Intentaba concentrarse pero el ruido de sus propios acordes no la dejaba. Se corregía una y otra vez a sí misma y sentía que no avanzaba. No le gustaba el pozo sin fondo en el que había caído desde que salió de aquel hospital. ¿Le había merecido la pena? Lo único bueno que le había pasado era Hugo, haberlo conocido había sido genial pero no estaba segura de cuál sería el final de todo. Su relación no era más que profesional y ella en aquellos momentos no podía ofrecerle su música porque estaba segura de que ya no quedaba nada.
Quería llamar a Sara y contarle cómo se sentía, desahogarse hasta las tantas de la madrugada como hacían cada noche pero también sabía que aquello se había acabado para siempre. ¿Había esperanzas de recuperar su amistad? Aquella amistad de tantos años y daños, de tantas alegrías, secretos y vivencias. Sara había sido su mayor apoyo durante muchos años y con la llegada de Bea, se unieron aún más y ahora... Ahora ya no quedaba nada.
El teléfono estaba muy cerca de ella y con solo estirar el brazo sería capaz de alcanzarlo. Se lo pensó dos veces antes de realizar la llamada pero finalmente cedió. Marcó el número de su mejor amiga y esperó a que contestasen. Sin embargo no obtuvo lo que ella quería.Detrás del teléfono no había nadie más que ella. Probó varias veces con la esperanza de escuchar la voz de Sara pero en aquel momento parecía imposible. ¿Se había acabado su amistad para siempre? Había perdido a más personas en las últimas semanas que en toda su vida entera. Por un momento un pensamiento rondó por su cabeza. Sabía a ciencia cierta que aquello no podía hacerle más daño del que ya le había causado. Después de varios años una vez más no sería mala idea.
Salió de casa corriendo después de pensarlo detenidamente. Estaba cometiendo una gran locura pero tenía que arriesgarse en la vida. Aún era joven y no le asustaba nada a aquellas alturas de su vida porque a pesar de su corta edad, había vivido muchos malos momentos.
No se había arreglado aunque la ocasión lo mereciese. Llevaba unos leggins negros y una camiseta rosa corta que dejaba a la vista su precioso ombligo y por supuesto, su tatuaje.
El sol pegaba fuerte y hacía un calor casi insoportable. Seguía caminando pero había bajado el ritmo debido al sofocante clima.Quería estar perfecta para su cita. ¿Podía llamarse así? En todo caso sería una cita a ciegas para uno de ellos aunque ambos asistentes ya se conocían muy bien, quizás demasiado. Pensó envolver a casa y parar la locura que estaba cometiendo pero no había nada que le apeteciese más en aquel instante. Tenía una cuenta pendiente y tenía que cumplirla.
Llamó al porterillo como tantas veces había hecho antes. Esperó durante unos segundos pero tampoco encontró respuesta. Seguramente no estaría en casa pero no quería darse por vencida tan rápido.Comprobó si la puerta estaba abierta y tuvo la suerte de poder entrar en el portal. Una vez dentro subió por las escaleras y ya en el rellano, justo antes de llamar al timbre, reflexionó sobre si quería seguir con lo que estaba haciendo. A estas alturas ya no podía echarse atrás. Estaba allí, delante del apartamento de Jorge.
Ahora tan solo podía pensar en el error que estaba cometiendo. ¿Cómo podía ser tan tonta de volver a manos del chico que la había maltratado? Quiso retroceder pero ya era demasiado tarde, esas manos la habían vuelto a agarrar.
-¿Porqué no pasas? ¿No habías venido a verme? ¿O estás con uno de mis vecinos y no me he enterado?-preguntó Jorge desafiante.
-Sí claro, aquí solo te conozco a ti. Además he llamado al portero.-contestó Yolanda.
-Estaba en la ducha pero si hubiese sabido que eras tú habría abierto enseguida. Total, no verías nada nuevo.
-Entonces...¿Puedo pasar?
-Adelante,¿quieres tomar algo?-preguntó el chico ya en tono amable.
-No,gracias.-contestó Yolanda entrando por la puerta.
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Seis cuerdas
RomanceYolanda, una joven apasionada por la música y el mundo artístico desea con todas sus fuerzas ser una artista reconocida a nivel mundial pero todo se ve arruinado por su pareja Jorge, que tras sus constantes agresiones dificulta el mayor sueño de Yol...