Capítulo 3

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Podía ver la cara contraída de mi oponente, su cuerpo cansado y magullado, la brecha de su ceja no dejaba de soltar sangre, podía ver la decepción y la vergüenza en su oscura mirada, vergüenza por ser vencido por una mujer, podia ver como sus movimientos eran cada vez más lentos, sentía el sabor de mi sangre en mi boca, pero no sentía dolor, no sentía los golpes que a duras penas lograba asestarme en las costillas, hombro o el estómago, tampoco sentía el dolor en mis maltratados nudillos ya que no me dió chance a ponerme mis guantes, pero si veía como mi sangre se escurría entre mis dedos dejándolo de un bonito rojo intenso, lo cierto es que no estaba segura si era mía o la de "la roca".

Perdí la noción del tiempo, mi cuerpo lo sentía pesado, pero no me detenía, las caras cambiaban, una mujer rubia, un hombre pelirrojo, otro albino, caras, miradas, no entendía porque me hacían pelear con tantas personas sin darme tiempo a descansar, el sudor de mi cuerpo me hacia escocer la herida de mi labio y mis manos, la verdad, no me quejo aunque mi músculos digan lo contrario, nunca había peleado tantas peleas seguidas, era consciente que en mi siguiente pelea mis movimientos serían mas lentos y menos efectivos, pero me negaba a perder, no estaba hecha para la derrota. Antes de que el maldito presentador, que parece disfrutar de mi estado no del todo sano, llame al siguiente peleador, un hombre sube al ring, alto, delgado, diría que de unos 70 años, vestido con un impecable traje oscuro, se notaba que era caro. Por cómo le quitó el micro al presentador calvo supe que él era uno de los principales organizadores de éste "torneo", si es que se le puede llamar así, poner al límite a los luchadores.

- ya hemos visto suficiente y tenemos una ganadora- anuncia a todos los presentes.

Se acerca a mi, me coge de la mano y la levanta proclamándome vencedora, ese lado oscuro, mis demonios, la verdadera parte de mí, se vuelve a esconder satisfecha de dejarse ver, es ahí cuando siento el dolor, mi cuerpo exhausto y sin energías.

Necesito dormir.

Sin esperar a que me felicite y todas esas cosas que le hacen a los ganadores, en éste caso la ganadora, bajo de un salto, cojo mi mochila y mis zapatillas, camino hacia un lugar apartado para limpiar la sangre, vestirme e irme. El frío césped bajo mis pies desnudos hacia que mi cuerpo se relajase por un instante.

Me senté en el mismo sitio dónde antes estaba aquel chico leyendo, seguro ya se había ido, puesto que ya era tarde. Retiro la venda de mis manos, saco la botella de agua de mi mochila y limpio la sangre, por el rabillo de ojo observo como dos personas se paran en frente de mí, no levanto la vista por que no me interesa saber quienes son.

- Brooke, quiero presentarte a alguien.

Ni siquiera la voz de Richard hace que eleve el rostro, yo sigo con mi tarea, desenredo la venda negra con cuidado pero ésta parece haberse quedado pegada a mi piel, mi mano izquierda no está tan dañada como mi mano derecha lo ésta, ella parece haber sufrido la peor parte, de repente una mano se posa sobre la mía evitando que siga quitando la venda, una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo haciéndome estremecer, mi cuerpo se tensa incómodo a ese sentimiento, con el ceño fruncido levanto la vista, unos ojos grises azulados, intensos, es el mismo hombre de antes, cabello corto, de color castaño claro tirando a rubio, mandíbula cuadrada, con su traje oscuro de alguna marca cara, la comisura de sus labios se elevan hacia arriba regalándome una media sonrisa que por un momento desee devolvérsela, pero me contuve, en lugar de eso quito mi mano de la suya como si su toque me quemase y en cierto sentido era así.

- deja que te ayude - dice con voz grave pero varonil.

Su voz transmitía paz, tranquilidad, era como una dosis de analgésicos que te hacían olvidar todo lo malo, todo el dolor, pero mis demonios eran mas fuertes. Niego con la cabeza, con rapidez quito lo que quedaba de la venda al rededor de mi mano, me contuve de hacer una mueca cuando la venda se llevo la sangre seca pegada a mis heridas haciendo que éstas vuelvan a sangrar ligeramente, no me molesté en limpiarla con el agua puesto que lo único que quería hacer ahora era estar lejos de ese hombre que despierta raras sensaciones en mí.

- no es necesario - contesto poniéndome de pie.

El hombre también lo hace, me sorprendo al notar que es mas alto que yo, me saca una cabeza de altura. Guardo el agua en mi mochila y saco mi blusa arrugada, me lo pongo por la cabeza, Richard me mira con una sonrisa, no se que le hace gracia.

- él es mi buen amigo Jessie.

Ruedo los ojos, no me interesa saber quién és, antes de que pueda decir nada, tres hombre aparecen, entre ellos está el viejo que detuvo el torneo.

- éste es el premio por ser la ganadora - dice el viejo tendiéndome un cheque, lo cojo y lo guardo sin mirar la cantidad, dinero es dinero, sea mucho o poca - soy el fundador de ultimate fighting championship, también conocida como UFC, Bob Meyrowitz - se presenta tendiéndome la mano.

Ya sabía yo que a éste hombre lo había visto antes, en esos programas de pelea que a Elena y el estúpido de Jackson le gusta ver.

- quiero que firmes un contrato con mi compañía, haremos de ti la mejor boxeadora de todos los tiempos - continua hablando al ver que no me tomo la molestia de estrecharle la mano.

- no me interesa .

Dejándolo con la boca abierta me pongo mis zapatillas y me voy. Al pasar por alado de Richard, éste me coge del codo provocando que le fulmine con la mirada.

- cuidate vale?- dice con preocupación.

De un tirón me suelto de su agarre, no se que coño le sucede, siempre preocupándose cuando no tiene motivos para hacerlo.

- Richard, ya nos veremos otro dia- le digo.

No puedo evitar cruzar la mirada con Jessie, no entiendo como consigue que me sienta tan expuesta a él, con una sola mirada suya, es perturbador y desagradable, sacudo la cabeza alejando su imagen de mi cabeza y me voy a descansar a casa, lo necesito, solo espero no volver a ver a ese hombre, aunque no creo que sea tan difícil ya que es obvio que él es un hombre jodidamente rico y yo...bueno, yo solo soy una pobre diabla.

Ella está rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora