36. Navidad

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Cuando salimos de la tienda nos despedimos de Kirra y actuamos como si nada hubiera pasado. Salimos de detrás de las cortinas rojizas y atravesamos la puerta con el cartel de "Cerrado".
Calvin y Lucy nos dieron permiso para ir a casa y quedarnos a dormir ahí, es nochebuena. Realmente necesitaba hablar, con mis padres sobretodo. Sé que he pasado muy poco tiempo aquí, pero echaba de menos andar por las deterioradas calles. Cuando giré la vista hacia atrás, ví como los tres distorsionados corrían con sus zapatillas hacia el portal luminoso del teleportador y desaparecían. Solo yo y Ellie parecíamos verlo. También me fijé en la calle repleta de tiendas. "Wonder & co" había desaparecido y el lugar donde debía estar la tienda no existía. Una cafetería y una tienda de muebles ocupaban su lugar. Hasta ahora no me había dado cuenta, o al menos no lo había procesado. Es 24 de Diciembre. Esta noche es navidad. Han pasado esos ocho días impacientes que yo esperaba de pequeño desde mi cumpleaños hasta navidad para abrir los regalos de nuevo. Por fin voy a poder despejar la mente y tener un rato en familia.

Seguimos andando por la acera hasta llegar a el jardín de casa. Papá y Mamá siguen viviendo aquí. Observo la casa de madera. Es bonita comparada con las del resto de la calle. Tiene varias macetas en el porche y un pequeño asiento que cuelga de varias cadenas relucientes. Tambien puede verse la ventana de mi habitación por el lateral... Mi habitación. "Erik Worheimer" está en mi cabeza. Necesito respuestas, y mis padres deben saberlas. Entro en casa, la puerta estaba abierta. Restriego los zapatos en el felpudo y me quito la chaqueta.

- ¿Mamá? - Grita Ellie. Nadie responde. Descuelgo mi mochila de uno de mis hombros y la quedo colgando mientras paso por la puerta del salón. La chimenea está encendida y a su lado el árbol de navidad con varias cajas debajo.

- Oh menos mal que habeis venido. Pensaba que iban a robarme a mis niños la noche más importante del año.

- ¡Mamá! - Vuelve a exclamar Ellie mientras se acerca a ella. Yo tambien doy varios pasos y observo la figura de mi hermana abrazando a mi madre. Decido unirme a ellas y hundir mi cabeza en el cálido hombro de mi madre, el punto en el que siempre me apoyaba cuando me caía de pequeño o en el que miles de veces me he quedado dormido. Huele a casa y seguridad, huele a Mamá.

- ¿Que tal estais? Contadme cosas. Mientras tanto venid a la cocina. Necesito que me ayudeis con la comida.

- ¿Dónde está Papá? - le pregunto.

- Ah, está en el garaje cogiendo todos los decorativos. Puedes ir a ayudarle si quieres, le vendrá bien que le eches una mano.

Asiento y me quedo en el salón observando la chimenea, el fuego y las fotos que hay en la repisa de ladrillos. Mamá siempre se ponía contenta en navidad, y parece que los años no cambian su forma de ver la magia. Ando por el pasillo de casa despacio. Echo de menos nuestra antigua casa. Tal vez estas vacaciones podamos ir unos días, sería genial. Abro la puerta del sótano y bajo las escaleras polvorientas. La bombilla está encendida.

- Ah, ¡habeis venido!, menos mal. - Dice Papá. - Dame un abrazo anda.

Termino de bajar los escalones y me acerco a él. Su pelo esta igual que siempre, algo canoso pero rubio. También hundo la cara en su hombro en un gran abrazo, pero más corto que el de Mamá.

- ¿Necesitas que te ayude en algo? - le pregunto.

- Bueno, sería estupendo que llevases esas cajas del rincón a el salón.

- De acuerdo. - le digo sonriendo a Papá.

Miro el sótano. Es viejo pero tampoco antiguo. Hay bastantes cajas y seguro que muchas de ellas con recuerdos del nuestra casa de la playa. El techo es blanco y la bombilla es la única iluminación que hay en la habitación, de no ser por esa ventana que está tapada por un armario, o algo bastante grande.

Distorsionados [Editándose]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora