JACOB
Sam... Ese maldito me iba a escuchar... en cuanto supe que era una Blackheart corrí hacia él con todas mis fuerzas, en fase claro está.Cuando llegué lo vi sentado en las pequeñas gradas de su casa, me estaba esperando. Que esperar ni que un cuerno. Al darme cuenta de sus intenciones paré en seco y di media vuelta. No volvería a la manada, pero tampoco podía dejar que esa chica sufriera en esa endemoniada casa. Malditos Cullen, ¿Qué querían hacerle? Corrí sin saber realmente a dónde iba.
JEANINE
Entonces lo miré, era un chico de tez color canela y cabello oscuro. Aunque no podía verle toda la cara sabía que me sonreia entre unos arduos y, posiblemente difíciles de controlar, colmillos. Me acerqué a él con un poco de miedo. Él no pareció notarlo y desapareció poco a poco.Me levanté jadeando y entre mis labios se encontraba un termómetro... mi padre no era fanático de la medicina así que no entendí la razón de este artefacto.
—Me duermo por unos minutos y ya estás pensando en convertirte en doctor, ¿Papá es que acaso no comprendes que los adictos a las esteroides esos no necesitan médico? Sanan muy rápido... a veces me pregunto cómo. — Dije alegre de estar en casa.
—Un perro siempre te va a dar sorpresas... —Una voz masculina. ¿Emmett?
—Me alegra que te encuentres tan bien como para bromear... —Esa voz, Bella. Levanté mi cabeza y lo que vi me sorprendió. Estaba en una casa que no era la mía, la sala era moderna: muebles de cuero y muy pocos retratos. Todos de pintores famosos. O eso parecían.
— Luciana... ¿Me escuchas? — Un hombre de una edad mayor a los demás me habló muy cerca, estaba a mi par. ¿Cuándo llegó aquí? Lo miré e instintivamente salté hasta la pared de atrás.
Al verme todos, menos el señor y una mujer mayor, sisearon. Alrededor se encontraban Bella, Rosalie, Emmett, Alice, el señor y la señora.
—Lo siento, Luciana mi nombre es Carlisle y ella es mi esposa Esme Cullen —. Primero señalándose a si mismo y luego a la señora. Voltee a ver a los demás y él siguió mi mirada y luego me volvió a ver a mí. —No te preocupes, ellos sólo se sobre-exaltaron... — Dicho esto les miró de nuevo. Ellos se calmaron y sólo permanecieron serios atentos a cada movimiento mío.
Yo permanecí agazapada en la pared cuando se me ocurrió. Tengo que encender mi poder. Cuando lo hice escuché a alguien reír. Jasper que entraba en ese momento con Edward reía al escuchar algo que Edward le contó.
"Entonces tratamos con una lectora de mentes ¿eh? Eso es de lo más gracioso" Edward sólo asintió con una pequeña sonrisa ante eso. "Chica... ¿Cómo lo haces?" Preguntó Jasper mirándome.
"No te acerques..." Dijo el Carlisle. Edward le puso un brazo a Jasper en el pecho, evitando que continuara su camino.
"Ella está aturdida... Con miedo, ten cuidado Edward" Jasper le daba indicaciones a su hermano. Edward dio un paso hacia mí.¡No te acerques! No te quiero cerca... ¡¿Dónde estoy?! ¡Quiero estar en casa! Tyler... Papá... ¡¡Sam!!
"Por Dios, calmate... Sólo te quiero revisar, si no te voy a hacer daño" la voz mental de Edward resonaba en mi cabeza pero yo no me podría calmar.
Sentí demasiado calor por unos instantes y caí al suelo, sentía rabia; ¡¡Maldito Sam!! ¿¡Por qué no venía de una maldita vez!?.
Pero sólo por unos segundos, ya que al siguiente momento una ola de calma me embargaba... Hmmm... Papá, Tyler... Chicos...
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Mision: Imprimación
OverigAl haber pasado "el accidente" de Bella con Jasper y el problema con los volturi, Edward se rinde y le concede a Bella la inmortalidad. "Maldito chupasangre... me ha quitado la vida". Ahora Jacob está sólo. Bella no es nada más en su vida.