Capítulo 1

228 16 7
                                    

Se supone que todas mis mañanas debo despertar feliz y con una sonrisa que demuestra tal felicidad, pero no. Empezaba a fastidiarme en muchos aspectos con respecto a esta relación. La estimo, me agrada y estoy agradecido con ella por ser ese apoyo que tanto necesité en mis peores momentos, pero eso no quiere decir que deba permitir que me maneje a su antojo.

Tuvimos una fuerte discusión, no dejaba de pensar en que me ocultaba cosas y eso la llevó a su límite de tolerancia hacia mi actitud. 

Me dirigí al baño y refresqué mi cara con un poco de agua, cepillé mis dientes y me miré al espejo.

¿Qué más quiere esta mujer? Tiene a la belleza hecha persona en frente, ¿quien las entiende?

-Buen día amor -Me saludó con un beso en los labios, se acercó nuevamente y me mordió esta vez.

-Hasta donde yo me acuerdo habíamos discutido... ¿No? -A veces pienso que no está bien psicológicamente.

-Pues sí pero es un nuevo día, así que todo está olvidado -Sonrió de lado.

-Asunto olvidado -Sonreí mas de fuerzas que de ganas. Me dirigí a la cocina, si permito que prepare mi desayuno es capaz de ponerle veneno.

Tampoco es que soy un experto en la cocina pero al menos intento permanecer vivo. 

-Quiero hacerlo por ti -Intentó sacarme de la cocina.

-Claro que no -Reí. -No quiero morir envenenado -Le guiñé un ojo y su expresión cambió totalmente, ahora parecía ofendida.

-Jamás lo haría -Me miró a los ojos.

-Pues ayer destilabas tanto veneno que hoy podrías soltar un poco sobre mi desayuno -lo sé, puedo llegar a ser un imbécil, pero odio que haga como si nada ha pasado.

-Como digas, prepáratelo tu mismo -Se dio por vencida y se dirigió al dormitorio.

Minutos después escuché la ducha por lo que supuse lo que hacía, su celular empezó a sonar y me acerqué para tomarlo. Vi en la pantalla un número desconocido.

Quise responder pero me detuve, no quería otra discusión absurda. Lo coloqué nuevamente sobre el mesón pero la llamada era insistente, quizás sea algo urgente.

Contesté.

-¿Hola? -No sé si ella tiene contactos fantasmas, pero nadie respondía.

Luego de un silencio casi estúpido, hablaron.

-Que tal, soy Steven -Al escucharlo sentí gran incomodidad, sentía como si quisiera explotar en ira, enojo o algo parecido. Pero estoy seguro que celos no eran. 

Que absurdo.

-Lo siento no sé quien eres, ¿que deseas? -Fui cortante.

-Hablar con Clara, disculpa ¿tú eres...? -me preguntó.

-Peter, su novio -Lamentablemente.

-Entiendo, disculpa, llamaré en otro momento, Peter -Mencionó mi nombre como con agrado o burla, que estúpido se escuchó.

-Un tal Steven acaba de llamarte -Le extendí su celular en cuanto salió del dormitorio.

Me miró confusa y casi tartamudeando.

-Que... ¿que te dijo? -Arrugó el ceño.

-Que llamaría luego -Me lleve el índice a mis labios -¿Tienes un amante? -le pregunté.

Recuerdos PermanentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora