A la mañana siguiente Yolanda se despertó más temprano de lo habitual. Sus ojeras hablaban por sí solas. Su pelo enmarañado dejaba a la vista la mala noche que había pasado, sin dormir y cuando lo hacía, decenas de pesadillas la atormentaban. Soñaba una y otra vez con un pasillo oscuro, a cada lado una persona desconocida y ambas tiraban de ella para llevársela, miraba hacia arriba y lograba reconocer el rostro de aquellas personas. Ambas eran Jorge.
Yolanda no se encontraba con fuerzas para sacar a sus perros. Más tarde, pensó. La felicidad que la inundaba había desaparecido por completo. Bah, ya estaba acostumbrada. Día tras día se hundía más en el pozo en el que vivía desde hacía unos meses. ¿Cómo puedo estar tan enganchada a alguien que nunca mira por mí? Pensaba en esos momentos.
-Nena, ¡el desayuno está listo! Hoy has madrugado, ¿eh?- gritó su madre desde la cocina.
-No tengo ganas de comer.
-¿Qué te pasa, cariño?
-Verás mamá, Vetusta Morla canta en Málaga y ayer se lo comenté a Jorge y bueno...
-No te deja ir, ¿verdad?
-Exacto. No me deja ni ir al concierto, ni salir con mis amigas, ni vestirme de la manera que quiero. No me deja hacer nada.
-Nena, creo que deberías dejar a ese chico. Nunca he tenido nada en contra de él pero últimamente no se está portando contigo como te mereces. Se piensa que eres suya, y tú solo tienes una dueña y esa eres tú misma. Haz lo que quieras y sobre todo, ¡diviértete! Sabes que yo te dejo ir pero también tienes que consultarlo con tu padre. Llevas mucho tiempo queriendo ver en directo a tu grupo favorito. Adelante.
-¡Gracias mamá! Esta tarde lo llamaré para preguntarle. Te quiero.
Con su guitarra acuestas Yolanda salió de casa. Contoneaba sus caderas al ritmo de la música que salía de sus cascos. "Quiero entrar en tu garito con zapatillas que no me miren mal al pasar, estoy cansado de siempre lo mismo, la misma historia y quiero cambiar, me da pena tanta tontería, quiero un poquito de normalidad..." El canto del loco. Otro gran grupo pensó. Después de la charla con su madre Yolanda se sentía diferente, como si hubiese vuelto a nacer. Sin preocupaciones. Libre. Se sentía libre. Puso rumbo hacia un pequeño parque de grandes y frondosos árboles. De pequeña le encantaba pasear con sus amigas mientras se contaban las últimas novedades. "¿Sabéis que hay una nueva pareja en clase? ¿Estáis preparadas? ¡Yolanda y Samuel están juntos!" Recordaba las palabras exactas de su querida amiga Sara, aquella que a día de hoy seguía agarrando su mano cuando estaba triste, cuando recibía un trato injusto de Jorge o cuando las cosas no salían como deberían. También se le vino a la mente sus dos mejillas sonrosadas en aquel momento, si bien no sabía si fueron por el calor, por la vergüenza de la noticia o por el cansancio tras correr detrás de su pequeña amiga tras confesar su nuevo romance. Samuel. Aún recuerda lo mucho que lo quería cuando era pequeña. Él sí era un chico de verdad, sabía comprenderla tratarla y quererla. A pesar de sus trece años, no pensaba más que en él, en estar con él, en ser feliz con él. Ahora sin embargo, no sabía ni dónde estaba. Qué guapo era. Y cuánto la quería.
Al llegar al parque se sentó en un banco rodeado de arbustos y hojas secas. A lo lejos se podía contemplar varios niños que se divertían jugando a la pelota. Se pasaban el balón, se caían e incluso marcaba algún que otro gol. Alguna pareja besándose, otra pareja que corría divertida aprovechando el fresco de la mañana. ¿Qué estaría haciendo Jorge ahora mismo? Pensaba Yolanda. Le habría gustado ser una de esas parejas felices, que se besan, que se quieren. Le habría encantado volver a ser feliz con Jorge. Recordaba las veces que caminaron juntos por ese mismo parque, dando de comer a las palomas, acariciando a los perros que corrían libres y contentos. Volver a ser la envidia de todo el parque. De todo el mundo. Ojalá todo fuese tan fácil como antes. Borrar los celos de la mente de Jorge. Que dejase de ser tan obsesivo, que pensase en ella de una vez.
Con lágrimas en los ojos Yolanda sacó la guitarra y comenzó a cantar unas letras en inglés con su dulce voz. Abrió mejor la funda y la colocó en el suelo esperando alguna que otra triste limosna.
-When you say you love me, know I love you more. And when you say you need me, know I need you more.
Y de repente pasó a otra canción, de la misma autora en ese caso. Miley Cyrus. Su querida estrella del pop. Apoyándola desde pequeña. La razón del nombre de su perra.
-I came in like a wrecking ball, I never hit so hard in love. All I wanted was to break your walls; all you ever did was wreck me. Yeah, you, you wreck me...
Y seguía llorando, cantando a la vez. Con sentimiento. Con tristeza. Con verdad al sentir esas palabras en su alma, en su corazón. Sentía lo que decía, y cantaba lo que sentía. Los muchos que ya se habían acercado a ella aplaudían entusiasmados por la gran interpretación de esa chica, la cual recogió el dinero de su funda y salió corriendo entre la multitud.
Continuó a paso ligero por las estrechas calles de su pueblo hasta llegar a su objetivo. La casa de Jorge. Llamó al porterillo y éste le abrió a mala gana. Subió por las escaleras y llamó a la puerta con firmeza y seguridad. Nunca se había enfrentado a nadie de la manera en que iba a hacerlo ahora con Jorge, aún así estaba muy segura de sí misma. Después de unos segundos esperando en el rellano se escuchó una voz de dentro y la puerta se abrió. Segundos sin hablar.
-Hola, ¿quieres pasar? Estoy solo, ya sabes...
-Pues sí mira, quiero pasar pero para decirte un par de cosas, ¿sabes tú?
-Relájate...
-No me interrumpas. Estoy harta de ti, ¿sabes tú eso? No quiero seguir contigo. Me amargas. No te quiero. Eres un machista y solo piensas en ti. No puedes seguir controlando mi vida, mis gustos y mis amigos. A partir de ahora voy a hacer lo que me dé la gana. Esto se ha acabado.
Intentaba salir de casa pero tenía un gran impedimento. Jorge le agarraba el brazo con fuerza.
-¿Adónde te crees que vas? ¿Quién eres tú para hablarme así? No eres nadie. No sé cómo he podido perder el tiempo con una niña chica como tú. No vales nada, que te quede claro.
La soltó pero cuando intentó volver a escapar, el impedimento fue aún mayor.
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Seis cuerdas
RomanceYolanda, una joven apasionada por la música y el mundo artístico desea con todas sus fuerzas ser una artista reconocida a nivel mundial pero todo se ve arruinado por su pareja Jorge, que tras sus constantes agresiones dificulta el mayor sueño de Yol...