Querido anónimo,
No puedo evitarlo, me gustan los reencuentros. Odio las despedidas, los finales. Pero sin ellos no habría reencuentros.
Me gusta ver a la gente correr hacia el otro, me gustan esos abrazos tan fuertes, los besos, el llanto.
Me gusta la impaciencia, las historias que no pueden esperar a ser contadas, las orejas que no pueden esperar a escucharlas. Los ojos que se iluminan, que no se pueden creer todos los cambios.
En definitiva, me gustan los acercamientos, y sobre todo, el final del sentimiento de echar de menos a alguien.
S. Harrison