-¿Puedo sentarme un momento contigo?-respondió Damon al cabo de unos minutos de silencio-. Me gustaría charlar contigo.
Elizabeth observó su serio rostro y asintió. Damon tomó una silla libre y se sentó frente a ella.
-¿No vas a responder a mi pregunta?-preguntó mirándola fijamente a los ojos.
Elizabeth tragó saliva y se mojó los labios nerviosa.
-¿Qué pregunta?
-¿Aún sigo en tu lista negra?-volvió a preguntar Damon.
Elizabeth lo observó nuevamente pero esta vez vio que sus ojos se veían cansados y que tenía un pequeño tic en la ceja izquierda y entendió, que no estaba tan tranquilo como aparentaba.
-Nunca has estado en mi lista negra porque no tengo ni he tenido ninguna-respondió con sinceridad.
Damon pareció algo aliviado y asintió con la cabeza mientras se aflojaba un poco la corbata de su traje.
-Bien.
-¿Bien?-preguntó Elizabeth mirándolo con enfado y confusión-. ¿Solo... bien? Damon, no te entiendo. ¿Solo has venido a preguntarme eso? Porque si es así, pueden levantarse tú y tú carísimo traje e irse por donde vinieron.
Damon no pudo evitar una sonrisa mientras la escuchaba.
-Por supuesto que no solo he venido a preguntarte tal cosa. De verdad, quiero hablar contigo pero aunque te sorprenda, no sé por dónde empezar.
-Empieza por decirme qué haces aquí-respondió Elizabeth con el ceño fruncido.
Damon también frunció el ceño y se rascó la oreja distraídamente.
-¡Vaya! Parece que no me lo vas a poner nada fácil-intentó bromear.
Elizabeth soltó un gruñido y se levantó de su silla con intención de irse.
-Está bien, está bien-dijo Damon impidiendo que se vaya y urgiéndola a sentarse nuevamente-. A ver... ¿Por dónde empiezo?
-Por el principio si eres tan amable-bufó Elizabeth cruzándose de brazos.
Damon asintió y volvió a desajustarse la corbata nervioso. Elizabeth soltó un suspiro y se compadeció de él.
-Está bien. Si quieres podemos intentar...
-Lo siento mucho, Liza-la interrumpió Damon mirándola atormentado-. Se que lo que te hice no tiene perdón. Y no espero que me perdones. También entiendo que no quieras volver a verme o que no soportes estar junto a mi. Solamente quería decirte que he comprendido que te hice algo horrible y que no debí reaccionar de esa manera debido a los celos que tuve en aquel momento. Todos estos meses he estado hablando con un profesional que me ha ayudado a entender que tengo que superar ciertas cosas de mi infancia para poder perdonarme lo que te hice. Nunca fue mi intención hacerte daño. Por favor, desde el fondo de mi corazón te pido perdón.
Elizabeth tragó saliva y se mordió el labio nerviosa.
-Todo en ese día estuvo mal-respondió con tristeza-. Nunca te he odiado por lo que ocurrió, Damon. Simplemente... me asustaste y no supe controlar mis nervios. Se que no fue tu intención hacer aquello porque te conozco y porque te conozco, acepto tus disculpas.
Damon apretó la mandíbula y asintió.
-Te agradezco tu comprensión.
Elizabeth esperó a que dijera algo más y como no escuchó nada más de su parte, se impacientó.
-¿Eso es todo?
-Sí-respondió Damon frunciéndole el ceño mientras se levantada de su asiento-. Disculpa que te haya molestado a estas horas.
Elizabeth se quedó boquiabierta. No se lo podía creer. Él pensaba dejarla ahí, después de todo.
-¿Perdona?-se levantó de su asiento indignada-. ¿De verdad me vas a dejar aquí? ¿Así, después de todo lo que me has dicho?
Damon volvió a fruncir el ceño confundido.
-Has dicho que aceptas mis disculpas.
-Lo he hecho, sí. Pero eso solo era una parte de la historia, la otra te la has saltado-dijo Elizabeth enfadada-. ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué pasa con lo nuestro? ¿Aquí se acaba todo?
Damon parpadeo sorprendido.
-Pensé... que no querrías estar con alguien como yo después de todo lo que ha pasado.
Elizabeth soltó un bufido.
-Damon, solo has hablado de lo que piensas tú pero en ningún momento me has preguntado lo que pienso yo de todo esto.
Damon se sentó visiblemente nervioso.
-Tú no quieres estar conmigo.
-¿Por qué no querría estar contigo?
Damon se miró las manos y negó con la cabeza con tristeza.
-Damon, ¿tú me amas?
Damon la miró al instante con una ferocidad que la dejó abrumada.
-No me lo preguntes, por favor.
-¿Por qué? Es importante para mí saberlo dado que yo aún te amo.
Damon la miró sorprendido.
-No puedes. No después de todo...
Elizabeth soltó una risa divertida.
-Damon, ¿aún no sabes que en el corazón nosotros no decidimos? Si fuera al revés, te aseguro que hace tiempo te habría mandado a la mierda.
