Capítulo 32

310 28 5
                                    

Hacia tiempo que no camino por la ciudad, ya no me permito ver y disfrutar de la brisa cálida o helada depende del tiempo, ya hace años que no veo por ningún lado a Elena, esa chica siempre lograba irritarme, se metía en mis problemas y se preocupaba por mí, despues de aquella pelea nunca más la volví a ver, nos alejamos, yo me volví famosa y ella se mantuvo en las sombras, se sentía extraño pasar por las calles de Bronx montada en un mercedes y no caminando como antes solía hacerlo, no me sentía yo misma, siempre quise tener fama y poder para destruir a los que me hirieron, pero ahora...tengo bajo mi tutela a un niño de nos mas de cinco o seis años, en tan solo dos años todo había cambiado.

Dejo mi coche aparcado frente a un bar, salgo del coche y entro al establecimiento, este es el lugar donde a veces venía a emborracharme con esa morena de ojos marrones, no se que espero viniendo aquí pero no pude evitar sentir cierto alivio al ver esa melena oscura detrás de la barra, sirviendo un par de cervezas con su habitual sonrisa a los clientes. El tinteneo que hizo la campanuda colgada encima de la puerta al pasar por la misma, hizo que casi todos los presentes se voltearan a verme, Elena me mira de arriba abajo a medida que me voy acercando a la barra y tomó asiento en unos de esos viejos taburetes negros.

– señorita, no quiero parecer maleducada o entrometida – dice inclinándose sobre la barra para que pueda oírla mejor – se nota que usted es una mujer con clase, estos no son sitios para alguien como usted, por favor váyase antes de que alguno intente pasarse de la raya – me pide preocupada.

Es lo que pasa en estos lugares, cuando ven a alguien diferente a ellos, de distinta clase social, le quitan todo lo que tienes, la violan y la dejan abandonada en algún descarado totalmente desnuda, realmente no sé porque vine, y más aún vestida de esta forma, falta de tuvo negra, camisa blanca y tacones del mismo color, por lo que también entendí el motivo por el cual Elena no me había reconocido.

– déjate de idioteces y sírveme un copa de bourbon – bufo incomoda por todas las miradas – si estoy idiotas se atreven a tocar un pelo de mi cabello, se quedarán sin poder engendrar bastardos – gruño lo suficientemente alto como para que todos puedan oírme.

– Brooke?– pregunta sorprendida – Joder! Brooke Fiend ha vuelto!!– exclama con alegría.

Todos al oír cómo esa loca prácticamente chilla mi nombre, vuelven a centrar sus miradas en las bebidas que sostienen en mano, había tardado años en crearme una reputación especialmente en esta zona de la ciudad, no puedo decir que ellos me teman porque no estoy segura de ellos, pero si puedo asegurar que son lo suficientemente sensatos como para no provocarme, todos aquí saben que cuando alguien me provoca, mis demonios se desatan arrasando con todo.

– ha pasado mucho tiempo – murmuro cogiendo la copa y bebiendo un gran sorbo.

Su cuerpo y rostro, al contrario que el mío, no había cambiado nada, pequeña, ojos marrones, delgada, viste con un pantalón jean, zapatillas y una camiseta negra, Elena sale de detrás de la barra, se para frente a mí para después darme un fuerte abrazo, mi cuerpo se tensa y me obligo a mi misma a no empujarla con demasiada brusquedad, ella lo nota pues no dice nada, simplemente suelta un suspiro rendida.

– nunca te gustó que te toquen – sonríe tomando asiento a mi lado – he oído que ahora diriges una empresa famosa, rumores corren sobre ti pero no les creía, en cambio ahora, con tal solo verte, puede que tengan razón.

– yo no dirijo nada – miento haciendo una mueca de desagrado – yo solo soy una secretaria común y corriente, sigo siendo la misma.

No puedo contarle nada con respecto a mi vida privada, no es que no confíe en ella, de hecho si lo hago, pero no confío en su discreción, se muy bien que ella no es de esas mujeres que saben guardar secretos, tal vez no lo haga a propósito, pero es algo que odio de ella.

Ella está rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora