Revelaciones

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Noto la suavidad y la electricidad que desprenden sus labios. Mi mente, que hasta ese momento era una mezcla de emociones, se ha quedado completamente en blanco. Sus labios se mueven lentamente con los míos en un beso dulce, hasta que decide cambiar la intensidad. Siento algo húmedo recorriendo mi labio inferior, intentado distraerme para que abra la boca, y no tiene que insistir mucho porque lo hago al instante. Noto como su lengua roza tímidamente la mía, y cuándo me atrevo a dejarme llevar, siento el frío colarse entre mis labios que aún permanecen abiertos. Ahora su boca está en mi oído derecho.

- No tienes ni idea de lo loco que me has tenido esta noche con ese vestido Katniss. - siento mi cuerpo al borde de la combustión instantánea.Ahora sí que debo ser la "chica en llamas" pienso.

Se separa de mi y con una última sonrisa sale de mi casa y cierra la puerta. Me dejo caer contra ella, totalmente desconcertada. ¿Qué ha sido eso? a parte de un beso, claro. Pero no un beso cualquiera. Mañana iré a ver a Haymitch, urgentemente.

Esa noche me despierto un par de veces, pero no por las pesadillas, por primera vez en mucho tiempo no las he tenido, sino por él. Aunque estamos en pleno invierno, he tenido que levantarme a abrir un poco la ventana porque el calor sofocante que irradia mi cuerpo no me dejaba dormir.

Me desperezo en la cama cuando noto los rayos del sol entrando por mi ventana. ¿Qué hora será?.Me incorporo para mirar el reloj que hay frente a mi cama. ¡Las 11!. No he podido pegar ojo en toda la noche. Hoy no ha venido Peeta a despertarme, aunque pensándolo bien es lo mejor, hubiese sido un momento incómodo para mí.

Cuando paso por la puerta veo que hay una nota debajo de ella. Abro la puerta y me encuentro con la cestita de mimbre que trajo ayer para desayunar. Dentro hay bollitos de queso y magdalenas de chocolate. Se nota que están recién hechos por como huelen, aunque ya no estén calentitos por culpa del frío. ¿A qué hora se habrá despertado para hacerlos?

Recuerdo la nota que llevo en la mano.

"Siento no dejarte personalmente el desayuno, pero es temprano aun y no quiero despertarte. Disfrútalos.

Pd: Espero que hayas dormido bien, yo sí. Gracias."

¿Gracias?. Frunzo un poco el ceño pero al final inconscientemente me toco los labios y esbozo una sonrisa.

La mañana pasa rápida, sobre todo porque he intentado mantener mi mente ocupada. He limpiado la casa, redecorado algunas habitaciones y guardado trastos viejos en el sótano. La única habitación que he dejado intacta ha sido la de Prim. No estoy preparada para entrar.

Me hago una sopa con las plantas que cogí ayer en el bosque y un estofado con las ardillas. Como nunca he cocinado para mi sola veo que me he pasado con la cantidad. Pero no hay problema porque puedo repartirlo entre Peeta y Haymitch.

Cuando termino de comer me asomo por la ventana para ver si Effie y Haymitch están en casa. Veo el humo que sale por la chimenea así que cojo el abrigo, el recipiente con la comida sobrante y me dirijo allí. No me atrevo ni a dirigir la vista a casa de Peeta, no sé si estará o no, pero no ha aparecido en todo el día por mi casa.

Llamo a la puerta y me abre Haymitch.

- ¡Hola preciosa! ¿dónde te has dejado el vestido? - me dice en tono burlón.

Lo miro con seriedad.

- No tiene gracia. Vengo a hablar contigo de un asunto serio y...privado. Ah, y he traído comida. - añado entregándole el recipiente.

- Ehh...vale. Effie está leyendo en su dormitorio, así que podemos sentarnos en el salón. Voy a dejar esto en la cocina.

- Vale - respondo dirigiéndome al salón.

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