La salida durante la tarde fue algo extraña. Todo partió algo normal, comenzamos a beber, hablamos del trabajo, luego de nuestras vidas amorosas y, como siempre, yo no tenía mucho que decir al respecto.
El chico desconocido se llama Sebastián y tiene la misma edad que yo. Él trabaja en la cafetería de la empresa y llegó hace apenas unos días. En la mañana, Ximena conversó con él y lo invitó pues lo había encontrado guapo y simpático. A mí me pareció que él era agradable, pero no se comparaba en nada con mi jefe. De hecho, yendo todos los días a la cafetería de la empresa ni siquiera me había dado cuenta de su presencia. Últimamente todos mis pensamientos se centran en mi jefe, en mi trabajo y en mi tesis, no me queda tiempo para ver quién pasa a mi alrededor.
Luego de un par de copaslas chicas se fueron, aludiendo a que estaban muy cansadas. Yo igual lo estaba, pero decidí quedarme con los chicos un rato más, pues sabía que si regresaba a mi casa no me dormiría y me quedaría pensando en mi queridísimo señor Hidalgo. Luego Carlos y Jhon también decidieron irse. Ellos saldrían más tarde nuevamente a bailar con sus parejas. Me quedé sola con Sebastián, así que también optamos por irnos.
Decidió acompañarme a mi casa. Nos fuimos caminando, la noche era ideal para caminar. Mi casa estaba relativamente cerca así que no me molestaba que él me acompañara.
—Y tú ¿No tienes novio, marido, amante o algo por el estilo? —me preguntó.
—No, llevo un tiempo sola ¿Y tú? —respondí.
—Yo no tengo nada estable. Me gusta disfrutar de la vida y no quiero nada de compromisos en este momento.
—Tú ¿por qué estás sola? ¿También quieres disfrutar la vida?
—No —respondí tajantemente y él se rió—. O sea, sí quiero disfrutar la vida, pero no es ese el motivo por el que estoy sola.
—¿Entonces? —insistió.
—Terminé hace un tiempo una relación de dos años y fue bastante difícil. Y por ahora prefiero estar sola.
—Ya, pero a alguien tendrás para pasar las penas de vez en cuando.
—La verdad es que no —afirmé.
—No te gusta nadie.
—Sí —titubeé.
—¿Por qué no estás con él?
Su insistencia en preguntar por mi vida sentimental ya me estaba incomodando, pues apenas lo conocía y me parecía que quería saber todo de mí. Comencé a creer que fue mala idea haberme quedado hasta tan tarde. Cada pregunta me hacía sentir como si estuviese en un interrogatorio. Quería cambiar rápido de tema y llegar a mi casa. Me sentía algo agobiada por el cansancio, la falta de sueño y por la conversación con Sebastián. No sabía que este nuevo "amigo" sería tan insistente.
—Tanta pregunta —reclamé.
—Tienes razón, si no me quieres contar no importa. Podemos hablar de otra cosa—. Noté que lo sorprendió mi reacción de reclamo.
—No, si no hay problema—. Me arrepentí de haberme quejado—. Me gusta alguien, pero él nunca se va a fijar en mí. Digamos que es un amor platónico.
—¿Por qué no se va a fijar en ti? Eres linda, joven, agradable. A lo mejor no lo has intentado.
—No he intentado nada, ¿Para qué? Haga lo que haga va a salir mal. Mejor cambiemos de tema.
Continuamos conversando acerca de él. Me contó que había entrado a la universidad pero que por falta de recursos había tenido que dejarla y ponerse a trabajar. Luego de haber empezado a trabajar le tomó el gusto a tener su propio dinero y decidió no volver a la universidad. Le intenté hacer ver que aún estaba a tiempo para retomar sus estudios, pero estaba convencido de que no los necesitaba. Su forma de ver la vida era mucho más sencilla que la mía al parecer.
Al llegar a mi casa, nos quedamos un rato conversando en la calle, mientras él se fumaba un último cigarro. Antes de despedirse me dijo algo que me dejó pensando toda la noche.
—Catalina, te voy a dar un consejo. En la vida uno tiene que hacer lo que quiere, pensando obviamente en las consecuencias. Cuando se trata de amor es más sencillo, pues no tienes nada físico que perder. Si te gusta alguien y no has hecho nada para que él lo sepa, nunca va a pasar nada. Está en ti solamente hacerte notar. Eres joven, disfruta la vida y aprovecha las oportunidades, has locuras que puedas recordar en tu vejez, vive intensamente para que no te arrepientas de lo que no hiciste.
—Es un gran consejo. Intentaré tenerlo en cuenta —dije sorprendida por sus palabras.
—Y bueno. Si necesitas un amigo, para lo que sea, realmente para lo que sea, puedes contar conmigo. No me molestaría hacerte compañía si lo necesitas—. Me guiñó un ojo, me dio un beso en la mejilla y se alejó.
Esto era extraño, que un chico que apenas conozco me aconsejara a jugármela por mi jefe. Claro está, que él no sabe que me gusta mi jefe.
Me fui a dormir mucho más relajada. Los tragos habían hecho su efecto y lo único que quería era descansar. No tenía intenciones de quedarme otra noche pensando en mi jefe, ni mucho menos en lo que me había dicho Sebastián, si no terminaría por hacer una locura, como llamar a mi jefe a esta hora. Eso no sería muy apropiado, más bien sería vergonzoso.
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Hasta que te enamores de mí #1
Literatura Feminina¿Cuántas locuras estarías dispuesta a cometer para conseguir enamorar a quien no debes? Catalina llega a hacer su práctica profesional a una conocida empresa de su ciudad. Ilusionada con este logro, sabe que debe hacer todo bien y se esfuerza en el...