Capítulo 22: ¿Qué soy?

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Al llegar, con Graymark, a una casa abandonada por el tiempo, me tensé. No era posible, no recordaba a mi madre pero alguien con la probable edad que ella tenía no podía vivir en este lugar.

-Si lo que piensas es que voy a creerte que mi madre está allí, estás mal -Le avisé a Graymark. Nunca ella... no. Ella gozaba de su alegría y finura, jamás viviría en un lugar descuidado a menos que estuviera muerta. Él me abrió con lentitud la puerta, demasiado ancha, de la casa y entró adelantándose a mí.

Una ola de olor delicioso golpeó mis fozas nasales, olía a... canela, cenizas, a lobo y polvo. Ok alto, ¿a lobo? ¿Cómo sabía eso yo? "Simplemente estás en casa" Me dijo la otra yo, y es que esto sí que pasaba... Había dentro de mí una vocecita, totalmente opuesta a la consciencia, que me hablaba de vez en cuando y me daba las respuestas que nadie quería darme. Ella era mala, jamás confiaba en algunas personas y, cuando me descontrolaba, esta aparecía para maltratar a los que los que lo merecían según ella.

En un instante estaba entrando en la casa y al otro había 7 lobos enormes rodeándonos y amenazándonos con sus dientes.

-No te muevas... -Le avisé a Luke - No son amigos y podrían ser peligrosos -Advertí al señor pero él se adelantó e intentó arreglar en su mente la manera de calmar a loa chicos ¿¡chicos!? ¡¿acaso no ve que son peligrosos lobos?!

-No tienen permitido atacarla chicos- Una voz femenina se hizo presente entre gruñidos, mientras que unos sonidos de tacones se hacían presentes por todo el lobby. Era ella.
Mi madre, ella venía hacia mí. Me volteé sólo para ver a mi vivo retrato caminando hacia mí, su cabello rojo parecía una llama viva al raz del viento. Era una mujer de figura fina y curvas muy definidas, al sólo verla pensabas que tenía unos 20 años de edad pero no era así. Con mi edad veías la suya...

Ella sólo se acercó a darme un gran abrazo que me hubiera dejado asfixiada si no se hubiera apartado en mis últimoa minutos de vida y, cuando se separó, lo que hizo fue tocar mi mejilla con suavidad.

-¿Madre?... -Pregunté yo con algo creciente en mi pecho, un sentimiento que enterré desde mi escape hasta hoy. Amor hacia ella.

-Sí - Me reconfortó ella, mirándome a los ojos anhelante como si nos fueran a separar después de esta mirada -. Claro que sí, mi bebita hermosa. Por supuesto. Soy tu mami Gigi... - Y así unos recuerdos volvieron a mi mente, los de los primeros días de mi vida estaban ahí. En sus ojos podía verme a mí...

Y ahí fue cuando todo recobró sentido. Yo era una mujer lobo... Jacob un hombre lobo y Los Cullen vampiros, Sam... La manada... Seth, Leah... Luke... ¡¡Lobos todos!! ¡Magnus el gran brujo de Brooklyn! Eso tenía mucho sentido...

-S-soy... - Intenté decirle a mi mamá lo que acababa de ver a través de ella. No creía que le fuera bien al enterarse de eso pero tenía que saberlo quisiera o no.

-... una hija de la luna... - completó ella mi frase con el fantasma de una sonrisa en la comisura de sus labios. Claro que lo sabía, ella había descubierto la maldición del hijo de la luna y los dones que se encontraban en mí-. Lo sé, bebé - Finalizó y me acaricio lo más auave posible la cabeza en gesto de consuelo.

Mis amigos, las personas que acabo de conocer, mi padre e inclusive mi hermano eran demonios.

Mision: ImprimaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora