Extraña aparición 1/2

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¡ADVERTENCIA!
Desde aquí empieza lo más HARD, según yo, si no te gusta no leas, si no te gusta pero terminado de leer te gusta... de nada :3 y si te gusta, pervertid@ xD ño cherto, disfruta.

Al día siguiente lo primero que hice después de despertar fue marcar a la escuela, sólo les dije que me dolía un poco el corazón ya que ellos tenían mis antecedentes médicos no dijeron nada.
Después de hacer eso fui a la cocina a preparar algo para desayunar; tome un tazón y vertí la leche que había sacado del refrigerador, luego cereal y tome un vaso con jugo de naranja.
La verdad si me dolía el corazón, en fin sólo descansando se iba a quitar así que regrese a mi habitación después de desayunar y lavar el tazón y vaso; tome una ducha rápida y me puse solamente mis bóxers. Recostado en la cama comencé a leer la carta de Sebastian que había tomando de mi buró antes de recostarme, estaba nervioso y tenía mucho miedo, simplemente no quería leer la carta pero pensé que tal ves tendría algo importante.
Comencé a leer y cuando descubrí el contenido mi corazón se aceleró, me dolía, mi respiración fue rápida y comencé a sudar por el nerviosismo.
-No...pu-puede ser...Por-porque tienes que venir a molestarme, Sebastian.- Dije aterrorizado mientras me ponía en posición fetal sobre mi cama y tocaba mi pecho con fuerza.
-Ding Dong- se escucho en la planta baja de mi casa.
Justo cuando sonó el timbre mi cuerpo comenzó a temblar y me puse pálido pero sabia que si Sebastian llegaba tendría que ser fuerte y enfrentarlo, ya no quería tener miedo, si él bien fue mi pareja no hay razón por la cuál sentirse mal, me hizo daño esa relación pero lo amaba con todas mis fuerzas y quería que ambos termináramos bien éste asunto.
Me levante algo torpe de mi cama y me vestí con lo primero que encontré, baje temeroso las escaleras,ya frente a la puerta respire hondo y la abrí. Justo cuando abrí la puerta pude ver esos hermosos ojos azules que me cautivaron hace algunos años, esa sonrisa pícara, ese cabello negro sujetado de una coleta alta, un hombre de 20 años alto de 1,82 cm con pantalones negros, playera blanca lisa y de nombre Sebastian. Junto a él estaba otro hombre de aproximadamente la misma edad, ojos color miel, cabello corto pero pintado de rosa, algunos percings, chaqueta negra, pantalones verde militar y algo alto también.
-Hola, guapo,¿Cómo estás?- Dijo Sebastian con voz seductora mientras me abrazaba.
Yo me quedé inmóvil ante esa acción, él otro chico sólo se rió.
-Vamos, Seb. No molestes al chico, está incómodo con ése abrazo, ¿No es así?- Sonrío maliciosamente.
-Yo... no, está bien, creo- Solo pude decir esas estúpidas palabras, me sentí débil y reconfortado al mismo tiempo por ése abrazo.
-¿Ves? Mi Eddward me recuerda y no lo puede evitar- No termino de decir esto cuando su mano estaba estrujando mi miembro.
-Aaggh- Sólo gemí de dolor, la verdad ahogue ese gemido lo más que pude debido a que no quería que pensara que me gusto el que lo hiciera.
-Vaya, Eddward eso fue rápido, tú pene se puso duro con sólo un toque mío. No me has olvidado¿Verdad?.- Acecho con la mirada mi entre pierna.
-Vamos, Seb mínimo preséntanos. Pff lo haré yo mismo. Hola, soy Matt. ¿Eres Eddward,no? Sebastian me ha contado de ti.-Dijo estirando su mano en señal de saludo.
Yo no muy confiado y con Sebastian aún sujetando mi entre pierna le respondí el saludo de mano. -Mucho gusto, Matt. Si, soy Eddward pero dime Edd. - sonreí
De un momento a otro Matt cambio de actitud, al igual que Sebastian. Bueno no sólo ellos sino también el mío, regresó mi sumiso carácter.
-Bueno, cómo sea. ¿Lo haremos o no, Sebastian?- Dijo Matt entrando a mí casa sin invitación, seguido de Sebastian quién me soltó de su agarré y me empujó al entrar.
-Eddward, nos quedaremos hasta mañana. Tráenos algo de comer- Dijo, ordenó Sebastian mientras él y Matt se sentaban en mí sofá.
-Cla-claro, está bien- Fui a la cocina pedí pizza, tenía algo de dinero así que pensé que sería bueno comprar algunos refrescos.
-Sebastian, ¿Está bien si compro algo de beber en lo que viene la pizza?- Él no me miró, estaban viendo la televisión y sólo se limitó a decir. - No, compra cervezas-
Yo asentí y fui en mi coche por las cervezas a la tienda de conveniencia. No me sentía yo, pero era feliz y no se porque, mi temor de fue ya que pensé que sólo tendría que aguantar a esos dos por dos días.

El bueno y el maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora