Capítulo 25: Cuesta abajo

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La depresión nunca fue manejable, y nunca lo será, pero nos sienta muy bien.

Le envié un mensaje a Valentina para que se quedara tranquila.

-Oye, ¿te parece si me dejas tu número de celular? -me dijo aquella chica que se encontraba en frente mío. Por un rato me había olvidado de ello. Ella no parecía interesarse mucho en mi, apenas cruzamos unas palabras en la mañana.

-Claro -contesto luego de pensarlo un poco. Había algo en esta chica que me atraía, quizá era su indiferencia, por momentos se interesaba en mi y era simpática pero en otros momentos estaba en silencio, parecía una tumba. Trato de imaginar que es lo que piensa mientras ella toma su celular, pero no logro descubrirlo.

-Dime tu número -Exige, mientras me mira con una disimulada sonrisa en su rostro.

Le dije mi celular el cual anotó en el suyo.

-Te enviaré un mensaje esta semana, ¿está bien? -dice, a lo que se levanta y deja su taza en el lavabo.

-Si, está bien -contesto algo fría -me tengo que ir -le digo mirándole a los ojos.

-Bueno, te acompaño hasta abajo -dice mientras se dirige a la entrada a lo que yo la sigo -¿tienes todo? -pregunta.

-Si, no traje mucho que digamos -digo en un tono chistoso. Julieta sonríe y nos dirigimos hacia el pasillo del apartamento. Bajamos, sin mediar palabras. Cada vez que la miraba trataba de pensar en una historia para ella, me da curiosidad, pero no es fácil descifrar algo a partir de su vacía mirada.

-Me gustó conocerte -dice mientras nos despedimos con un beso en la mejilla.

-A mi también -le digo devolviendo una sonrisa -chau.

-Adiós -dice saludándome con la mano.

No se me ocurrió nada mejor que llamar a Valentina.

Llamada a Valentina

-Martina, al fin llamas! estaba preocupada -se siente que dice Valentina sin que yo siquiera empezara a hablar.

-Hey, tranquila, estoy bien, no tienes de que preocuparte.

-Me alegro, me vas a contar que es lo que pasó ayer? -no se si Valentina estaba enojada o intrigada, porque debería de estar enojada? Debe estar un poco molesta porque no contesté a sus mensajes.

-Estoy en la calle, si quieres voy a tu casa

-¿En la calle? ¿Porqué? -pregunta preocupada.

-Recién salgo del apartamento de una chica, luego te cuento -le contesto algo seca.

-¿Eh?! -se escucha a Valentina gritar -Finalmente te quedaste con esa chica de anoche?

-Si, no estoy lejos de tu casa, me tomo un ómnibus y llego en media hora, ¿ok? -le digo para tranquilizarla.

-Si, mas vale que llegues rápido, necesito que me cuentes todo -No lo dijo emocionada, ni mucho más, sino con un tono de preocupación, parecía que estaba hablando con mi madre...

-Claro, nos vemos -digo y corto la llamada.

Me dirigí a la parada de ómnibus más cercana, genial, había un ómnibus que me dejaría a una cuadra de la casa de Valentina.

Ya era mediodía y allí estaba, en la puerta de la casa de Valentina.
Toco la puerta y me atiende ella para mi suerte, no me gusta que me atienda su madre, odio saludar.

-Pasa -dice Valentina saludándome con un beso en la mejilla.

-¿Vamos a tu cuarto? Te tengo que contar muchas cosas

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