Capítulo 44

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Terminamos de comer y me subí a mi habitación, pensé en lo que iba hacer, varias veces, también si estaría bien o mal, y en eso no estaba muy segura. Entro Héctor.

-¿Te pasa algo?- me pregunto.

-No nada, solo estaba pensando.

-¿En qué?

-Cosas que no son de tu incumbencia.

-Ah vale.- cogió su equipaje de equitación y se fue.

Yo seguí pensando y llame a Alex. Le dije que en media hora lo quería en la puerta trasera para comenzar el plan.

Narra María:

Me estaba muriendo de hambre menos mal que ayer antes de acostarme baje a por unas galletas y me las guarde en el bolsillo, me guarde una para Isabel.

-Isabel.- dije susurrando.

-¿Qué?

-¿Tienes hambre?

-Mucha.

-Tengo galletas.

-Pues bien por ti. - Creo que se ha enfadado.

-¿Quieres?

-Sí, pero no me las puedes dar.

-Ya, ese es el problema.

Nos quedemos calladas, vi en cerradura de la puerta de Sofia la llave, se me iluminaron los ojos.

-Isabel.- Dije otra vez susurrando.

-¿Qué?, ¿ya te has comido la galleta?

-¡No!, otra cosa mejor sé donde está la llave, el problema es que no alcanzo.

-¿No tienes por ahí un palo o algo?

Mire por toda la celda y vi un hierro largo, el problema es que es el hierro que sujeta la cama y supongo que es imposible de quitarlo. Intente quitarlo pero fue imposible, las puertas también tenían varios palos, intente quitar uno y que sorpresa, al estar tan oxidados se quitan muy fácilmente si haces un poco de fuerza.

Los quite todos y salí pegando un salto, cogí las llaves y busque la llave de la celda de Isabel. Me dirigí a su celda.

-¿Qué haces?- Me pregunto.

-¿Tu qué crees? ¿Si tengo unas llaves en mi mano y estoy en tu puerta?

-¿Abrirme?

-Muy bien, has ganado un lápiz.- Dije riéndome.

Ninguna de las llaves abría la puerta de Isabel. Le di la galleta que se la comió en menos de un segundo.

-¿No puede abrir la puerta?- me pregunto.

-No ya lo he intentado con todas.

-Ah.

-Iré a buscar ayuda.

-No, te pillaran.

-También es verdad.

Narra Sofía:

Me aburría mucho en el cuartucho este, tenía ganas de irme a mi casa pero sabía que eso ya nunca mas me iba a pasar. Tenía hambre pero no había nada de comer, solo pinchos, polvo y alguna araña.

Empecé a oír pasos y me hice la dormida en un rincón de las sucias paredes.

Verónica y el mismo hombre que me trago hasta aquí, entraron por la puerta, después la cerraron con llave.

Verónica y el chico, que se llamaba Alex, estuvieron hablando de lo que me iban a hacer, resumiendo lo que dijeron, me iban a matar.

Alex me puso en la cama, y me puso dos cuerdas una mi cuello y la otra en mis pies.

Después estuvo eligiendo el tipo de arma, con la que me mataría. Eligió una que tenía muchos pinchos, se la dio a Verónica y él se sentó en una silla.

Verónica alzo el arma y empezó a pronunciar unas palabras, pero cuando estuvo a punto de clavármela...

Narra Isabel:

María me pregunto si seguía teniendo los collares, yo le respondí que sí, me saque la bota y cogí los dos, le di el suyo.

-Aun me sigo preguntando qué pasaría si los juntásemos.- dije

-Puede que no pase nada, porque tú ya los has juntado y no paso nada.- me respondió María.

-Ya, pero es que hay alguien que me dice que los junte.

-Yo también tengo esa sensación.

Las dos pusimos los collares en posición y los juntemos.

Apareció una luz blanca, que no permita que se viese nada, solo se veía blanco. Duro unos cuantos segundos. Después desapareció. Mire mi collar y era de color azul cielo al igual que el de María, después vi que los collares tenían un botón abajo, pulse el botón, de repente el collar se abrió y pudimos ver una foto en la que salíamos María y yo de pequeñas junto a nuestros padres, María y yo estábamos un poco alucinando con lo que había pasado. Maria cerró el collar y los desjuntamos.

Mi puerta se abrió y bajemos las escaleras.

Narra Sofía:

Cuando estaba a punto de clavármela apareció una luz blanca en todo el cuarto, me asuste mucho al igual que todos los que estábamos allí. Cuando desapareció Verónica tiro el arma al suelo y la luz blanca se quedo en todo su cuerpo, cuando la luz se fue de ella, me quite las cuerdas, y vi que en el lugar que estaba ella habían cenizas. Verónica había muerto.

Alex abrió la puerta y se fue corriendo después salí yo.

Mientras caminaba iba recordando cosas del pasado que antes no recordaba. Me vino a la mente que de pequeña yo vivía aquí junto a María Isabel, Verónica y mis padres, los reyes. También recuerdo que Verónica era mi hermana y tenía mucha envidia de María Isabel, me vino un recuerdo en el que salía Verónica quitando le los frenos a el coche de María Isabel, esa misma noche mi hermana mayor murió. Me fuero viniendo poco a poco recuerdos del pasado.

Fui a la cocina y vi a Sindy.

-¿Que tal ha ido el paseo?- me pregunto.

No sabía de que me estaba hablando, así que le dije que muy bien. Después me fui hacia el comedor y vi como María bajaba por las escaleras de la derecha e Isabel en la de las izquierdas.

Nos fuimos las tres a dar un paseo por los jardines, ellas me contaron que cuando juntaron el collar apareció una luz, en ese momento me vino un recuerdo de mi hermana, les dije que ese collar se lo regalo su madre para que cada vez que estuviesen en apuros lo juntasen y desapareciese ese apuro.

Ellas se quedaron asombradas, fuimos a la cocina y María pregunto por Héctor, nadie sabía quién era. Les preguntemos por María Isabel y todo el mundo se acordó de ella, después les preguntemos por Verónica y nos dijeron que murió hace unos años.

Fuimos hacia el salón y nos sentemos, solo nosotras tres sabíamos lo que había pasado en este tiempo, los demás parecía que viniesen de otro mundo o que habían vivido en otra historia.

Narra Isabel:

Tocaron el timbre de la puerta, eran mis padres.

-Isabel vamos que perdemos el avión.

- Me despedí de María y Sofía.

-El próximo verano la traeremos de nuevo.

Me fui un poco confusa. Fuimos hasta el aeropuerto y vi a Blas, me acerque a el pero no se acordaba de mí, me dijo que se tenía que ir que su tío le estaba esperando.

Cogí el avión, me quede durmiendo.

-Pasajeros hemos llegado a New York.- Dijo la azafata por el megáfono.

Baje del avión, dentro del aeropuerto estaba Sonia esperándonos con Simba.

Nos fuimos a casa, Sonia se fue a la suya porque tenía que estar con sus primos.

Yo me quede en mi cuarto, me senté en mi cama y repase todo lo que había vivido estos últimos días.

-No puede ser verdad todo lo que había pasado.- dije mientras guardaba mi collar en mi cajita de música.

No puede ser verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora