Auto-superarse.

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La vida es difícil, pero, maldita sea, qué merito tendría vivirla 

si no fuera así.

Querido anónimo, 

esta carta número 31 quería que fuera algo especial.

Llevo un mes, junto con S. Harrison, escribiendo en este manual. Aquí nos hemos desahogado, de todas las maneras, hemos llorado escribiendo y también hemos sonreído. Hemos escrito de corazón cada palabra y cada coma para expresar nuestro estado de ánimo y tú, anónimo, nos habéis aceptado, sin ni siquiera conocernos, y eso dice mucho de ti.

Quería hablaros de lo difícil que es la vida a los 14, a los 15, a los 16... En la adolescencia. En como nos afecta todo de una manera exagerada, en lo solos que nos sentimos, en lo absurdos, en lo inútil, lo patético y todos los "adjetivos negros" habidos y por haber. 

He de confesar que, yo misma, hace un año, estaba con depresión, creía que no había fin, que ese penoso camino lleno de barro, que me manchaba, que me hacía sentir decaída, creía que todo eso no acabaría nunca y, naturalmente, estaba equivocada. 

Sé que es muy fácil decir: "quierete más", "todo acabará tarde o temprano", "no estarás sola siempre" y un montón de tópicos de frases positivas. Porque cuando estás hundida en tu propia miseria no piensas que eso tiene fin, que algún día te vas a poder sentir bien contigo misma, que esa situación va a cambiar para bien, que alguien te va a querer... Y pierdes las ganas de vivir. ¿Por qué? Pues porque es difícil y nosotros, unos débiles. Necesitamos el cariño y el apoyo de personas con las que no vamos a convivir siempre, necesitamos sentirnos queridos hasta por una piedra, cuando la única persona que tendríamos que necesitar sería nosotros mismos. Y tenemos miedo, miedo de morir solos, cuando es lo que vamos a hacer pero también, y a hablo por mi, nos da miedo amar, porque eso significa depender emocionalmente de otra persona, otra persona que te puede destruir, que te puede romper el corazón. Y abandonamos, cuando la única opción tendría que ser auto-superarse. 

Abandonamos porque es lo fácil. Abandonamos porque no es difícil. Pero no, tú no puedes hacer eso, tú no puedes coger el camino fácil, no puedes abandonar prácticamente en la salida. Tienes que vivir, llorar, amar, sonreír, tienes que ser tú misma, sin miedo a nada. 

Porque cuando seas mayor, podrás decir: "Sí. Yo vengo de la generación que no se valoraba, de la generación que no se veía nada bueno. Criados bajo el manto de una sociedad hipócrita que juzga según el físico. Una generación arrollada por la crisis, en la que nos teníamos que pagar nuestros propios estudios para labrarnos un porvenir. Una generación sacudida de ineptos, de personas que no estudiaban y que te llevaban a la mala vida. Una generación que pensaba en el suicidio como una vía de escape. Una generación difícil y vulnerable en un mundo duro y cruel. Pero yo, sobreviví. Yo cogí las riendas de mi vida y lo superé todo, yo callé las bocas de los ineptos y pasé de sus insultos. Yo borré de mi mente los pésimos comentarios que tenía de mi misma, yo nunca me suicidé. Yo salí de esa depresión, de esos tiempos amargos, me auto-superé, los dejé a todos atrás y esto es lo que soy, lo que siempre he querido ser".

Muchas gracias por escucharme durante este largo mes, querido anónimo.

Un beso, amigo.

A. Lennon.

Manual de desahogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora