Cuando bajé del coche, Patrick ya tenía mis maletas en la mano y me sonreía, al igual que las demás personas que se encontraban en las escaleras que daban paso a la puerta principal. Les sonreí de vuelta un poco tensa por los nervios y me dispuse a acercarme a ellos, en el camino, cuando estaba a unos pasos de llegar a su lado, Jane avanzó hasta estar a mi altura y me rodeó con sus brazos en un tierno abrazo.
-Buenas noches linda, ya estábamos ansiosos de que llegaras a casa- dijo separándose y regalándome una bonita sonrisa dejando a la vista su perfecta dentadura blanca.
-Sí, yo ta...también estaba ansiosa- tartamudeé un poco a causa de los nervios que me provocaba esta situación.
-Ven, te presentaré a los demás- dijo cogiéndome de la mano y guiándome a donde se encontraban las cuatro personas de pie. ¿Dónde estaba Patrick?
-Hola Camille, un gusto tenerte aquí ya por fin- dijo Jordan, mi "padre" adoptivo. ¿Este hombre no dejaba las formalidades ni en su propia casa?
-Hola Jordan, el gusto es mío de poder estar aquí- ¿Qué se supone que se le contesta a una persona que te habla así? Pues la verdad, dije lo primero que me pasó por la cabeza antes de avanzar a darle un abrazo. Cuando vio que me acercaba avanzó el también y nos dimos un abrazo de bienvenida. Me sentía bien en sus brazos, eran fuertes y reconfortantes. Y reímos juntos sin ninguna razón aparente.
-Bonita imagen familiar- dijo alquien a mis espaldas. Seguro era el "hermano" mayor. Creo recordar que se llamaba Kyle. Jordan deshizo el abrazo y miró a la persona que había hablado de manera reprobatoria.
Me giré para mirar de donde provenía la voz. Lo que encontré fue más que sorprendente. Cuando salí del coche no pude percibir mucho de las tres personas que no conocía, pero ahora que lo tengo delante tengo que esforzarme para que mi boca no se abra de par en par y parezca una boba.
-Em.... ho-hola, s-soy Camille- dije ¿tartamudeando?
Mierda Camille dile a tus revolucionadas hormonas que se calmen un poquito ¿no crees?
Maldita bocecita de mi cabeza... Pero aquél chico me intimidaba y me había pusto nerviosa, como si de por sí ya no lo estuviera...
-Hola Camille- uff... me encanta la manera que sus labios pronunciaban mi nombre...
Mierda Camille ¡Cálmate!
Si estaba así y acababa de verlo me moriría al tener que ver cada día...
- Yo soy Kyle, tu nuevo "hermanito mayor"- dijo sonriendo y estrechando la mano que anteriormente le había tendido. Antes de poder soltarle éste estiró de mi mano haciéndome ir hacia delante y poder rodearme con sus fuertes brazos. Madre mía debía de estar roja como un tomate... Pero es que era bastante intimidante... Su altura me hacía parecer un pitufo a su lado. Su piel blanquecina sin ninguna imperfección aparente y los ojos marrón miel... Por no hablar de su esculpido cuerpo que se marcaba a través de la camisa blanca que vestía... Eso era extraño.
-Ya déjala Kyle- le dí las gracias mentalmente a Jane por hacer que ese hermoso chico se alejara de mí y me dejara recobrar la cordura.
Este chico es raro. Esta familia es rara.
-Estas son las chicas del servicio, te las presento ya y así no hay problemas con los nombres más tarde...-Jane continuó hablando pero yo no la escuchaba. ¿Chicas del servicio? No sabía si eso era normal entre la gente adinerada, suponía que sí. Aunque bueno, yo no sabía mucho de eso ya que había pasado la mayor parte de mi vida en un orfanato.
¿Y si son mafiosos...?
La pregunta voló por mi cabeza un instante pero la descarté rápidamente, eso no era posible...
-Camille, ¿ Me escuchas?- dijo sacandome de mis ensoñaciones y raros pensamientos.
-Eh... sí,sí. Lo siento- sonreí tímidamente mientras notaba calor subir a mis mejillas. Se había notado que no estaba escuchando.
-Decía que ella es Nina.- dijo señalando a una mujer bajita de unos 50 años, morena y con algunas arrugas en su cara- Ella se encarga de la cocina. Y ella es Cintia,- dijo ahora señalando a la otra señora, también de unos 50 años, pero esta vez rubia y un poco mas alta y delgada- ella se encarga de mantener la casa en orden y limpia. Por las mañanas, cuando no hay nadie en la casa se encarga de ordenar las habitaciones y acomodarlas para cuando lleguemos junto con Palmira, que por motivos familiares no ha podido estar aquí.- no me gustaba eso de que hicieran que otras personas hicieran las cosas que eran obligación mía hacer. Supongo que me costará acostumbrarme a eso, o simplemente seguir haciendo mis obligaciones y ahorrarles trabajo a las mujeres.
-Oh, encantada- dije sonriéndoles cariñosamente, y ellas lo hicieron de la misma manera junto con un asentimiento de cabeza demasiado formal para mi gusto.
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Después de todas las presentaciones, entramos a la casa, era enorme, súper elegante y a la vez casual con un toque vintage. Esta familia tiene mucho gusto a la hora de la de decoración.
Bueno, Jane me llevó a mi habitación, que se encontraba en el segundo piso al lado del cuarto de Kyle. Mi habitación era la que estaba al final del pasillo. Cuando entré a estas, pensé que había entrado en el cielo, en el paraíso.
Era una habitación estupenda, toda blanca y enorme, con una cama en el centro mas grande de lo normal cubierta por sabanas y colchas del mismo color de las paredes. Una de las paredes tenía un enorme ventanal que dejaba ver la parte de atrás de un hermoso campo de arboles, en el que se divisaba una cabaña de madera. A un lado había un enorme escritorio con un ordenador Apple enorme, y uno portátil de la misma marca a un lado de este. No sé como supieron que no tenía teléfono, pero allí también se encontraba una caja de teléfono móvil también de la marca anterior. ¿Qué obsesión tenía esta familia con todo lo Apple? En el centro de la habitación se encontraba un enorme puff blanco con detalles rosas. un lado de la habitación se encontraba una puerta, cuando la abrí mis ojos se abrieron de par en par al ver un enorme vestidor lleno de ropa de mi estilo, y para mi sorpresa, también de mi talla. Todo parecía caro y exclusivo. No estaba acostumbrada a ese estilo de vida. La ropa que había dentro era preciosa. Mas tarde le daría las gracias a Jane por comprarme toda esa ropa, pero tampoco era necesario que lo hiciera. La otra puerta que había al otro lado de la habitación, supuse que sería un cuarto de baño, y efectivamente así fue. También era blanco con una enorme ducha transparente en el y una bañera de jacuzzi en tonos madera. Todo combinaba a la perfección en esa habitación, y en toda la casa.
Todo encajaba a la perfección allí. Pero en cambio yo me sentía una especie de infiltrada en esa familia. No sabia si podría llegar a acostúmbrame a esto.
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Soy De Acero
Teen FictionQue pasa cuando una chica de 17 años que no ha tenido nada en la vida, pasa a tenerlo todo de un día para otro? Camille Jhonson es una chica que lo perdió todo a una edad muy temprana. Ahora con casi su mayoría de edad lo recupera todo, la felicida...