Distorsionados [Editándose]

26. Electricidad - 1

El campo de fuerza me protege del agua y las nubes oscurecen mientras aumentan de tamaño. La mochila está empapada y pesa cada vez más y más, parece que está llena de piedras. A cada pisada, el terreno se hunde mucho más que antes. Solo pienso en todos ellos, en lo que me dirán cuando me vean y en lo que sentirán cuando lo sepan. Sigo caminando por donde he venido corriendo. Al parecer el terreno estaba húmedo desde antes de que lloviese y mis huellas quedaron ahí petrificadas.

Estoy de vuelta. El Cubo me ha estado esperando desde que me fui. Lo noto. Los distorsionados no pueden salir libremente de él cuando quieren, yo he roto esa regla. No se donde esta la entrada, así que me dirijo a el lateral donde se encuentra mi ventana. Ahora que estoy fuera y sé donde se ubica el edificio puedo opinar y decir que sus dimensiones son bastante grandes. Parece pequeño desde dentro pero es justo lo contrario. Mi ventana está demasiado alta. La capacidad de tener una mayor fuerza me ha frenado la caída y eso me ha hecho no sentir casi nada. Sin embargo la tormenta me persigue y estoy totalmente mojado. Mis deseos por entrar en ese maldito cubo gigante son enormes. Empiezo a dar vueltas y mas vueltas a su alrededor, pero no hay ninguna entrada. Empiezo a perder la cabeza y la fuerza fluye por mis venas. La sensación de estar bajo la lluvia me hace enloquecer, sobretodo el campo de fuerza, que vibra sobre mi cuerpo creando una pequeña tensión eléctrica. Es cuando me agacho para cubrirme la cabeza con las manos cuando de repente se rompe el escudo. Estoy dentro. Es de locos, lo sé, pero creo en la idea remota de que me haya teletransportado. Algo que solo hacen los infines. ¿Habrá sido una buena opción unirlos?, me pregunto una vez más. Ni idea, me respondo una vez más. He aparecido en el hexágono. Para casualidad todos me están mirando. Ellie se lleva las manos a la boca, y los demás me miran como si nunca hubiesen visto algo igual. Como si en todo el planeta nunca hubiese existido el oxígeno, y acabasen de empezar a respirar ahora. Mi hermana me quita la mochila y la chaqueta de encima y los otros ocho me observan como si no me conociesen de nada. La luz se apaga y los truenos emiten un sonido ensordecedor. Los paneles y pantallas de Axel se apagan y la oscuridad se traga la sala.