Capítulo 15

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-La has cagado pero bien.- me dijo Lydia cuando llegamos al aula de Matemáticas y nos sentamos en nuestros respectivos lugares. 

-Me da igual, no le tengo miedo a esa.- dije restándole importancia a lo que me decía.

-Esa, puede hacer un infierno de tu estancia en este colegio.

-Este colegio ya es un infierno para mi con solo tener que levantarme pronto y tener que prestar atención en clase, por no hablar de tener que cruzarme con idiotas durante 5 horas diarias.- dije medio riendo.- No creo que tener que soportar a una chiguaga como Kimberly me lo haga mas infierno todavía.- dije moviendo mis cejas de una manera extraña.

-Tienes razón- dijo asintiendo con su cabeza pensativa lo que me hizo reír.

El profesor de matemáticas entró por la puerta y comenzó a impartir su aburrida clase. No había materia que se me diera peor que matemáticas.

Un completo aburrimiento de mañana. Me dirigía hacia las taquillas para dejar los libros de la última clase que habíamos tenido e ir a la cafetería a comer algo por fin. Moría de hambre. Nos encontramos con los chicos de camino y nos dijeron que se sentarían con nosotras ya que ni Lydia ni yo nos queríamos sentar en el centro de la cafetería con todos los populares sin cerebro. Entramos los cinco juntos a la cafetería riendo por las tonterías que decían y nos sentamos en una mesa al lado de un gran ventanal después de ir a por la comida.

-¿Que clase tenemos después?- le pregunté a Lydia mientras los chicos hablaban de no se que trabajo que tenían que hacer esta tarde.

-Educación Física- me dijo soltando un bufido de cansancio. 

-No puede ser, no me apetece correr hoy. Bueno ni hoy ni nunca pero en especial hoy no me apetece mover ni un musculo.- suspiré. Ya estaba cansada solo de pensar que las próximas dos horas las tenia que pasar corriendo y haciendo ejercicio físico. Por si no se ha notado odio moverme.

-¿Y vosotros de que habláis?- les preguntó Lydia a los chicos, que se les veía un poco preocupados.

-Tenemos que hacer un trabajo para mañana- dijo Kyle.

-Y todavía no hemos comenzado- siguió Jake.

-Tiene que ser como mínimo de 1O hojas sobre la revolución Francesa.- finalizó Mark.

-¿Y no han tenido tiempo de hacerlo antes?- preguntó Lydia, ellos se miraron entre ellos y asintieron a la vez con la cabeza.

-Sí- dijo Kyle.

-Pero cuando vamos a casa del tonto de Kyle siempre nos distraemos- dijo Jake.

-Y pues, nunca nos acordamos de hacer el trabajo.- Finalizó, de nuevo, Mark.

-¿A caso os ponéis de acuerdo para acabaros las frases?- dije exasperada. Saber que tenía que hacer ejercicio me ponía nerviosa. Los chicos me miraron con el ceño fruncido, pero no dijeron nada. Lydia rió y negó con la cabeza.

El timbre que anunciaba el final del descanso y la reanudación de las clases sonó. Lydia y yo nos levantamos de nuestras sillas y nos despedimos de los chicos para ir a los vestuarios. 

-¿Como se supone que hago gimnasia sin la ropa de deporte?- le pregunté a Lydia con un ápice de esperanza.

-Todas tenemos dos mudas del uniforme deportivo de la escuela en las taquillas del vestuario.- dijo como si fuera algo lógico.

-Mierda- gruñí.


Ya os imaginareis el panorama de mi clase de gimnasia.

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