Damon abrió los ojos sorprendió por sus palabras y Elizabeth soltó una risa divertida.
-¿Ves? Yo también se decir palabrotas-dijo con sorna y luego soltó suspirando-. Y eso te debería decir algo de mi.
-¿Qué? ¿Que sigues enfadada conmigo?
-No-dijo revoleando los ojos-. Bueno puede que un poco pero no por lo que piensas.
-¿Por qué si no? No deberías estar con alguien no se puede controlar.
Elizabeth lo miró fijamente durante un segundo.
-Está bien. Si quieres puedes marcharte. Ahora tengo que esperar a Joshua-soltó Elizabeth encogiéndose de hombros mientras bebía de su té. Observó que la mandíbula de Damon se apretaba con fuerza y se volvía a sentar frente a ella. Y no pudo evitar ocultar una sonrisa tras su taza.
-¿Y se puede saber quién es Joshua?-preguntó Damon fingiendo un ligero interés-. ¿Es tu novio?
-Sí. Y será mejor que te marches porque no quiero problemas con él. Es un poco como tú.
La mirada de Damon reflejaba entre enfado, tristeza y confusión.
-¿En que se parece a mí si se puede saber?-gruñó entre dientes.
Elizabeth le sonrió con burla.
-Es igual de celoso que tú.
-Bueno, pues mejor me voy. No quiero crearte problemas con tu novio-dijo Damon ofendido mientras se levantaba y se volvía pero, Elizabeth le sorprendió cogiéndole de la mano.
-Damon, espera.
Damon se giró y la miró con enfado.
-¿Qué?
-Estaba bromeando-dijo Elizabeth sonriéndole con ternura.
Damon frunció el ceño y la miró confuso.
-Sólo quería demostrar algo-volvió a decir Elizabeth acariciando su mano.
-¿Querías vengarte?-preguntó Damon con una mirada dolida.
Elizabeth sonrió de lado.
-Ni mucho menos. Solo quería demostrarte que has cambiado. Que has podido controlar tus celos y que no ha sido un desastre.
Damon la miró sorprendió y lentamente se volvió a sentar frente a ella.
-Tú también has cambiado. Eres un poco mala-dijo divertido.
Elizabeth soltó una risa.
-¿Tú crees?
-Te queda bien-le dijo mirándola con dulzura.
-Gracias-dijo asintiendo de acuerdo-. Ahora, si me haces el favor de empezar esta charla de nuevo con otro cariz, puede que no te tire el té a la cabeza.
Y Damon soltó una carcajada con alegría.
-¡Theós! Te amo-le soltó maravillado cogiendo sus manos.
Elizabeth le sonrió ampliamente.
-Por fin hablas mi idioma. Ya iba siendo hora.
-No te lo he puesto fácil. ¿Verdad, agápi mou ?-preguntó Damon con un tinte de tristeza en la mirada.
-Lo que importa es lo que hagas a partir de ahora-respondió Elizabeth apretando su mano-. Lo importante es que hemos aprendido de nuestros errores y que podemos y queremos poder con ellos. Solo nosotros somos capaces de dar el siguiente paso, solo que ahora te toca a ti darlo. ¿Te atreves? ¿O te vas a dar por vencido?
Damon miró sus manos unidas y después miró a la mujer que tenía frente si.
-Nunca me he creído un hombre cobarde-dijo suavemente acariciando su mano lentamente-. Y deseo dar el siguiente paso hacia ti.
Elizabeth sonrió con alegría y se levantó para precipitarse en sus brazos.
-¡Oh, Damon! Has sido muy tozudo-dijo besando todo su rostro sin importar que varios comensales los mirara con diversión.
-Perdóname, agápi mou. No quería creer que fuera el hombre perfecto para ti. Realmente, no lo soy-dijo Damon con un gemido de lamento mientras la acomodaba en sus piernas y la abrazaba con fuerza.
-Eso tengo que decidirlo yo, ¿no te parece?-respondió Elizabeth mientras le acariciaba el rostro. No podía evitar tocarlo.
-Creo que no eres muy objetiva.
-Soy todo lo objetiva que puede ser una mujer con el hombre de su vida.
Damon la miró indeciso.
-¿Aunque sea celoso?
Elizabeth soltó una risa divertida.
-Aveces yo también soy celosa.
Damon la miró fijamente.
-Tengo muchas cosas que contarte sobre mis padres.
Elizabeth asintió de acuerdo y le abrazó.
-Sí, lo sé, pero puede esperar. Ahora mismo solo importa que estamos juntos y que me debes algo.
-¿El qué?-preguntó Damon mientras le cogía la barbilla para verla a los ojos.
-Un beso.
Damon sonrió y la besó con todo el amor que había en su corazón.....................................................................
Besos 💋
🌸Ania🌸
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Un Amor Imprevisto(En Edición)
RomanceDamon Andreus Thalassinos era un hombre poderoso que creía con arrogancia que todo tenía un precio, incluido las personas. Solo sabía que tenía que desear algo y con su poder y dinero lo tendría pero no contaba con conocer a Elizabeth Miller. Una mu...