Capitulo 35

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– has vuelto a las cuchillas – comenta mi terapeuta mirando con desaprobación la venda al rededor de mi muñeca.

Realmente no sé porque lo hice, después de lo que me confesó Jessie no pude evitar sentirme como una basura, el pensando en cómo puede recuperarme y yo acostándome con su mejor amigo, ¿que clase de persona soy? No merezco siquiera vivir.

– últimamente, tengo ganas de morir – confieso mirando el techo.

Omito el hecho de que siempre me he sentido así, desde que tengo ocho años, al principio amaba la vida, la libertad de estar por las calles, era divertido a veces, eventualmente empecé a odiarlo, a odiarme a mí misma, pronto empecé con pequeños cortes, no eran nada, sólo un recordatorio de lo cobarde que realmente soy, hubo varias ocasiones en las que un doctor tuvo que venir a verme porque no me dejaban morir, los odié, odié a Drake y todos aquellos que impedían mi liberación, con el tiempo me conformaba con transportar ese dolor de mi alma (que parecía nunca cesar) a los cortes de mis muñecas y piernas o también en peleas de las cuales no intentaba siquiera defenderme.

– te sientes suicida?– pregunta dejando a un lado ese molesto block de notas.

A mi mente llega la imagen perfecta de Derek, tan pequeño y dependiente, sus ojos azules aparecen como una visión frente a mi, grandes y ávidos de información, tristes pero aún así, aliviado.

– no – sonrío recordando su suave voz, su inteligencia, su dulzura y sobre todo esa luz brillante que desprende – es decir, si algo malo llegara a pasarme, no le daría mucha importancia, no me preocuparía – confieso mirando de reojo su reacción.

– no entiendo – dice con el ceño fruncido.

Me reincorporo en ese sofá y la miro fijamente, tal vez tenga sesenta años, cabello rubio casi blanco, ojos marrones, viste con una simple camisa rosa y pantalón de vestir blanco, tacones de aguja del mismo color que su camisa, no lleva rastro de maquillaje pero no lo necesita para ser guapa.

– no creo tener el valor de ir y suicidarme, pero si de pronto veo que un coche se aproxima a mi, no intentaría evitarlo, yo...

– que hay de Jessie?– pregunta interrumpiéndome – el no te hace amar la vida?

La miro con el ceño fruncido, sin saber muy bien que responder, con el tiempo he aprendido de alguna forma a identificar más o menos lo que siento por el rubio, no puedo decir que solo se trata de simple atracción física, va más allá, ahora, lo que no se con exactitud, es si lo que siento es genuino amor o solo un reflejo del mismo.

– el no te salvó?– pregunta metiendo el dedo en la llaga.

<el más bien te destruyó > se burla esa voz en mi cabeza.

No le respondo, tocar ese tema siempre me ha incomodado, se lo había dicho anteriormente, pero ella siempre pasa por encima de mis preferencias, por lo que simplemente me levanto y con un simple "adiós" abandono su consultorio ignorando sus gritos pidiéndome que no me vaya, su secretaria me mira expectante, no hace el intento de detenerme.

Fuera ya es casi de noche, mi móvil no ha dejado de vibrar por más de cinco horas, Liam y Kai no dejan de llamar como lunáticos, probablemente estén en casa cuidando de Derek, pero ahora lo último que quiero es llegar y pegar una falsa sonrisa en mis labios, ocultar ese pequeño corte en mi muñeca porque sé que harán preguntas, preguntas de las cuales no tengo respuesta. No tengo coche por lo que como solía hacerlo, camino por las calles como una vagabunda con ropa de marca, las luces de la cuidad ya están encendidas, iluminando las calles y las personas, sin un rumbo fijo, me desvío por unas calles donde solo la luz de la luna es la única farola que alumbra, pasado unos minutos decido deshacerme de esos tacones abandonándolos por la calle.

Ella está rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora