Capítulo 25; Parte 2

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Con solo verlas ya me obstinaba, eran las hermanas de Nía gritando, con sangre en las manos. Se veían desesperadas, apenas me vieron se acercaron a mí y bajaron sus cabezas.

-¿Ahora qué chicas? ¿Que quieren ahora?

-¡Majestad! ¡Es importante! -gritó una de las chicas- ¡Algo pasa con Nía!

-¿Qué pasa?

-Ella está mal, está enferma.

-No puede estar mal. -comentó Taián- Hace poco fui a verla, y le advertí que no quería problemas para Ana. Mienten.

-Pero princesa, ella simulaba por no tener problemas. En serio ella está mal. -me ve a los ojos- Majestad, le suplico, vaya a ver a nuestra hermana. Ella está sufriendo mucho.

-...

Lo pensé mucho, hasta que ellas me insistieron tanto que me enojé. Y tuve que ir. Llegué a su casa y vi a Nía en su cama, acostada, pálida y estaba tosiendo, me dio pena verla así de enferma, así que envíe a unos soldados a que llamaran a un sacerdote a verla.

La vio y dijo que necesitaba estar en cama por muchos días, como no pude hacer nada, hice que dos soldados cuidaran alrededor de su hogar. Tuve que devolverme y como siempre, sentarme en el trono y esperar a que algo bueno pasara. Pues... sí hubo algo, muy interesante...

El Rey de Misania apareció, cómo si la felicidad reinara en el Palacio, y cómo si no tuviera problema alguno. Me levanté, y ordené a los guardias a impedirle el paso a Rey.

-¿Qué pasa? -me mira a los ojos- ¿Qué haces futura mujer?

-¿¡Cómo se te ocurre decirme así!? ¡Después de lo que pasó!

-¿Qué pasó? -dijo "confundido" (obvio, no quería que nadie se enterara de lo que me hizo)-

-Pues te tengo noticias Rey... Y no te pueden gustar...

-Dime, no le tengo miedo a nada...

-Pues me enteré, de que...

-¡Habla! Odio que me dejen con la duda...

-Pues tú tendrás un heredero...

Su cara al escucharme me dio mucha risa, por dentro me reía, pero, él solamente me gritó.

-¿¡QUÉ!? ¿¡UN BEBÉ!? -se acerca a mí y me aprieta las mejillas- No me digas que es cierto...

-Pues, es cierto, un bebé, un heredero al trono egipcio. Un príncipe nuevo.

-me suelta y se da la vuelta- Es inaceptable Ana. No puedo hacer tanto...

-Pues, sabes que es tu culpa...

-suspira y empieza a caminar a varios lados- ¿Y ahora qué? -para- ¿Qué haremos?

-Como Rey, su deber es casarse lo más pronto con nuestra Reina. -comentó el sacerdote- Porque su promesa de hace años, mencionó que si algo malo o inesperado pasaba, tendrían que casarse lo más pronto posible. Lo juró ante sus dioses y los nuestros, y no puede decir no, o sería una ofensa.

-...

-Sé que es difícil, entender, pero si algo malo pasa, todo será tu culpa.

Rey no decía ni una sola palabra, se quedó callado por unos mínutos, hasta que decidió hablar, pero no de buena forma...

-Espero que vengas conmigo a Misania, para que veas las situaciones que están pasando por allá, luego hablaremos de la boda, pronto nos casaremos. Cumplimos con nuestras promesas. Necesito hospedaje, y si quieres mañana iremos a mi Palacio.

Larga Vida Al ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora