Capítulo 23

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Me quede embobada mirándome en el espejo ese vestido era perfecto me quedaba tan bien, era de color rosado, mire el precio.

-Madre mía- pensé, vale ciento sesenta y nueve libras.

Abrí la cortina del probador, vi que Blas se quedada mirándome de la misma forma que yo me quede viéndome en el espejo.

-Oh, te queda genial.-dijo con la boca abierta.

Me puse roja, no sabía que decir, solo quería quitármelo no quería enamorarme más de este vestido.

-Me lo quito.

-Te lo compro.

-No, es muy caro. Me metí en el probador y me lo quite.

-Vayámonos- dije.

-¿Y el vestido?- dijo.

-Se queda aquí.

Salimos de la tienda. Cogí mi móvil para saber qué hora era.

-Son las dos-dije

-¿Y?

-Que mis padres vienen a las dos y media y yo debería estar en casa a esa hora.

-¿Nos vamos?

-Sí.

Mientras caminábamos hablábamos de lo que habíamos hecho hoy y del vestido.

-¿Y cuando te volveré a ver?

-No lo sé, pero quiero verte antes de que me valla.

-¿Cuando te vas?

-Dentro de tres o cuatro días.

-¿Mañana puedes?

-Creo que no.

-Y ¿Pasado mañana?

-No lo sé.

-Pues cuando lo sepas me envías un mensaje, que por cierto aun no me has enviado uno, dame tu numero.

Saque mi móvil que había escondido y le di mi número de teléfono. Le dije que no me enviara muchos mensajes porque si no mis padres se mosquearían.

Seguimos caminando hasta que llegamos a mi hotel, nos despedimos.

Mientras subía por el ascensor mire mi reloj eran las dos y media casi faltaban dos minutos. Abrí la puerta y vi a mis padres sentados en el sofá.

-¿Dónde estabas?- pregunto mi padre.

-En una pastelería que está aquí al lado.- dije medio mintiéndole.

-¿Tan tarde?- pregunto mi madre.

-Sí, ¿qué tal la reunión?- cambie de tema.

-Muy bien.- dijeron.

-¿Vamos a comer?- dije.

-Sí.

Me cambie de ropa antes de salir, me puse un vestido blanco y unas sandalias del mismo color que el vestido y me puse mi collar que cada vez se iba volviendo más blanco.

Cogimos el coche y fuimos directos al restaurante.

Entramos y el restaurante era precioso, parecía que estaba dentro del mar, porque el suelo era de cristal y abajo estaba lleno de agua y habían peces y en las paredes también. Cogimos mesa y esperamos a que nos tendiesen, mientras miraba al suelo, mi padre recibió una llamada.

Narra Sofía:

Salí del palacio, ya había terminado mi clase con María, hoy se le notaba triste, tiene que ser duro para ella no poder ver hoy a su hermana, hoy había venido la reina y le había dicho mientras ella hacia unas ecuaciones que por la tarde venían sus primas, después de decirle eso se puso más triste aun, para animarla le dije que mañana hablaría con ella para decirle que si podría dejar que salieses mañana por la tarde, ella después de eso la note más contenta.

Tengo que llamar a los padres de Isabel para decirles que hoy no puede quedar María.

Llegue a casa y lo primero que hice fue llamarlos.

-Hola-dije

-Hola.-dijeron.

-Esta tarde al final no puedo quedar.

-¿Por qué?

-Por que a María la han castigado.

-¿Que he hecho?

-Pues dejar el frigorífico abierto.

-¿Mañana podréis quedar?

-No lo sé, tengo que hablar aun con la madre.

-Vale, mañana me dices.

-Adiós.- dije

-Adiós.

Narra Adam:

-Isabel- dije llamando su atención.

-¿Qué?

-Esta tarde no vas a poder ver ni a tu hermana, ni a tu tía.

-¿Por qué?- dijo agachando la cabeza.

-Por que a tu hermana la han castigado.

-¿Y mañana la podre ver?

-No lo sé, dice tu tía que tiene que hablar con sus padres.

-¿Es que ellos no lo saben?

-No.

-¿Por qué?

-Tampoco lo sé.

Vino el camarero y pedimos. 

No puede ser verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora