Las 17:40 y Hugo seguía sin aparecer. ¿Habría sido aquello un halo de esperanza que simplemente acabó en una broma de mal gusto?
Cargada on una mochila llena de letras en papeles y una funda con seis cuerdas y un sueño, decidió que era absurdo seguir esperando algo que nunca llegaría. Retrocedió cabizbaja para volver a casa y dejar atrás su sueño. Pensaba que no era tonta y sabía para qué quería Hugo todas esas cosas que ella llevaba pero ahora entendía que sí lo había sido. Tonta desde que lo conoció. Alguien tan perfecto tenía que tener algún fallo. Y para colmo se había puesto más guapa de lo normal. Un vestido amarillo le caía por encima de las rodillas a conjunto con unas botas de vaquera marrones.
Abrió de nuevo la puerta del portal y la cerró tras de sí. Subió unos pequeños escalones y escuchó gritar su nombre y aporrear el cristal. Se giró y distinguió la figura de Hugo. Corrió hacia la puerta y se abalanzó sobre él.
-Vaya, espero llegar tarde todos los días.
-No me hagas más esto. He dudado de ti y de tu palabra.
-Tuve que buscar una niñera de última hora para Ángela y no sabes lo queme costó convencerla de que no podía venir... ¡Tenía más ganas que yo de verte!
-Ella al menos habría sido puntual.
-Aún estoy a tiempo de cancelar nuestra cita.
-¿Puedes decirme adónde vamos y dejarte de tonterías?-preguntó Yolanda algo molesta.
-¡Si sabes de sobra nuestro destino!
-Qué filosófico.
Se montaron en el coche de Hugo. Era pequeño pero acogedor y bonito.Estaba muy bien cuidado, limpio y olía a perfume de rosas. Yolanda suspiró y se apoyó en el respaldo del asiento delantero. Cerró los ojos lentamente intentando disimular su nerviosismo. Sonó la voz de John Lennon a través de la radio. Yolanda disfrutó de la armonía y de la paz que se respiraba en el auto.
-¿Estás nerviosa?
-Ahora que me lo has vuelto a recordar sí. Tienes muy buen gusto con la música.-recalcó Yolanda.
-Por eso te elegí a ti.-contestó Hugo.
El camino hacia el estudio fue muy divertido y gracias a las bromas e intervenciones del chico, Yolanda casi ni se dio cuenta de que en menos de cuarenta minutos estaban ante el local.
- Ya hemos llegado.
-¿Estamos en Málaga? No me había dado ni cuenta.
-Ya puedes bajar, voy a por tus cosas del maletero.-dijo Hugo en tono amable.
-Gracias pero yo puedo sola.-contestó Yolanda anticipándose a las intenciones de su compañero.
El edificio era pintoresco y antiguo lo que generaba cierto respeto en Yolanda. Parecía la típica casa encantada de alguna película americana mala, de los sábados por la noche.
-¿Es aquí seguro?-preguntó Yolanda sin respuesta.-¡Espera!-gritó mientras Hugo entraba ya en el estudio.
Abrió la puerta despacio y la cerró enseguida. El interior era totalmente diferente a la fachada. Una vez más podía confirmar que las apariencias engañan y no sólo con las personas. ¿Le pasaría lo mismo con Hugo? ¿Era tan solo una fachada encantadora la suya? Todo iba demasiado bien y eso era raro para ella.
El estudio estaba decorado de manera extravagante. Unos sofás de colorines improvisaban una sala de espera ocupada por jóvenes de todas las tribus urbanas. ¿Podía Yolanda encajar en alguna de ellas? Sabía que la imagen era muy importante en el mundo de la música. Carraspeó y se sintió observada por una chica rubia más extravagante que el lugar, que la miró amenazante.
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Seis cuerdas
RomanceYolanda, una joven apasionada por la música y el mundo artístico desea con todas sus fuerzas ser una artista reconocida a nivel mundial pero todo se ve arruinado por su pareja Jorge, que tras sus constantes agresiones dificulta el mayor sueño de Yol...