MISTAKELAND

17. De cuando decides.

Llegaron hasta el salón y Fay entró primera. - ¿Está más cómoda, Britt? - preguntó el profesor.

- Sí - ella siguió su camino hasta su lugar junto a Leila, y muchos chicos se quedaron mirándola haciendo que Ian se moleste y empuñe las manos, pero su asiento estaba ocupado por Jackson -. Ese es mi lugar - informó.

- Oh, sí. Desde hoy se sentará con Cullen - anunció el profesor y los dos chicos abrieron los ojos hasta más no poder.

Fay sintió un mareo y quiso despertar, pero sabía que no se trataba de un sueño, era real. Todo estaba empezando de nuevo: Ian era el de antes, su relación con Jessie era seca como al principio y parecía que todo el universo conspiraba en su contra para hacerle la vida imposible. Mientras más quería alejarse de Ian y hacer las cosas bien, más los unía el destino.

- ¡¿Qué?! - exclamó el chico.

- Es que así podrán disfrutar de su amistad - concluyó el profesor.

En su mente Ian guardaba la esperanza de que de la nada salgan camarógrafos y un loco con gorra y micrófono gritando: "¡Caíste!". De verdad, eso estaría mejor que esto para él. No soportaría estar cerca de la chica después de todas las cosas que se dijeron y, sobre todo, después de darse cuenta de todo lo que ella despertaba en él.

- Pe...- Fay intentó luchar.

- No, no, no - la interrumpió el profesor, poniendo su dedo en la boca para que la chica se callara -. Ya lo decidí, tu nuevo lugar es allá - dijo mientras señalaba la silla vacía que estaba junto a Ian, quien ya estaba sentado.

Caminó derrotada hasta su nuevo lugar y vio que Ian había puesto su mochila en el asiento contiguo para que ella no se sentara.

- Madura, Cullen, ¿crees que yo quiero estar junto a ti? - expresó secamente.

- No lo sé, tal vez sí; no me importa, vete - dijo como niño caprichoso, levantando una ceja.

Ella rodó los ojos y se sentó de todas formas, aplastando la mochila del chico. - No importa lo que digamos aquí, ¿comprendes? - sacó su libro y ubicó la página que el profesor estaba explicando.

- No te tolero - dijo molesto mientras estiraba su mochila y sacaba su libro.

- Yo tampoco - se limitó a contestar.

- Tonta.

Fay supo que, a pesar de toda la ayuda que Summer le prestó mientras estuvo suspendida, estaba muy retrasada, ya que le costó mucho seguir el ritmo del profesor y tuvo que copiar la tarea de Ian sin que este lo descubra. De todas formas, él estaba muy distraído enviándole mensajes y sonriéndole a Molly Lake, lo que le dio total libertad a la chica para seguir copiando.

Esa tarde agradeció que Summer decidiera quedarse con ella. Toda la familia Britt, excepto Fay, tenía cita con el dentista. Ambas chicas estaban en el dormitorio de Fay hablando de nada en particular.

- Bueno, ¿me dirás que te pasa? - preguntó la chica de ojos pardos, transcribiendo distraídamente un ejercicio de su libro de matemática.

Summer abrió enormemente los ojos. - No sé de qué estás hablando - contestó, jugando nerviosamente con sus dedos.

Suspiró y cerró su libro con exagerado dramatismo. - Summer, si no me lo dices a mí, ¿a quién se lo dirás?

Le tocó exhalar a Summer esta vez. - No sé cómo decirlo...

Fay rodó los ojos. - Pues como venga, estás hablando conmigo, Summer.

La chica de cabellos castaños inhaló profundamente mientas su amiga tomaba un poco del jugo de limón que se había servido en la cocina.