A su lado todo era más bonito, de eso estaba segura. No sabía cuánto duraría aquella sensación de bienestar y tranquilidad pero si de ella dependiese sería hasta el fin de sus días. Todo aquello era un sueño que por fin se había cumplido. Entre tanto amor de pareja se había olvidado de sus amigas, bueno, de la única que tenía. Decidió que era una buena hora para llamarla. Apagó la radio de la que salía la grave voz de un locutor de radio que anunciaba las últimas noticias de la mañana y cogió el móvil. La llamada le costaría una importante suma de dinero pero por Sara todo merecía la pena. Marcó los nueve dígitos y esperó a que alguien respondiese al otro lado de la línea. No tardó mucho en escucharse ruido a través de la pantalla del aparato pero no era una voz femenina.
-Hola, ¿está Sara?-dijo Bea. Carraspeó la garganta y se recompuso.
-Sí, está aquí a mi lado. Un momento.
-¡Nena! ¿Eres tú? ¿Bea? ¡No puedo creerlo!
-Sí, soy yo. ¿Con quién andas?
-Es Eric, ¿no te acuerdas de él?
-¿Sigues con él? ¡Esto sí que no puedo creerlo!
-¿Qué te esperabas? Tan solo hace unas semanas que te fuiste, tontona.
-¡Por eso!-dijo Bea a carcajadas mientras se dejaba caer sobre el sofá.- ¿Qué tal va todo por allí?-continuó.
-Tú sabes, disfrutando del verano, no tanto como yo quisiera ya que tengo novio pero bueno... Me conformo con Eric.-dijo Sara en tono guasón mientras se escuchaban golpes y quejas por detrás.- No te preocupes, Eric no se ha tomado muy bien mi confesión.-repuso de nuevo Sara.
-¿Y con Yolanda?-preguntó muy seriamente Bea.
-De eso tenía que hablar yo contigo, llamas en el mejor momento, o en el peor, no sé exactamente qué decirte. Hoy nos hemos peleado, le conseguí una cita con un chico monísimo para que no se sintiese tan sola y en cuanto lo vio salió corriendo sin dar ninguna explicación.
-¿En serio?
-Como lo oyes.-contestó con tono decepcionante Sara.- Por lo visto recordó cómo conoció a Jorge, que también se lo presenté yo, le entró miedo y salió corriendo. Eric, el chico y yo comimos juntos y cuando terminamos, hace apenas unas horas, la llamé para preguntarle por qué había hecho tal cosa. Y ahí empezó nuestra pelea.
-¿Habéis vuelto a hablar?
-No, ni tampoco quiero. Incluso te metimos a ti por medio, la culpé de tu partida a Londres.
-¿Por qué hiciste eso?-preguntó Bea que comenzaba a entender la seriedad del asunto.
-Es la verdad, ella es la culpable de todo lo que ha pasado.
-Todas tuvimos la culpa, ahora me gustaría que estuviésemos todas unidas...
-No creo que eso ya esa posible Bea, ojalá, pero las cosas han cambiado mucho.
-Me he enamorado.
-¡¿Qué?! ¿Eres Bea?
-Se llama Samuel. Es argentino, tiene 22 años, es increíble. Lo tiene todo.
-Chica, un argentino... Continúa.
-Es guapísimo, tiene unos ojazos verdes preciosos. Es alto y algo morenito de piel, es esbelto y tiene un culo impresionante.
-Ahí quería llegar yo, ¿algo más que destacar?
-Algo más hay por ahí.-contestó Bea picarona.
-Bueno, me alegro de haber hablado contigo. Ahora tengo que dejarte, ¿cuándo volverás?
-No lo sé cariño. Te echo de menos.
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Seis cuerdas
RomanceYolanda, una joven apasionada por la música y el mundo artístico desea con todas sus fuerzas ser una artista reconocida a nivel mundial pero todo se ve arruinado por su pareja Jorge, que tras sus constantes agresiones dificulta el mayor sueño de Yol...