A las ocho y diez me encuentro llamando a la puerta de la casa de Haymitch. No me gusta ser impuntual, pero por primera vez en mi vida, no me decidía sobre que debía ponerme.
Nunca me ha preocupado eso. Mi prioridad ha sido siempre estar cómoda, sobre todo para cazar; salvo en momentos cumbres como la cosecha o en los eventos de los juegos. Me daba igual que lo que llevara puesto fuera bonito o feo, gris o negro. Pero cuando esta tarde salí de la ducha y me dirigí a mi armario, por primera vez la ropa que veía no me agradaba ni me parecía lo bastante apropiada para la cena. A excepción de dos vestidos que mi madre me había dejado para la cosecha, y tres vestidos que Cinna me hizo para la gira de la victoria, lo demás eran pantalones y jerseys tristes.
Miré los vestidos, pero éstos me parecieron demasiados elegantes. Así que decidí ir al armario de mi madre. Desde que murió mi padre dejó de arreglarse, por lo que supuse que poco iba a encontrar ahí. A primera vista todo era de colores oscuros y apagados, pero en una esquinita del armario encontré cuatro vestidos más alegres. Si, recuerdo a mi madre con alguno de éstos cuando salía a pasear con mi padre algunas tardes. Me decido por uno verde oscuro de manga larga. Me vuelvo a dejar el pelo suelto como llevo haciendo estos días y antes de salir, me detengo para mirarme en el espejo y colocarme el abrigo. Se me cruza por la mente que quizás vaya demasiado arreglada, solo es una cena, pienso. Supongo que ya es hora de pensar un poco en mi misma. Y no es que me quede mucha gente en la que pensar, la verdad. Un desasosiego invade mi estómago y me obligo a respirar hondo y tranquilizarme.
Cuando Haymitch abre la puerta veo su cara de desconcierto. ¿Me he pasado con el vestido? ¿el maquillaje?, ¿acaso traigo las zapatillas de casa?. Mis ojos se dirigen hacía mis pies por un segundo cuando lo noto mirarme de arriba abajo.
- ¿Que le has hecho a la aburrida Katniss? - su cara de desconcierto pasa a ser de burla y haciéndome un gesto con la mano para que pase, me dirijo al comedor.
Lo noto reírse detrás de mí.
- Como sigas así- le advierto -me vuelvo a casa y ¡que le den a tu cena!
- ¡Que desilusión! La antigua Katniss aun sigue ahí debajo.
Lo ignoro mientras veo cómo me vuelve a dirigir una sonrisa burlona. Me detengo a ver la casa, está... limpia y huele... ¿bien?. Ya no hay basura tirada por el suelo ni botellas de alcohol encima de cada mueble. Por lo visto no soy yo la única que se ha planteado el cambio.
Cuando entramos en el salón, veo a Peeta conversando con Effie. Al notar nuestros pasos han levantado la cabeza hacia nosotros. Effie salta de la silla como un resorte y mientras viene hacia dónde estoy, la escucho dar grititos sobre lo guapa que estoy o acerca de lo bonito que es mi vestido. Después de un pequeño achuchón puedo ver que Peeta sigue mirándome y veo su boca ligeramente abierta. Cuando se da cuenta de que lo estoy mirando la cierra de golpe y me dedica una amplia sonrisa.
- ¡Vaya! - me dice cuando estoy sentándome en la mesa frente a él - ¿Te conozco? - y me guiña un ojo al más puro estilo de Finnick. Oh Finnick, no debo pensar en él ahora. Intento a alejar los pensamientos tristes que me han venido a la cabeza. Haymitch y Effie le ríen la gracia y yo noto un calorcillo en la cara que me hace pensar que tengo que estar como un tomate.
- Dejadlo ya ¿no? - les digo mirándolos a los tres - Vais a conseguir que vuelva a mi casa a cambiarme. - Sus caras se han vuelto serias y sigo, un poco cohibida. - Solo pensé que podía ponerme algo más que no fuera mi aburrida ropa de siempre... - Bajo la cabeza hacía mi plato, aun vacío.
- ¡Ay Katniss! - me dice Effie - No tienes que argumentar nada. Toda mujer debe cuidarse y quererse. Si tú has decido hacerlo, sabes que estamos contigo. Eres preciosa y tienes que sacarle partido a eso.
-Ya te has preocupado bastante todos estos años por los demás, es hora de que te preocupes por ti - me apremia Haymitch.
Miro a Peeta, aun no ha dicho nada. No sé si es porque no le guste el vestido o algo así...pero, segundos después, sus palabras vuelven a poner mis pensamientos patas arriba.
- Espero que hayas desechdo la idea de ir a tu casa a cambiarte, o tendría que persuadirte de eso - Su sonrisa me envuelve, apoya los codos en la mesa y sin dejar de mirarme me dice: - Por mi puedes dejar tus "aburridos pantalones", e ir siempre con vestido a partir de ahora.
- Bueno Peeta, deja tu sesión de coqueteo para otro momento y empecemos con la cena- Gracias Haymitch por romper este momento incómodo que se ha creado entre los dos, porque no habría sabido que contestarle.
Peeta me sonríe y yo me paso toda la cena intentando no mirarlo.
Estos comentarios de él me recuerdan a los juegos, claro que allí pensaba que actuaba. Aquí todo es real. Soy consciente de que Peeta lleva toda la cena sin apartar sus ojos de mí. Yo me distraigo mirando cómo se desenvuelven Effie y Haymitch. "Déjame que te ayude", "No te preocupes que ya lo hago yo" sonrisas por aquí, miradas por allá. Y si eso fuera poco, qué decir de la casa. Buena comida, casa ordenada. Así que me dispongo a sacar un poco a la antigua "dulce" Katniss a pasear.
- Vaya Haymitch. ¿qué ha sido de la pocilga que tenías antes aquí? - cuando me mira serio y veo que va a contestar me dirijo a Effie - ¿Qué has hecho con él Effie? - Ella me mira un poco...¿sonrojada?
- Haymitch está dispuesto a cambiar y nada mejor que empezar con una buena limpieza. - y a continuación ambos intentan evitar la mirada del otro.
- Ya, claro - digo no muy convencida. ¿Es cosa mía o aquí está ocurriendo algo raro?.
Por primera vez desde que empezó la cena me atrevo a mirar a Peeta como buscando información al respecto y él me susurra con una sonrisa burlona: "Después te cuento".
Durante la cena, Peeta nos ha estado contando los planes que tiene para la panadería. Ha llamado al Capitolio para que le manden los materiales necesarios para echarla completamente abajoy volver a reconstruirla. Esta semana se pondrá a buscar ayudantes para la tarea. Cuando acabamos el postre, Haymitch y Effie se levantan para llevar los platos a la cocina. Me levanto detrás de ellos para colaborar un poco, pero Peeta se sienta a mi lado reteniéndome por el brazo. Le miro interrogante cuando acerca su cara un poco a la mía.
- Dime que tienes más vestidos de esos en tu casa.
- ¿Cómo? - lo miro con el ceño fruncido sin entender nada.
Se aparta un poco más para mirarme fijamente y me dice: - No sabes cuánto va ayudar la visión tuya de hoy con ese vestido, a ahuyentar mis pesadillas de esta noche, y quizás las del resto de la semana.
Ahora es mi boca la que se desencaja y no muy disimuladamente. Él solo me mira triunfante con una sonrisa de auto suficiencia en la cara.
Le dirijo una mirada seria mientras él sigue sonriéndome. Se levanta y vuelve a su sitio. No puedo dejar que él me afecte tanto. ¿O si quiero?
Cuando Effie y Haymitch vuelven, un tiempo que a mí se me hace eterno, Peeta tiene los brazos cruzados mirándome y yo intentando evitar sus ojos.
-¡Veo que os estáis divirtiendo eh! - nos dice Haymitch en un tono irónico.
La noche pasa sin más novedades, después de la cena Peeta y yo nos quedamos un rato hablando con ellos. Peeta está bromeando con Effie sobre las cualidades de Haymitch en la cocina cuando me detengo a observarlo. Está realmente guapo hoy, lleva un pantalón marrón y un chaleco burdeos. Se ha remangado un poco las mangas porque al lado de la chimenea hace bastante calor. Observo su perfil, su pelo rubio, sus pestañas que siempre me han fascinado. Esa naturalidad con la que habla y esa risa que aunque pocas veces he escuchado me parece uno de los mejores sonidos que alguna vez haya oído.
Mierda. Ha vuelto su cara de repente hacía mí y me ha pillado en pleno análisis facial. Como seguro que ha notado que lo estaba mirando, vuelve a regalarme una de esas sonrisas que aunque detesto, al final me termino dando cuenta de que es porque me parecen de lo más irresistibles.
No participo mucho de la conversación, la verdad, me encuentro absorta conmigo misma y mis pensamientos y con eso tengo bastante. Después de una media hora Peeta se pone en pie.
-Bueno familia, creo que se hace tarde y mañana quiero ir a resolver lo del tema de los ayudantes. Así que Haymitch tenemos trabajo, eh. Te recogeré sobre las 10, ¿te viene bien?
Haymitch asiente y se levanta.
Entonces Peeta me mira.- ¿Tu te quedas Katniss?. - Es una simple pregunta, pero noto en sus ojos un brillo extraño. ¿Expectación?.
Me levanto y le digo que no, que me voy también. Nos dirigimos los cuatro hacia la puerta, nos despedimos de Effie y Haymitch y decide acompañarme a casa. No creo que me pierda estando a pocos metros de la suya, pero no me quejo.
Una vez fuera siento mi cuerpo temblar, no sé si será el frío en contraste con el calor que hacía en la casa o el silencio que vuelve a interponerse entre Peeta y yo.
- Por cierto - le digo intentado romper un poco el hielo y mirándolo - ¿Que sabes tu sobre Effie y Haymitch que yo no se?. - intento sonar un poco enfadada.
Cuando posa sus ojos en mi, noto que desde que me pilló mirándole en casa de Haymitch algo ha cambiado en su mirada. Me da miedo exponerme tanto a él. No soy débil, nunca lo he sido y no quiero que el mero hecho de sentirme confundida hacía él cambie eso. ¿Confundida?. Confundida estaba quizás hace un año ahora estoy...¡no, no, no, no!. No más vueltas a eso.
- Si quieres que te lo cuente tendrás que invitarme a pasar. Hace bastante frío aquí fuera, la verdad.
Por un momento mi mente ha divagado con pensamientos extraños, recuerdos de besos, caricias y un largo etcétera.
- Pensé que tenías prisas en madrugar mañana. - Le digo pasando por su lado para meter la llave en la cerradura de la puerta. La empujo para abrirla pero creo que está un poco atascada. Vaya, lo que me faltaba. De pronto noto a Peeta detrás de mí. Siento su pecho pegado a mi espalda y apoya una mano en la puerta mientras noto el calor de su cara a poco centímetros de mi mejilla.
- No me importa trasnochar un poco por ti. - Y con un empujoncito de su mano en la puerta, ésta al fin cede y entramos.
Una vez dentro todo se vuelve más incómodo, no por su parte, se nota que la situación lo divierte, sino por la mía. Intento mantener las distancias. Se va hacia la chimenea para encenderla y yo le digo que voy a subir un momento a cambiarme de ropa.
- ¡Espera! - me detengo y me vuelvo hacia él. Veo que se ha levantado y esta mirándome fijamente.
- ¿Qué pasa? - su mirada es intensa, como evaluándome. Las manos empiezan a sudarme.
- Quiero observarte por última vez con ese vestido. - De nuevo esa sonrisa de auto suficiencia.
Chasqueo la lengua y me dirijo hacia las escaleras, pero de nuevo me llama.
- Por cierto Katniss, por si se me ha pasado decírtelo esta noche...estás preciosa - y como si nada se vuelve hacía la chimenea y sigue con lo que estaba haciendo.
Y yo me quedo allí plantada, quieta. Muévete, me digo. Pero mi cuerpo no quiere obedecerme. He sobrevivido a dos juegos del hambre y a una guerra. ¿Pero cómo voy a sobrevivir a esto?. Por un momento lo otro me parece insignificante a lado de esto. Sus comentarios y halagos siempre me han hecho sentir incómoda, no porque me molestaran, sino por el mero hecho de que sus palabras me afectasen más de lo que yo quería o de una manera en la que no pudiera corresponderle. Pero ahora, libre de toda guerra, de todos los problemas y de todo cuánto hemos pasado me doy cuenta de que no voy a poder evitarlo eternamente. Que la sola idea de pensar que está esperándome abajo hace que mi mente se aventure a pensar en cosas que no debo pensar. Mañana hablaré con Haymitch, no es el más indicado para estos temas, pero nos conoce a los dos y su sinceridad, a veces hiriente, es la única que puede liberarme de esta guerra interna.
Me pongo un pantalón y un chaleco, nada llamativo, no quiero volver a pasar por lo de antes con el vestido.
Cuando bajo está esperándome sentado en el sofá.
Y me acomodo a su lado, bueno, más bien en la otra esquina del sofá.
- Soy toda oídos - le digo.
- Ahí te va a llegar poco el calor de la chimenea, espera - se levanta y me tiende una manta que hay doblada en el otro sofá. Siempre tan atento, pienso. Y me la echa por encima. - Bueno, te cuento. Esta mañana, cuando fui con Haymitch de nuevo a la panadería para recoger lo de la despensa estuvimos hablando de diversos temas. Y entre ellos salió el tema de Effie. Le dije en plan de broma que hacían muy buena pareja. Entonces dejó la carretilla en el suelo y se volvió hacía mi de pronto, yo pensé que me iba a pegarme por meterme donde no me llamaban, pero cuál fue mi sorpresa cuando me dijo: "creo que es demasiada mujer para mí y si por alguna remota casualidad tuviese alguna posibilidad no me acuerdo de cortejar a una dama". ¡Cortejar! me dice. ¿Pero en qué época vive? - Peeta empieza a reírse y al final me contagia la risa a mí. Sigue contando emocionado - Reconoció, a duras penas porque me costó que se soltara, que le gustaba, pero que ella después de todo lo que había pasado, de sus problemas, su adicción para el alcohol...que no iba a verlo con otros ojos que no fuera como "amigo" si es que alguna vez lo había considerado como tal.
- No puedo creérmelo.
- Pero ahí no queda la cosa - Peeta se acerca más a mí - Después fui a sacarle información a Effie.
-¿Ahora eres una especie de casamentero o qué? - y suelto una carcajada al ver que empieza a reírse.
- He encontrado mi vocación perdida, si, porque cuando hablé con Effie¿ sabes que me dijo? - me mira con una sonrisa burlona.
- Que.
- Que Haymitch estaba haciendo un gran esfuerzo por cambiar y que esto le había hecho darse cuenta de que era un buen hombre. Que ha estado mucho tiempo solo y necesita un poco de cariño.
- Si, cariño y alcohol cla....- no me deja terminar porque se acerca a dónde estoy, recostada al brazo del sofá con las piernas flexionadas y me toca la rodilla - Espera espera, que lo mejor viene ahora. Nunca hemos sabido sobre la vida de Effie, si estaba casada, comprometida, etc. Así que empiezo a sacarle cosas y por lo visto, estuvo comprometida hace doce años con un chico del Capitolio, pero éste a pocas semanas de la boda la había dejado por su hermana.
-¡No me lo puedo creer! - exclamo - pobre Effie.
- Pues sí, y por lo visto me ha dicho que Haymitch en estos días le ha hecho pensar en volver a interesarse por alguien. Así que básicamente estoy ayudando a Haymitch a acercarse a Effie y a Effie acercarse a él - me dice muy satisfecho.
- Me has dejado sin palabras. Has tenido un día muy entretenido por lo que veo. Aunque ¿acaso eres un experto en el arte de la seducción o qué?.
Oh oh, peligro, noto que mi pregunta ha ido más allá donde yo pretendía cuando sus manos pasean por mis piernas y se detienen por encima de la rodilla ejerciendo una leve presión en ellas.
- Bueno, no soy un profesional, pero a lo mejor domino un poco el tema.
Vale, me cabo de olvidar de respirar. Mi garganta está seca, mis manos me sudan y mis rodillas tiemblan. Lo domina bastante bien, no tengo duda alguna. Me mira fijamente esperando. ¿Esperando que? ¿Qué pretende que le responda?. Las pocas palabras que salen de mi boca son:
- Bueno, es tarde y mañana tienes un día bastante agetreado, deberías descansar.
Peeta suspira y aparta sus manos de mí. Se levanta del sofá y yo me levanto para acompañarlo a la puerta. ¿Se habrá enfadado? Por lo visto Effie no es la única que tiene problemas para acercarse a los hombres.
Cuando abro la puerta pasa por mi lado, se para y me dice un escueto "hasta mañana Katniss" pero justo cuando voy a cerrar la puerta, la empuja, abriéndola de nuevo y, cuando lo tengo frente a mi, suelta:- ¡Pero qué distraído soy! que se me ha olvidado una cosa...
- ¿Qué se...? - pero no me da tiempo a terminar la frase porque sus labios se posan suavemente sobre los míos.
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Lo que no leímos
FanfictionSabemos lo que pasa cuando Katniss y Peeta vuelven al distrito 12, pero no tan detalladamente como nos hubiese gustado. Su acercamiento, sus momentos juntos, etc. Pre-epílogo.