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No, no fui capaz de irme y dejarte, Mi ángel.

Estaba en mi puesto en el avión ya,
Te podia ver por la ventana y fue imposible para mi controlar las lágrimas al verte sufrir sabiendo que yo podía evitar eso.

Te giraste y te pusiste a caminar para marcharte de ahí,  comprendí entonces,  que no podía dejarte Sophie, no podía dejar a la persona que amaba con todo mi ser, mi motivación para sonreír y ser feliz.

Me quité el cinturón de seguridad y salí del avión después de que un par de azafatas me retuvieran por un tiempo.

Intenté recuperar mi equipaje pero fue en vano, el avión despegó y tomar un taxi para llegar a tu casa fue complicado, era hora pico y el tráfico también era terrible.

Después de un tiempo logré tomar un taxi, escuché por la radio que tenía el taxista que un avión se había precipitado a tierra, era el avión en el que supuestamente me habia ido, seguro ya tú sabías y me imaginé tu desesperación y me angustié.

Le pedí al taxista que tratara de llegar lo más rápido posible pero era casi imposible, se voló un semáforo en rojo y colisionó contra otro auto.

Me golpee pero en general estaba bien, le pregunté al taxista cómo estaba y me solicitó que fuera a ver a las personas del otro coche si podía ya que su pierna izquierda estaba gravemente lesionada.

Bajé del taxi, me di cuenta de que era una mujer la que conducía a lo lejos, al acercarme noté que eras tú, Sophie.

El miedo se apoderó de mi, no queria pensar lo peor pero era inevitable no hacerlo. Levanté tu cara un poco y te llamaba para ver si estabas consciente pero no, no era así.

La sangre brotaba de tu cabeza y de tu nariz, los curiosos alrededor de la escena llamaban a las ambulancias y en cuestión de minutos llegaron, te inducieron al coma y tu problema empeoró con el accidente, me sentí tan culpable por lo que pasó, me prometí no abandonarte más nunca y aqui me tienes, aquí me has tenido todo este tiempo.

Para besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora