CAPITULO 16

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Petyr guardó la calma después de leer tan reveladora nota de Victoria. Ya alguna vez ella le había mencionado que se paseaba por el sanatorio a placer, que le era muy sencillo moverse por los edificios abrigada por las penumbras de la noche, también le había comentado que alguna vez se había metido a su consultorio, pero en realidad nunca le puso especial interés a esas declaraciones, simplemente las había olvidado o había creído que solo era presunción por parte de ella. Pero ahora era distinto, Victoria tenía datos importantes de él, como su dirección y teléfono. Petyr sabía que no le llamaría para molestarlo o para causarle problemas, ya lo hubiera hecho antes, pero igualmente se sintió un poco vulnerable.

De regreso a casa, Petyr pasó por un restaurante de comida china, pidió comida como para tres o cuatro personas, después paró en una pequeña repostería a la cual se había hecho muy asiduo y compró una tarta de manzana, a la cual pidió que le agregaran un poco más de azúcar glass extra. La chica que lo atendió solo sonrió divertida, ya que siempre pedía lo mismo... "¿Podrías ponerle más azúcar?" pedía cada vez que compraba un postre.

Después de oír los ya típicos reclamos de Suzzane por haber comprado tanta comida y llevar postres tan dulces, tras terminar la cena y ya con una taza de café en las manos, Petyr quiso tomar el tema de la nota de Victoria, pero no lo hizo. Creyó que quizá Suzzane se preocupara más de lo debido, así que prefirió hablar de Alice.

—¡¿Aceptó salir de nuevo contigo?! ¡Eso es espléndido!

—Sí, saldremos el sábado, pero dijo las palabras mágicas, esas que aterran a todo hombre.

—"Tenemos que hablar".

—Esas mismas...

—Quizá solo pondrá las cartas sobre la mesa, pondrá algún ultimátum o se pondrá firme contigo, no sería algo tan malo. No creo que termine su relación contigo, ya lo hubiera hecho hace días.

—Si en algún momento me hubiera gritado o quizá hasta abofeteado, creo que estaría más tranquilo ahora.

—Ya galán, no pasará nada, ten fe. ¡Por cierto! Hablando de tener fe, hoy vi en el mercado al señor Crow, al padre de Anna.

Petyr no supo que tenía que ver la fe con Anna Crow, pero aun así le dio curiosidad por qué trajo el tema a la plática.

—¿Y viste a Anna también?

—No, pero Thomas, así se llama el señor Crow, me dijo que Anna se había conseguido un trabajo en un hotel en Canadá. Estaba muy triste porque ahora se ha quedado solo definitivamente y Anna le dijo que no volvería, que se olvidara de ella. Creo que tú eras su última oportunidad y ahora tuvo que ir a donde nadie la conociera... y aunque Halifax no está tan cerca de aquí, quizá su fama la alcance hasta allá. —Suzzane rio con un poco de vergüenza y cubrió su boca con sus manos, contagiando a su vez a Petyr, que bien sabía a lo que se refería—. Bueno, esperemos que le vaya bien a la mujer y que aprenda de sus errores.

—Entre más lejos esté Anna, mejor será para Alice y para mí, quiero desvanecer su recuerdo definitivamente.

—¿Alice te importa mucho? —preguntó Suzzane borrando completamente la sonrisa del rostro.

—Sí, la amo.

—¿Te piensas casar con ella?

—Sí, espero llegar a ese punto, cuando tenga la estabilidad que ella merece se lo propondré.

Suzzane sonrió enternecida con la respuesta de Petyr. Al igual que varios, pensaba que Alice y Petyr hacían una gran pareja; ambos eran jóvenes, hogareños y muy bien parecidos.

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