CAPITULO 36

170 24 8
                                    



El año nuevo había dejado una sonrisa en los rostros de todos lo que rodeaban a Petyr, excepto en el de Andrew May, el cual había regresado a sus labores con una torpeza nerviosa indescriptible. En las primeras dos horas del primer día laboral del año, se le había caído de las manos el bloc de notas más de cuatro veces, se había tirado el café encima y poco le había faltado para caerse de su propia silla.

—¿Te calmas o te doy una prescripción? —preguntó Petyr harto de verlo cometer tantas torpezas y maldecir a cada minuto.

—Estoy tan nervioso que juro que tendré erupciones en cualquier momento —dijo mientras se acariciaba con preocupación el cuello.

—Está bien, eso es asqueroso. Siéntate por favor y respira —pidió Petyr preocupado por los nervios de su amigo.

Andrew obedeció, se dejó caer en la silla con todo su peso, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Respiró profundamente exhalando todo su estrés y sintiendo como su cuerpo liberaba tensión.

—Nelly —dijo por fin apesadumbrado.

—¿Qué pasa con ella? —quiso saber para tratar de ayudar.

—Ha contratado una ayudante, asistente o algo así. Al parecer lo hizo antes de año nuevo.

—¿Quién pudo atenderla entre las fiestas?

—Petyr, por dinero la gente olvida las festividades. Las ganancias de sus inversiones ya le fueron depositadas hace semanas; no es multimillonaria como el señor Chandler, pero sí tiene mucho dinero. Ha rentado un departamento lo bastante grande como para tener ahí un estudio.

—Eso me parece bien —expresó Petyr sintiendo felicidad por su paciente.

—Bien, ¿en serio? —inquirió Andrew, lleno de ironía y preocupación—. ¿Sabes qué significa esto? Significa que jamás vivirá conmigo, soy nadie a su lado. ¡Se refugió en mí por su aislamiento! —dijo liberando un poco de frustración golpeando su propia pierna—. No soy nadie.

—¡Para de una vez con esa actitud, es insoportable! —espetó molesto al ver como su amigo se rebajaba a sí mismo—. Si la mujer tiene dinero o no, eso no cambiará lo que siente por ti, te lo aseguro.

—¡¿Cómo lo sabes?! —dijo malhumorado.

—¿En serio me estás preguntado eso? Soy su psiquiatra, ¿cómo crees que lo pueda saber?

Andrew por un segundo olvidó ese insignificante detalle. Las pacientes le contaban todo, y Petyr tenía el aprecio y la confianza de sus chicas, así que ellas jamás sentían la necesidad de mentirle.

Petyr sacó de su maletín una pequeña grabadora digital, parecida a la que Andrew había usado en las sesiones de regresión con él mismo, pero se notaba que esta era nueva. Andrew lo miró con sospecha y Petyr le contestó alzando una ceja y sonriendo maliciosamente, como aceptando la culpa de un delito que le causaba algún tipo de placer.

—He aprendido de ti algunos trucos, además así ya no tengo que escribir tanto. Ahora ponme mucha atención —dijo Petyr con seriedad total—. El contenido de este dispositivo no es para tus oídos, es material de expediente, es totalmente privado y no puedo mostrártelo, es una conversación que solo nos compete a Nelly y a mí.

—¿Entonces para qué me la muestras? —preguntó Andrew desilusionado.

—Porque necesito que confíes en mí. Ella te ama, sabe que son diferentes y sabe lo necio que puedes llegar a ser, sabe que el tema del dinero te pone nervioso pero te puedo asegurar que eso para ella no es un problema. No te puedo mostrar esta grabación, pero puedo apostar mi título a que ella no se refugió en ti por conveniencia o por aburrimiento, Nelly tiene sentimientos reales por ti, mi paranoico amigo.

InsanityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora