puerta y solo el silencio la acompañaba. Sobre las once y media de la noche su cuerpo se manifestó y su estómago gruñó y dolió. Elizabeth supo ya no podía aguantar más tiempo en esa situación y se levantó con un gemido, ya que de repente fue consciente de todo el dolor del cuerpo debido al castigo de inmovilidad que le había dado. Se estiró con cuidado haciendo muecas mientras se masajeaba los músculos de las piernas y los lumbares. Cuando su estómago volvió a gruñir y se hubo deshecho del entumecimiento del cuerpo, se encaminó a la cocina y se calentó una sopa. Cenó a oscuras y una vez terminó fue a su habitación y se quedó parada en medio de ésta mirando la cama y fue en ese momento que volvió a recordar todo. La llamada a casa de Anthea, la mentira sobre Scott, la llegada de Damon, la mirada de Damon, el dolor y la traición en sus ojos, su ira... Todo aquello lo vio como una película donde ahora ella era solo una espectadora pero aunque le dolía todo lo ocurrido no encontró rencor u odio hacia Damon. Todo lo contrario, además del amor que seguía sintiendo por él, sentía un poco de pena.

Lo único que no llegaba a comprender era el desenlace final de toda esa situación porque su corazón le decía que había algo erróneo en el comportamiento de Damon, y no se refería al asunto en sí de la casi violación, si no al verdadero motivo que le llevó a ese extremo. Creía que ahí había alguna otra herida pasada porque ella creía ser el dedo que entró e infectó la llaga. Elizabeth sabía que había otra explicación para aquella acción tan brutal porque su corazón sabía que de lo contrario Damon nunca hubiera reaccionado hasta aquel extremo.

Un Amor Imprevisto(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora