Capítulo 8: Mi madre es muy consentida...

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(Dos días después)

Rey, no se veía feliz en Egipto, esos últimos 2 días ha estado solamente viendo el amuleto, que le regaló su padre, el collar, el lo tiene guardado, es un collar, el no se lo pone, pero, lo guarda con mucho amor. Después, Nía llegó a buscarme, a sus hermanas las maltrataron, en la casa de ella, tuve que ir, era mi deber, unos guardias y Rey me acompañaron, no podía ir sola. Apenas llegamos, vi a dos hombres pegarle a Nía, fue horrible ver a alguien golpear así a mi amiga.

-A ver, paren ¡Se los ordeno!

-Ana, no te metas -tapándose con una silla-

-Guardias, ¡Encierren a esos dos! ¡Ahora!

Después de decir eso, uno de los hombres trató de golpearme, lo consiguió, caí al suelo, sangraba sin parar, Rey trató de levantarme, no podía, los guardias apartaron a ese hombre de mí, y se los llevaron.

-¡Ana, Ana! ¿Estás bien?

--me toca la cabeza - Está mal, sigue sangrando...

-Majestad -a Rey- tenemos que llevarla al palacio, rápido...

-Rápido -me levanta la cabeza - Ana ¿Puedes escucharme?

-Me duele, mucho...

-Lo sé, te vamos a llevar al palacio...

-No, me duele...

-Ana, tenemos levantarte...

-Rey, me va a doler...

-Lo sé...

Rey y Nía me levantaron, yo empecé a gritar por el dolor, me dieron con un cuchillo en la cadera, el dolor era insoportable...

-Ana, no grites, tranquila...

-¡Me duele!

-Ana, no podemos llevarte así, no puedes ni caminar...

-¡Me duele!

Rey me cargó en sus brazos, me seguía doliendo, me sentí un poco avergonzada porqué Rey TENÍA que cargarme, y también se sentía tierno. Apenas llegamos, empecé a sentirme mareada y en el camino Rey me hablaba para no desmayar, empecé a cerrar los ojos.

(...)

Desperté, vi a un montón de sirvientas viéndome, era raro, una sirvienta salió corriendo, la escuché avisar de que ya desperté, Rey apareció y me dio un abrazo.

-Qué bueno que despiertas, pensé que te habías...-le interrumpo -

-No Rey, estoy bien, me duele, pero, estoy bien...

-Estaba muy preocupado por ti.

-¿Y Nía?

-Ella está bien, ya se recuperó de los golpes, igual que sus hermanas...

-Qué bueno, -a las sirvientas - chicas, pueden retirarse...

-Si majestad, si necesita algo, por favor avísenos...

-Lo haré, tranquila...

Todas se van, quedamos nosotros dos solos...

-Ana, amor, que bueno que estás bien...

--¿Amor? ¿Ya me dice amor? Se me hizo raro cuando me lo dijo pero, que bueno - Si Rey si...

--se sienta y se acerca - Ana, me estoy dando cuenta de que, apenas llevamos 3 días y, hasta ahora estamos solos...

Larga Vida Al ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora