Capitulo 39

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No sé cuánto tiempo había pasado desde que llegamos a casa de Thomas, el parecía más contento que yo, por supuesto Derek no se supo controlar cuando vio su habitación llena de juguetes, yo por mi parte me encerré en la habitación que el dijo que sería especialmente para mi, no pude evitar sentir cierto alivio cuando me dijo que mi habitación tiene llave y solo yo tengo la única copia, por lo que me puse cómoda, cambio mi ropa por un polo de talla grande.

La habitación en sí, es demasiado grande, una cama king size en el centro, la pared detrás de la cama está completamente hecha de cristal, mostrándome NYC en todo su esplendor, frente a la puerta de entrada, al otro extremo de la habitación hay dos puertas de cristal también, con el marco negro, un poco curiosa abro esa puerta y me sorprendo al ver un balcón, lleno de flores, dos sillones hechos para tumbarse y mirar el cielo estrellado, el hecho de que viva en el último piso del rascacielos lo hace realmente más impresionante, lo que me gusta de esto, es que las pocas paredes que tiene son blancas, excepto el marco y las puertas que son negras, en un lateral hay una pequeña puerta de madera que da a un amplio baño con ducha y bañera separadas, a lado izquierdo está la bañera del doble de mi tamaño, en el centro un inodoro normal y corriente, lavamanos con un espejo bastante grande y bonito, y al otro extremo esta una pequeña ducha donde podrían caber tres personas perfectamente.

– esto es una locura – gruño dejándome caer sobre el colchón de la cama.

A cada lado hay una mesita de noche con una lámpara, a unos metros del pie de la cama, hay un bonito tocador negro con taburete y espejo que ocupa casi todo el largo de la pared, la luz del sol alumbra por completo la habitación.

Tal vez solo ha pasado dos horas desde que estoy aquí, pero me aburría como nunca antes, me siento como rapunzel encerrada en lo alto de la torre, me siento como una niña pequeña que está siendo castigada sin salir al mundo exterior, castigada sin su libertad, es la primera vez que me siento así y debo admitir que no me gusta nada, ni siquiera puedo distraerme arreglando mi ropa pues Nana ya se había encargado de eso.

Toc toc toc.

Cruzo mis piernas y me siento derecha mirando fijamente la puerta, cerrada y de color negro, el pomo plateado, vuelven a tocar pero no respondo y el que quiera que esté al otro lado, tampoco hace el intento de abrirla.

"Después de unos segundos y muy lentamente se abre la puerta, frunzo el ceño cuando produce un chirrido molesto llenando el silencio, no se supone que haga ese tipo de sonido. Cuando se abre completamente, bajo el umbral de la puerta aparece una niña pequeña, tal vez dos o tres años, la pequeña llora, lo sé porque sus lágrimas brillan tanto como una estrella en el cielo oscuro,detrás de ella está la sombra de un hombre.

Ese individuo de un leve empujón obliga a la pequeña a entrar a la oscura y fría habitación, seguido cierra la puerta detrás de él con tanta fuerza que me hace dar un respingo y rogar mentalmente que Thomas no lo oiga, pero ninguno de ambos parece notar mi presencia, mi mirada fija en ellos, estudiando meticulosamente cada movimiento de esos intrusos en mi habitación.

Estás alucinando- me recuerda esa voz.

voy a enseñarte lo que significa fortaleza.

La voz del hombre se oye alto y claro, gruesa y ronca, como si estuviera constantemente afónico, tiene un cinturón grueso en una mano y en la otra un par de esposas, pero lo que más llama mi atención, es lo que la niña mira con tanta insistencia, sus nudillos, maltratados y sangrientos, sangre desciende por toda la longitud del cuero del cinturón hasta chocar con el piso y crear un pequeño charco de sangre, pero ambas sabemos que ese líquido no proviene de sus nudillos, más bien el origen es ese corte en la muñeca derecha de su mano.

Ella está rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora