Pero

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No sé qué me pasa.

Algo me dice que me quede quieta, sentada en esta silla, callada, que solo escuche, mirando, observando. Siendo un cuerpo, una presencia y nada más. Algo me obliga a estar en silencio y escuchar el eco que producen mis pensamientos. Pero no quiero. Me alteran, me confunden, me hacen daño.

Una vez, hace años, me dije que la única persona en todo el mundo en quién podía confiar totalmente era en mi misma. Porque yo no me traicionaría. Porque yo me escucharía. Porque yo me comprendería a la perfección. Porque yo no me fallaría. Porque yo siempre estaría ahí. Porque nadie me entendía mejor que yo misma. Pero ahora no estoy tan segura. No estoy segura de nada. Ahora mismo soy un torbellino de sentimientos, de pensamientos contractorios, de recuerdos amargos, de canciones a todo volumen para no escucharme, de pasos rápidos evitando según qué espejos. Estoy en un punto muerto. Renuncié a depender emocionalmente de alguien que no fuese yo misma, porque así el daño no sería tan mayor, pero nadie me dijo qué es lo que se supone que hay que hacer cuando no sabes qué hacer. Prometí, me prometí tantas cosas y me da la sensación de que no estoy cumpliendo ninguna.

Yo misma me estoy haciendo daño y no sé por qué. Estoy en una intersección, entre confiar en lo que me dice mi cabeza o en lo que dicen los demás. ¿A quién se supone que debo hacer caso? Hay dos caminos y no sé por cuál ir, pero tengo que avanzar.

La experiencia me dice que no llore, porque si lo hago, caeré, como ya caí hace más de un año. Pero juro que mi cuerpo necesita que yo llore, pero estoy reprimiendo las lágrimas.

No quiero estar sola, pero siempre lo estoy. Hoy necesito compañía, planes, tener la mente ocupada, pero no hay nada que hacer. No quiero estar sola, pero lo estoy. 

Sé que no debo exponer mis sentimientos en una red social, pero no hay otra vía de escape. Mira que intento reprimirlos, lo juro, pero siempre salen. Quiero retenerlos en mi interior, porque algo me dice que solo puedo confíar en mi, pero ellos quieren salir y ser libres. 

Miro a mi alrededor y veo a personas, vaya si las veo, pero siento que no están.  

Debo ser fuerte. Agarrar todas estas mierdas, estos pensamientos, todo, y tirarlos a la basura. Porque me duele la cabeza de tener la música a todo volumen para no escucharlos. Porque este vacío está empezando a pesar más que nunca. Pero sigo aquí, en esta intersección, en este punto muerto, sin ayuda, sin nadie. Estoy sola, como siempre he estado, pero ahora ansío compañía. Más que nunca. Hoy no quiero pasar una tarde de domingo sola. Hoy quiero estar ocupada, escapar, romper esta rutina. Hoy quiero olvidar todo esto, separarme de esta sensación y que este vacío vuelva a llenarse. Pero sigo aquí, en esta silla. 

Quiero tirar mi móvil y mi dependencia. Quiero escuchar canciones antiguas y bailarlas como nunca he bailado. Quiero escribir con el lápiz y el papel en la mano. Quiero sacar de mi imaginación todo lo que la llena y dibujarlo, plasmarlo en el papel. Quiero pensar en el futuro y ver algo bonito en él. Quiero esperanzas y sueños de futuro. Quiero vestir con camisetas de manga corta sin importarme cómo me vea. Quiero olvidarme de las personas. Quiero ser fuerte. Quiero tirar por el desagüe estos dos últimos años, cada crítica o comentario respecto a mi, cada recuerod amargo. Quiero romper estas cadenas, acabar con todo. Pero sigo aquí, en esta silla. 

Hoy quiero reír, que me duela la boca por ello. Quiero olvidarme de los imposibles, de las ilusiones vacías que no conducen a ninguna parte, de las palabras de afecto que no sé si son verdad o mentira. Hoy quiero olvidar todo lo que soy, todo lo que no puedo tener, todo lo que hubiese podido tener,... Porque hoy más que ningún día quiero ser feliz, cueste lo que cueste... Pero sigo aquí, en esta silla.

A. Lennon.

Manual de desahogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora