Los días van pasado rápidos y a la semana ya estoy acomodada en casa de Peeta. Los primeros días me siento un poco perdida y nostálgica, pero conforme me voy habituando a vivir con él esos sentimientos van disminuyendo. La boda de Haymitch y Effie es esta tarde. Este mes también ha pasado volando planeándolo todo. Haymitch y Peeta se han encargado de los dulces y el pastel de boda. Además de contratar a los camareros y buscar quien los casara. Effie y yo hemos adornado un lugar en el bosque cerca de La Aldea de los Vencedores. Hemos colocado sillas frente a una corona de flores y un pequeño escenario de madera dónde será la ceremonia. Con mesas y sillas repartidas detrás del escenario. Al final todo ha quedado precioso.
La relación con Peeta va muy bien desde que me instalé. Él sigue con el trabajo en la panadería. De vez en cuando voy a echarle una mano, pero definitivamente la cocina no es lo mío, así que me suelo quedar detrás del mostrador. También he estado yendo a cazar por las mañanas y vendiendo los animales a Sae. Las ardillas están muy bien cotizadas. Ahora siento que estoy disfrutando de esta nueva etapa, que Peeta me da todo lo que necesito. Es atento y siempre está pendiente de mi, de cómo me siento en cada momento. Después del cumpleaños solo hemos vuelto a hacer el amor dos veces. Cada una mejor que la anterior, y yo la disfruto mucho más. En esos momentos es cuando nos dejamos llevar, nos sentimos más unidos que nunca.
Es sábado y Peeta y Haymitch han cerrado la panadería al mediodía para poder estar arreglados a tiempo para la ceremonia. Hemos terminado de comer y estamos recostados en el sofá viendo programas que echan desde el capitolio. Estoy tumbada con la cabeza en su regazo. Todos los distritos están funcionando muy bien a las nuevas normas. Se puede viajar de uno a otro, ir al capitolio cuando queramos y una vez al mes pasan por cada distrito para ocuparse de necesidades y problemas que se hayan generado. Yo aun no puedo salir del distrito sin alguien que me acompañe y con una orden. Haymitch dice que de aquí a unos meses podrían darme el permiso. Tampoco es que tenga yo mucha urgencia por salir de aquí.
- Haymitch no para de decirme que está muy tranquilo, pero lo conozco y sé que sólo está guardando el tipo.- me dice Peeta acariciando mi pelo.
- Effie sí que es todo nervios, esta mañana me ha llamado unas 4 veces por si se nos había olvidado algo, la hora a la que tengo que estar allí para lo del maquillaje y veinte cosas más.
- ¿Aun no me vas a enseñar tu vestido? - acerca su cara a la mía y me da un corto beso en los labios.
- Nop - le digo sonriéndole - ni aunque me hagas la pelota.
Me mira con cara de ofendido.
- ¿Yo? jamás. - vuelve a acercar su cara a la mía. - pero puedo convencerte. - Su mano se posa en mi vientre y empieza a subir lentamente.
- Peeta.. - le digo en tono suave pero de advertencia.
-¿Qué? - dice inocentemente.
- Llevas todo el mes pidiéndome que te lo enseñe y te he dicho que hasta que no me lo ponga, no lo vas a ver. Así que tus intentos por verlo antes serán en vano. - Hace caso omiso a lo que le digo y su mano se posa en mi pecho, solo dándome una caricia suave.
- Peeta .. - mi voz suena un tono más bajo. Y veo como sonríe. Que hayamos hecho el amor un par de veces no significa que no nos hayamos acariciado. Jamás pensé que me iba a soltar tanto con él de esta manera. Hay veces que aun me corto un poco, pero no es la verguenza del principio. Me sube el ánimo que Peeta me mire como si fuera la única mujer de todo Panem.
Ahogo un gemido cuando Peeta tira de mi pezón con sus dedos por encima de la camiseta.
- ¿Ni un vistazo rápido? - su mano baja ahora por mi estómago.
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Lo que no leímos
FanfictionSabemos lo que pasa cuando Katniss y Peeta vuelven al distrito 12, pero no tan detalladamente como nos hubiese gustado. Su acercamiento, sus momentos juntos, etc. Pre-epílogo.