Gracias

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Dos amantes en una habitación. La lujuria se podía incluso sentir, Kevin y Eddward darían un paso más en su relación.

-Estaré bien, mételo- le dijo al azabache que se encontraba justo encima de él apunto de penetrarlo.

Poco a poco Eddward iba penetrando la entrada previamente dilatada del peli naranja, para distraer un poco a Kevin, Eddward tomó la iniciativa de frotar los rosados pezones de Kevin, a lo que el peli naranja reacciono con un gemido ahogado, después de eso, Eddward introdujo su miembro hasta que por fin pudo llenar por completo la cavidad de Kevin.

-in-increíble, Kevin, me estás apretando mucho- dijo el azabache con tono pervertido a su amante.

-Eddward, no tienes por qué decirme eso, tonto- se ruborizo al escuchar las palabras de su amante azabache.

Kevin rodeo con sus brazos el cuello de Eddward; mientras el azabache penetraba con ligeros y suaves movimientos a Kevin para no lastimarlo, hasta que Kevin empezó a mover sus caderas e intensifico el placer de ambos, Eddward tomo esto como la autorización para penetrarlo de forma más intensa y así mismo las embestidas fueron tomando intensidad.

Los gemidos y jadeos de ambos amantes era lo que se escuchaba por toda la habitación, en ese momento no había poder humano que los separara, así el mundo se cayera, ambos estaban unidos, no era un simple acto de placer, no, esos dos estaban entregándose por primera vez al amor, a lo que conlleva estar con la persona correcta, lo que es estar enamorados.

Ambos estaban a punto de llegar al orgasmo, por lo que las embestidas, jadeos y gruñidos se ponían cada vez más intensos, Kevin al estar en la posición de perrito del Kamasutra, durante ya varios minutos, decidió ponerse boca arriba y terminar mirando a su amante, el azabache capto la intensión del movimiento y detuvo las embestidas durante unos segundos, sin sacar su miembro, para que el peli naranja se acomodara, una vez que ambos estuvieron cómodos las embestidas regresaron y mejor que nunca, eran fuertes y persistentes.

Kevin de nuevo rodeo el cuello de Eddward con sus brazos y entre gemidos y jadeos, termino, la esencia de Kevin salpicó su abdomen y el de su azabache, este último sonrió pícaramente, para después continuar embistiendo y poco tiempo después terminar dentro de Kevin, al terminar se recostó sobre su hermosa y cansada pareja, lo besó y salió por completo de su interior; se recostó a un lado de este y descansó su brazo sobre sus ojos.

-Gracias- dijo el azabache cansado y acomodándose de lado para poder ver al peli naranja que hasta ahora no había dicho otra palabra.

-¿Gracias? ¿Por qué?- preguntó confundido el peli naranja, mientras él se acomodaba de la misma forma en que Eddward se encontraba y así poder estar a la altura de sus ojos.

Eddward acarició la mejilla de Kevin, despacio y sin decir aún nada. Todo lo que quería era que ese momento nunca acabara; cada vez que veía a esa persona de cabello naranja, un poco más bajo que el, con sus ridículas camisas de nerd, esa tonta gorra roja, esos hermosos ojos verde esmeralda que cautivan a quién ve. Solo quería que no fuera un sueño, si lo fuera se destrozaría.

-¿Edd? ¿Qué pasa? – Dijo Kevin preocupado mientras ponía su mano sobre la Eddward.

-Nada, bobo. ¿Qué podría pasar? Todo es perfecto porque te tengo, por eso gracias- unas cuantas lagrimas traicionaron a Edd y este solo las dejó pasar, en vedad estaba feliz, por primera vez en mucho tiempo sentía que tenía una razón por la cual vivir. Kevin, esa era la razón.

-Edd, te amo. Ahora más que nunca. Gracias a ti por los días más hermosos de mi vida.- Al igual que a Eddward, al peli naranja lo traicionaron las lágrimas.

-Kevin, me diste mi primera vez-

-¿Primera vez?- preguntó desconcertado

-Si- rio ligeramente- Te entregué mi primera vez haciendo el amor, mi primera vez estando enamorado realmente. Te entrego mi primer sentimiento sincero.

Eddward ya no dijo nada más, solo se quedó viendo el techo de su habitación, el solo quería disfrutar esos momentos, esas palabras que habían salido desde lo más profundo de su ser, eran las más honestas palabras jamás dichas por el azabache. Kevin tampoco dijo nada, ambos entrelazaron sus manos y durante un rato estuvieron despiertos, se veían, se tocaban y se besaban, pero ninguno dijo nada más, palabras sobraban en ese momento. Así, ambos después de un rato cayeron en un plácido y profundo sueño.

Holi, perdón la tardanza :c

Puede que sea un poco corto, pero si le ponía más siento que mataría con todo el amors :c

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El bueno y el maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora