Capítulo 2

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Abro los ojos lentamente bajo el insistente sonido que mi móvil reproduce, avisándome de uña mensaje entrante, aun somnolienta cojo el móvil y me decanto por leer el contenido de dicho mensaje.

"Central Park, 22:30"

Suspiro al ver la hora que me marca el reloj del móvil, "20:30pm", me deslizo por la cama y me siento en el borde de la misma, la oscuridad me envuelve iluminada únicamente por la tenue luz de la luna que se alza en lo alto del cielo oscuro, triunfante.

Después de lo que parece una eternidad, me levanto y emprendo camino hacia el cuarto de baño, pequeño, con el espacio justo para una bañera en el fondo de la habitación, un pequeño bidé que solo ocupaba espacio, un inodoro frente al lavamanos, un espejo brillante pero viejo, no podía quejarme, no quería hacerlo, no necesito más.

Tras un largo baño, decido emprender camino hacia aquel famoso parque, enfundada en unos leggings negros, un top gris debajo de mi camiseta blanca y holgada, no necesito más que eso y mi bolso con un recambio de ropa que estaba segura no haría uso, un par de guantes y vendas para proteger mis nudillos.

(...)

Central Park está ridículamente a rebozar de gente, para ser un torneo privado se habían tomado la molestia de compartir el evento por todos lados, sigo a la multitud de gente que parece saber donde se dirigen. Frente a mi se abre una fila casi kilométrica, por un momento pienso que son los participantes y maldigo mentalmente, pero desecho esa idea al ver el boleto que cada uno de ellos sostiene, tal vez sean solo simples espectadores. Curiosa sigo esa larga fila hasta que por fin doy con lo que parece ser "la entrada", el lugar está rodeada por una larga valla que prohíbe el acceso a indeseables. Observó curiosa al gorila de pie frente a pequeño espacio que delimita la entrada y salida, en su gran mano sostiene una libreta con una serie de cosas escrita sobre ella.

— Nombre .

Su voz es gruesa e imponente, sus ojos negros me escanean de arriba abajo.

— Brooke Fiend.

El gorila busca mi nombre entre esa larga lista, vuelve mirarme, tal ves sorprendido, tal vez realmente no esperaba encontrarse con mi nombre allí, me regala una extraña sonrisa antes de hacerse a un lado para dejarme pasar.

Como era de esperar, aquí no hay tanta gente como fuera, tal vez la suficiente como para llenar esos asientos colocados al rededor de un magnifico ring, observo el lugar un poco impresionada,




Aquí dentro no hay tanta gente como afuera pero sí lo suficiente como para llenar esos asientos que pusieron al rededor de un magnífico ring, miro el lugar un poco impresionada, debieron de gastar un dineral en hacerlo y solo para divertirse viendo como dos personas que no son ellos, se machacan ahí arriba rompiéndose cada uno de sus huesos por un poco de dinero. Dejo de pensar en tonterías y sigo mi recorrido, en una esquina, alejado de la gente veo a un niño sólo, parece de unos 8 o 9 años, quizás más, está sentado en el césped con un libro en las manos, lentamente me acerco a él, cabello castaño claro tirando a rubio, piel ligeramente bronceada, viste con unos jeans algo sucios por estar en el césped y una polo negra, no me gustan los niños, pero tampoco me gusta ver a uno solo, me pongo de cuclillas delante de él, lentamente sube la cabeza, ojos azules muy claros, labios delgados, hay que reconocer que el niño es guapo, no me quiero imaginar como será su padre. El libro que lee se llama "el juego del ángel" de Carlos Ruiz Zafon", es un libro complicado para un niño como él, pero no le digo nada.

— de que va el libro?— le pregunto cuando ya no puedo soportar que me mire con esos ojos de cordero.

Ladea la cabeza como si intentase ver dentro de mí, si lo hace, se asustará por mis demonios internos.

— trata de un hombre con una enfermedad terminal, otro señor le dice que si escribe un libro especial le curará su enfermedad — me explica justo cuando estaba a punto de levantarme e irme.

Yo leí ese libro ya hace algunos años atrás, misterio, amor, el protagonista está enamorado de una mujer, y ella se casa con el mejor amigo de éste, y para sumarle mas a su desgraciada vida, el doctor le dice que tiene una enfermedad terminal.

— qué haces aquí? — pregunta mirando mi ropa y mi mochila vieja y gastada.

Sus ojos me escanean con visible intriga, por alguna extraña razón no me siento rara al estar frente a él, en su mirada puedo ver millones de cosas que pasan por su cabeza, sin embargo a pesar de mi forma de vestir y mi mera presencia, no me mira con la habitual superioridad que otras personas, incluso puedo decir que me siento a gusto.

— mmmm, voy a pelear con algunas personas — le respondo sentándome con las piernas cruzadas.

Bajo su atenta mirada empiezo a vendar mis manos con mi venda negra, la que utilizo siempre para pelear.

— yo quiero aprender a pelear pero Jessie no quiere — dice con una media sonrisa.

Supongo que ese debe ser su padre, no le pregunto por que no le dice "papa" porque parece que no le gusta hacerlo, tendrá sus motivos creo.

— demos paso a  ¡BROOKE "THE DARK BARBIE" FIEND.

El grito de un hombre resonar por los altavoces anuncia que ya es mi turno de pelear, al parecer soy la primera porque no lo he oído llamar a nadie más.

Me levanto y me quito mi blusa quedando en mi top, el niño automáticamente quita la mirada, lo guardo en mi mochila, le guiño un ojo y camino hacia ese ring.

El presentador es un hombre menudo, regordete, sus ojos son negros, y sus labios demasiado delgados, cejas pobladas pero sin cabello en la cabeza, tiene una urna de cristal en la mano donde no tiene el micrófono. Dejo caer mi mochila en el piso junto con mis viejas vans y subo al ring sintiendo millones de ojos puestos en mi, realmente vino mucha gente, y alguna que otra cámara grabando el acontecimiento, eso no me gusta. Mete su peluda mano dentro de la urna y saca un papel pequeño doblado por la mitad.

— DEVONNNNN " LA ROCA" JONES!!!— grita como si no tuviera un maldito micrófono a centímetros de su boca.

Hago una mueca de disgusto y me contengo de no quitarle el micro yo misma. La gente empieza a murmurar cuando el hombre con quien tengo que pelear, hace su aparición, casi dos metros de altura, piel oscura, labios gruesos y negros, el cuerpo totalmente tatuado, sus brazos son el doble de grosor que mis piernas juntas, cabeza rapada, tiene cierto parecido con el actor Dwain "la Roca", quizás se puso ese apodo en honor a él, me mira de arriba abajo y esboza una sonrisa de superioridad mostrando su blanca dentadura, sus ojos oscuros brillan de una manera que no se reconocer, ¿deseo, placer, arrogancia? Quizás porque podrá pegar a una mujer y no le arrestarán por ello.

— deberías rendirte muñeca — dice con una voz tan gruesa que parece mas un gruñido.

Un escalofrío recorre mi cuerpo entero, alguien me observa, puede sonar estúpido dado que me encuentro rodeada de gente, pero es diferente, es como si me perforase desde la espalda, giro mi cuerpo hacia donde creo que proviene ésta rara sensación y entonces pasa...es como si el mundo se detuviese cuando choco con esa intensa mirada, desde aquí no logro ver de que color son, pero por un momento, por una fracción de segundo siento que es capaz de ver a mis demonios que se esconden en mi interior, y éstos se revuelven incómodos, siento como si él, sólo él pudiera ver a esa niña asustada de tres años en medio del parque, me obligo mi misma a retirar la mirada, cuando lo hago, un puño impacta en mi pómulo izquierdo.

Maldición.

Cometí el estúpido error de no prestar atención a mi contrincante, y todo por culpa de ese hombre. Entonces todo se vuelve oscuro, es como si mi cerebro se desconectase de mi cuerpo y éste empieza a moverse por si solo, mis demonios son los que me controlan ahora y yo le dejo hacer.

Ella está rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora