¿Te quedas a dormir conmigo?

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Al principio pienso que no me ha oído, porque sigue sin moverse. Pero justo entonces veo como sus labios se curvan en una sonrisa y poco a poco va cubriendo la milésima distancia que nos separa. Por fin vuelvo a sentir esa sensación de calma y seguridad que me transmitía su contacto. Sus labios están sobre los míos simplemente rozándolos, y eso me está matando porque mi cuerpo necesita más. No quiero que sea sólo un beso como tantos que nos hemos dado, quiero que sea....distinto. Un beso real, como el que nos dimos la semana pasada en la cocina. 
Mis manos siguen a cada lado de mi cuerpo, sin saber qué hacer con ellas. Las suyas están en mi cintura, sin ejercer presión. Aunque claro, con tanta ropa que llevo no sé si me resultaría fácil distinguir sus caricias.

Ese suave roce de labios me está volviendo loca, una de mis manos agarra su chaleco a la altura de su cintura intentando atraerlo más hacía mí, pero él sigue a lo suyo, ignorando lo que quiero. Su lengua roza suavemente mis labios, delineándolos. Me está castigando, lo sé. Está castigándome por haber tardado tanto en pedírselo.
Cuando me decido a protestar se separa un segundo de mis labios para apoyar su frente en la mía y mirarme. Yo le devuelvo la mirada, frustrada por su juego y él lo nota, veo una sonrisa de triunfo en su cara un segundo antes de que su mano se mueva hacia mi nuca para volver a juntar nuestras bocas en un atropellado choque de labios. Rápidamente su lengua busca la mía y yo me dejo llevar. A la mierda el autocontrol. No estoy acostumbrada a besar y que me besen de esta manera, pero sienta genial. Sin duda, podría acostumbrarme a esto.

Sus manos vuelven a aferrar a mi cintura, esta vez ejerciendo más presión y yo, sobre toda esas telas de ropas puedo sentir sus manos, su calor, su cuerpo pegado al mío. Mis manos se aferran a su espalda, dura, ancha y me sujeto a su chaleco a medida que el beso se vuelve más urgente. Siento el calor recorriendo todo mi cuerpo. Me vuelvo a sentir en calma, feliz y como si no hubiese nada en el mundo más importante que este momento, más importante que él y yo.

Me pregunto qué sentirá Peeta cuando me besa porqué noto las ansias con las que lo hace. Siento en mi espalda la puerta, me tiene aprisionada y no me importa, no estoy pensando en escaparme, la verdad. Al final noto como empieza a faltarnos el aire, no quiero separarme, pero tampoco morir de asfixia. Sus labios empiezan a alejarse de los míos y sus manos ahora están apoyadas en la puerta, a cada lado de mi cabeza. Cuando abro los ojos veo su mirada insegura, sus labios hinchados y su respiración agitada. Se ve tan ¿sexy?. Es la primera vez que utilizo esa palabra, casi me da miedo por todas las connotaciones que tiene y ha sonado raro en mis pensamientos. No es que haya sido toda mi vida una mojigata, pero tampoco era como las demás chicas del colegio persiguiendo a los chicos. Aunque mi madre no haya hablado mucho conmigo sobre el tema de las relaciones, por no decir nada, sé más o menos lo que hay que saber. He escuchado cosas, a chicas, incluso la madre de Gale me sacó una vez el tema. Pero  soy bastante inocente en todo esto.

- Ahora es cuando te toca salir huyendo -lo escucho decirme mientras me mira muy fijamente, supongo que está esperando que lo haga.

Yo le devuelvo la mirada, seria, pero no me muevo. Mis ojos vuelven a posarse en sus labios, pero evito la tentación de lanzarme a ellos regresando mi mirada hacia la suya.

- No - le digo segura - esta vez no voy a ir a ningún lado.

Él me mira sorprendido en un principio, pero esboza una pequeña sonrisa. Ojala este recuerdo me ayudara esta noche a ahuyentar mis pesadillas.Mis pesadillas... ¿Y si le pidiera que pasara la noche aquí? No, no, y menos después de esto...Lo miro y veo como está evaluando mi reacción, esperando que diga algo, así que al final decido no darle más vueltas y le pregunto:

- Peeta, ¿te quedarías a dormir esta noche conmigo? - abre los ojos desmesuradamente. Supongo que eso no es lo que esperaba oírme decir en este momento y tampoco quiero que piense algo que no es, más que nada por cómo ha sonado o por el beso que nos acabamos de dar. He dicho dormir. Pero por si acaso hay dudas añado - como en los viejos tiempos. A tu lado no tengo pesadillas - le digo un poco tímida.Sus ojos azules tienen un brillo especial, no sé si ha sido por el beso, por mi proposición o por ambas cosas. Creerá que hoy se me ha ido la pinza, primero el beso y ahora esto. ¿Y si no ha sido buena idea?. Pero aparece en su cara esa sonrisa arrebatadora y mi mente se queda en blanco.

- Me gustaría Katniss, pero... - se ha puesto un poco serio - no sé si estoy preparado para eso - ¿preparado? noto el fuego en mi cara y creo que él también. ¿Preparado para dormir?. Entonces nota que quizás yo esté pensando en algo que no es, y se apresura a seguir hablando - me refiero con lo de la terapia y mi tratamiento - Cierto, la terapia. ¿Qué le pasa hoy a mi mente? - Aun tengo momentos de flashbacks que me dejan un poco nervioso y sé que no voy a hacerte daño, porque si no, no estaría aquí contigo, pero no quiero preocuparte. Hay veces que me suele pasar de noche, por eso te lo digo.

- Confío en ti, Peeta. - le digo tocándole la mejilla. Me mira durante un momento y después cede.

- Esta bien, pero no voy a dormir así - me dice señalándose los pantalones y el chaleco.

- No te preocupes - le digo - puedo buscar algo de mi padre - si es que encuentro algo de mi padre en esta casa. Mi madre dejó casi todo en la de la Veta y si trajo algo supongo que no sería un pijama suyo.

- No pasa nada Katniss, puedo ir a mi casa a cambiarme.

- Es para que no tengas que ir, hace frío. - me da miedo que cambie de opinión cuando salga de mi casa. O me vuelva a entrar a mí la cobardía y la que cambie de opinión sea yo.

- Estoy solo a 23 metros, no creo que me dé tiempo a sufrir una hipotermia - dice riéndose - ¿pretendes secuestrarme o qué? Que si es así no me resistiré mucho, pero después de que vaya a por el pijama.

- No, no. Es solo que.... - le digo bajando la cabeza. Él pone su mano en mi barbilla.

- ¿Qué pasa?

- Me da miedo que salgas de aquí y te arrepientas o no vayas a volver... - le digo avergonzada.

- ¿Arrepentirme? -Peeta empieza a reírse y yo me siento aun más avergonzada. - Katniss, ¿tú crees que después de ese beso estoy en condiciones de arrepentirme? En todo caso me estoy arrepintiendo de no volver a hacer que me pidas otro - vuelve a acercarse a mí - No me voy a ir a ninguna parte. - me dice acariciándome la mejilla con su mano. - Bueno, voy a hacer una pequeña excepción ahora mismo e ir a mi casa por el pijama, pero eso no cuenta - me mira sonriendo y no puedo evitar devolverle la sonrisa - Claro que también puedo dormir desnudo, aunque eso a lo mejor te escandalizaría un poco.
Empiezo a notar un calor intenso por mi cuerpo, este chico no puede soltar esos comentarios como si nada, que no soy de piedra. Resoplo interiormente. Mi cara tiene que resultarle curiosa porque empieza a reírse a carcajadas.

- Ais Katniss, no entiendo cómo puedes perder la inocencia besándome de la manera que lo has hecho hace un momento y recuperándola cuando te digo un simple comentario. - Como siga así no voy a ser capaz de sofocar todo el calor que hay en mi interior.
Se aparta para coger su abrigo.

- No tardes - le digo.
Él me sonríe.

 - Si me prometes otro beso como el de antes, estaré aquí en un tiempo record, ni te vas a dar cuenta de que me he ido - me dice guiñándome un ojo.

- Peeta - le riño golpeándole en el hombro.

- ¿Qué? Tenía que intentarlo. No puedes ir besándome así y después esperar que no quiera más. - me da un beso en la mejilla y sale de mi casa a paso ligero. Este chico va a volverme loca.

Mi corazón va a mil por hora. ¿Cómo voy a poder meterme en la cama con él? No después de ese beso. Intento hacer tiempo mientras Peeta vuelve, así que me dirijo a la cocina. El té aun sigue encima de la mesa, frio, lo tiro y enjuago la taza. Limpio la mesa y coloco las sillas.

Al momento veo como Peeta entra de nuevo y echa el pestillo. Viene con una bolsa. El pijama supongo. Desde luego que ha sido rápido.

- ¿A que no he tardado casi nada? - me dice sonriendo. Yo me acerco a él y le digo: 

-¿Vamos a dormir?.

- No sabes lo bien que suena eso cuando lo dices tú. - se burla. No puedo evitar que sus palabras me provoquen escalofríos. Me agarra de la mano y subimos a mi habitación. Primero entro yo al baño a ponerme el pijama y cepillarme los dientes, y después mientras yo destapo la cama, es él quien lo hace.

Cuando sale no puedo evitar recordar, al ver su pijama, la noche en la que se me ocurrió ir a su casa a buscarlo. Sacudo la cabeza, no quiero estar todo el tiempo sonrojada ¡por dios!.
Me acuesto entonces en la cama y él lo hace a mi lado, abriéndome los brazos para que me coloque con la cabeza en su pecho y utilizando su brazo como almohada. Lo escucho suspirar, levanto la vista hacía sus ojos y no puedo evitar preguntarle:

- ¿En qué piensas?

Cuando posa su ojos en mi veo la intensidad de su mirada. Hemos abierto la ventana porque Peeta está acostumbrado, y ahora lo agradezco, porque gracias a la luz de la luna puedo verle la cara sin ninguna dificultad.

- En que uno de los primeros recuerdos que empezaron a venirme a la mente durante el tratamiento fueron esas noches en el tren, las que pasábamos durmiendo juntos. Me he acordado de eso.

Le miro sonriéndole. Y me acomodo mejor en su pecho. 

- Gracias Peeta - le digo- por estar siempre ahí incluso aunque no me lo merezca.

Noto su mano acariciando mi pelo. 

- Katniss no tienes que darme las gracias. Se supone que es lo que siempre hemos hecho ¿no?, cuidarnos.

- Lo sé - no sé si comentarle algo del beso, él no me ha pedido ninguna explicación, pero tampoco quiero que piense que cuándo me aburro voy besando a la gente. Quiero que sepa que lo he hecho porque estaba deseando, porque lo quiero.

- Espero que algún día me dejes formar parte de tus pensamientos - susurra mientras sigue acariciando mi pelo.

- Peeta, sobre lo del beso...

- No necesitas darme ninguna explicación Katniss, al menos no ahora. Sé que estás dándole vueltas a las cosas, a todo esto y que tendrás la cabeza hecha un lío. No quiero presionarte con nada, y no tengo prisas contigo. Solo quiero que sepas que todo es nuevo para mí también, eres la primera chica con la que he vivido todo esto. A veces no sé cómo manejar la situación, no sé qué decirte para evitar que te alejes de mí, solo quiero que sepas que quiero vivir esta nueva etapa contigo. Porque supongo que siempre has sido tú con la que he querido compartir mi vida.

- ¿Cuándo vas a dejar de ser tan bueno? - le digo medio en broma. Sus palabras siempre van directas a mi corazón, tiene ese gran efecto en mí.
Lo noto reírse. 

- Tú me haces ser así.- hace una breve pausa y después añade - Aunque si quieres, puedo ser también un chico malo. - levanto la mirada para encontrarme con su mirada azul intensa.

- Que tonto eres - le digo dándole suavemente en la barriga.

-Bueno es hora de dormir "chica en llamas"- se vuelve a reír - ahora sí le pillo el significado a eso.

- ¡Peeta! - le vuelvo a dar en la barriga. Ahuyentará mis pesadillas, pero como siga así no voy a poder pegar ojo.

- Hasta mañana Katniss - dice mientras me da un beso en el pelo. Yo me despido de él mientras me sumerjo en un sueño profundo acompañada de su respiración acompasada y pensando en sus labios. Si tuviera que elegir el mejor lugar para estar, sin duda sería éste, entre sus fuertes brazos. Por primera vez en mucho tiempo duermo segura, calmada y sin rastro de pesadilla alguna. Sabiendo que esto vale la pena, que nos merecemos la oportunidad de ser felices juntos.

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