CAPITULO 23

197 33 9
                                    


Tan solo dejaron pasar tres días entre la primera sesión y la siguiente, lo cual le pareció demasiado arriesgado a Andrew, pero Petyr insistió en repetir lo más pronto posible. Se habían citado de nuevo en la casa de Petyr, de nuevo a las siete de la tarde, poco antes del anochecer. Y justo como en la última vez, repitiendo el mismo proceso, el sopor llego casi al instante.

Cuando Petyr cayó en trance, Andrew comenzó a buscar en su mente.

—Petyr, regresa a tus años de universidad.

—Estoy ahí...

—¿Dónde?

—En el campus, en los patios, es enorme y muy alegre, pero yo prefiero la biblioteca.

—¿Petyr, conoces a alguien llamado Clayton, tienes un amigo con ese nombre? —preguntó directamente Andrew.

—No, yo no tengo amigos. Las personas no quieren hablar mucho conmigo.

Andrew quiso preguntar por qué las personas no querrían hablar con él, ya que él mismo lo consideraba un hombre amable y hasta divertido, pero ese no era el propósito de la hipnosis.

—Retrocede un poco más, a tu adolescencia, ve hasta tus trece años.

—Sí... acabo de llegar a casa —dijo Petyr después de algunos segundos—. Mamá está llorando de nuevo, ahora llora todo el día, ya no sale de su habitación nunca, ya nunca hay cenas calientes.

Andrew no tenía ni idea de qué había pasado en esa etapa de la vida de Petyr, pero algo le dijo que en esto sí debía de profundizar un poco más.

—¿Y tu padre Petyr, dónde está tu padre?

—Otra vez no llegó a casa, él ya no duerme aquí diario. Hoy cené en la casa de mi amigo Louis, ahora siempre ceno ahí, su mamá me trata bien. La casa esta oscura y solo oigo a mamá llorar. Entré a verla y le enseñé el reconocimiento que me dieron hoy por mis calificaciones, pero solo me dio una palmada en la espalda y siguió llorando, me dijo que me fuera a dormir.

A Andrew se le estrujo el corazón de oír esa declaración, después de un momento continuó.

—¿Petyr, conoces a algún Clayton?

—Un maestro de la escuela se llama Carl Clayton.

—¿Y es cercano a ti?

—No, su clase no me gusta, es aburrida.

Andrew pensó por un segundo y luego preguntó otra cosa.

—¿Por qué llora tu madre, Petyr?

—Llora porque Iton no está. Porque lo extraña.

—¿Quién es Iton?

Petyr comenzó a inquietarse, su movimiento ocular era violento, sus puños se cerraban con fuerza y su rostro reflejaba mucho sufrimiento. Rápidamente Andrew lo devolvió a su edad actual y lo despertó.

Petyr se sintió como si se acabara de bajar de la montaña rusa, estaba mareado y comenzó a tener dolorosas arcadas, se inclinó por la orilla de la cama y vomitó en el cubo que estaba a su alcance por si había esa clase de percances. Cuando terminó, se puso en pie con el cubo en mano, lo llevó al baño y después de deshacerse del contenido, lavarse las manos y el rostro, de nuevo se quedó mirando su propio reflejo en el espejo.

—¿Qué demonios me pasa? —susurró Petyr.

—¿Qué dice, doctor? —respondió Andrew desde la pequeña cocina, donde estaba sirviendo un par de vasos de agua.

InsanityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora