20

256 18 0
                                    

Llegamos a mi casa de nuevo, llovía, me diste un beso en la mejilla y me dolió, moría por un beso de tu boca en la mía, moría porque me tomaras en tus brazos.
Te giraste para irte.

-¡Ryan!.

- ¿Dime?.

-No.. no te vayas, por favor, quédate...¿Si?.

-Yo.. bueno, si me miras así, sabes que no me puedo negar..

Sonreímos.

Entramos a la casa y cerraste la puerta tras de ti. Nos sentamos en el sofá, estábamos empapados y prendiste la chimenea mientras yo iba por ropa seca para ambos a mi habitación.

Al bajar las escaleras te observé lentamente, veía el fuego arder, estabas tan perdido entre tus pensamientos que no quería interrumpirte..

Te diste cuenta de lo que hacía y me viste posando una sonrisa melancólica en tus labios, me rompió un poco el corazón ver ese tipo de sonrisa en ti, que lucía más como una sonrisa de consuelo..

Traté de devolverte la sonrisa mientras llegaba a ti, me sorprendió que de cierta manera aún estuviéramos conectados de cierta manera.

- Quieres saber en lo que estaba pensando, ¿verdad?. Dijiste estudiando mi cara.

-¡¿ Cómo ... cómo lo sabes? .

Tomaste mi mano y una corriente de electricidad recorrió todo mi cuerpo, continuaste hablando.

-Porque te conozco, siempre has tenido curiosidad de mis gestos, de mis silencios...y pensaba en ti, en lo mucho que te sigo amando...

Te acercaste a mi, cerré mis ojos para después sentir tu boca en la mía, tus manos recorrer cada centímetro de mi piel, descubrí que ni mi cuerpo ni mi alma te olvidaron, mi espíritu jamás se marchó, jamás se separó de ti.

Las ropas sobraron, fuimos a terminar a mi cuarto, desnudos, besándonos, amándonos recuperando el tiempo infamemente perdido.

Afuera llovía, se sentía todo también, el ambiente era perfecto, pero lo mejor era estar así: entre tus brazos, siendo tuya.

Nos quedamos abrazados, me diste un beso en la frente y sonreí, ¿tanta felicidad podía ser cierta?.

- ¿Ryan?.

-¿Si?.

-Te amo.

-Y yo mucho más a ti, mi ángel.

-Pérdoname...

-¿Por qué? No tengo nada que perdonarte..

-Porque hice que detuvieras tu vida todo este tiempo...

-¿Qué? Sophie, mi vida sin ti en ella es igual a nada, porque una vida sin amor es igual a cero, y tú, tú eres el amor de mi vida...

No pude controlar unas lágrimas, era afortunada al tener a un hombre como él...

-Jamás tendré cómo devolverte todo lo que has hecho por mi..

- ¡Claro que si!. Sonreíste.

Me acomodé para verte mejor. -¿Y cómo?.

-Casándote conmigo, estando conmigo hasta que seamos como esos viejitos que vimos en la estación, ¿ Recuerdas?.

-Cómo olvidarlos... reímos y te abracé fuerte, ¡Nos íbamos a casar! La promesa de matrimonio de jóvenes se materializará ahora, construiríamos una familia, nuestra familia.



Para besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora