Malú colgó su teléfono y vio que la estaba mirando, dio un sorbo a su bebida y me volvió a mirar.
-Era mi hermano.
-¿Os lleváis bien?
-Sí, somos como tu hermano y tu. -Se levantó para levar el vaso y el plato al fregadero. -Solo que yo soy más guapa. -Bromeó.
-Sí. -Me levanté yo también a soltar mi vaso y mi plato. -Y que cantas peor que yo. -Continué con la broma. Malú se giró boquiabierta. -Es broma imbécil. -Reí y cuando se fue enfadada de broma la abracé a su espalda.
-Estoy enfadada. -Dijo aguantando la risa.
-¡Oye que tu me has llamado fea! -Me miró y me dio un pico, se me puso una sonrisa sin quererlo.
-¡Sí! chicas, me debéis 2 euros cada una. -Dijo mi hermano a mi madre y a mi prima desde la puerta. -Sabía que se gustaban.
-Joder Antonio no vale, conoces mejor que nadie a la Vane. -Respondió María sacando 2 euros de su bolsillo.
-Pues no haber apostado nada. -Soltó una carcajada.
-¿Habéis apostado por nosotras? -Pregunté boquiabierta.
-Tu hermano niña. -Dijo mi madre y escapó rápidamente hacia el patio.
Miré a Malú preocupada por si estaba incómoda ante tal suceso pero estaba riendo, como siempre. Se acercó a mi y desde atrás, apoyó la barbilla en mi hombro.
-¿No se han sorprendido?
-Son bastante modernos. -Reí. -Además, ellos ya sabían sobre mi orientación sexual.
-¿Y cual es? -Preguntó interesada.
-Solo me gustan las mujeres. -Me giré, le aparté un mechón de pelo de la cara. -¿Y la tuya?
-No lo sé. -Se encogió de hombros. -Hasta hace un par de días me consideraba hetero. -Reí aunque ella no lo hizo.
Pasamos prácticamente toda la tarde con mi familia hasta las 8 de la tarde que Malú y yo salimos por la ciudad para hacer un poco de turismo y para tomar algo juntas, mientras ella contemplaba el mundo yo contemplaba el mío, ella. A cada minuto me gustaba más, además me inspiraba en nueva letras de canciones, solo con mirarle, mi mente componía miles de letras bonitas.
-¿Vamos a cenar a un italiano? -Pregunté al notar mi barriga crujir.
-La comida italiana es mi favorita.
-¿En serio? la mía también. -Reímos por la coincidencia.
La llevé al mejor restaurante de comida italiana de Málaga, al más bonito, elegante y con la comida más buena. Pedimos una pizza mediana de peperoni y una lasagna tamaño familiar para compartir entre las dos, de bebida yo me pedí un vaso de tinto y ella una Coca-Cola.
-Vamos a brindar antes de empezar a comer. -Dijo con ilusión y reí.
-¿Por qué? -Levanté mi copa.
-Por nosotras. -Dijo algo más tímida.
-Por nosotras. -Asentí y brindamos.
Cuando terminamos de cenar, salimos y nos quedamos sentadas en un banco en el paseo de la playa.
-¡Mira Vane! Una estrella fugaz, pide un deseo.
-Mmmm. -Cerré los ojos y le cogí de la mano. -Ya.
-¿Qué has pedido?
-Si te lo digo no se cumple... -Reí.
-¡Ay pero dame una pista!
-No... -Volví a reír.
-Vale. -Se levantó haciéndose la enfadada y caminó despacio para que me diese tiempo a pararla, no pude evitar soltar una gran carcajada, me levanté, tiré de su brazo y se dio la vuelta quedando a pocos centímetros de mí y me besó.
-Deseo cumplido. -Susurré en su boca.
-Que tonta eres... -Me volvió a besar.
-Tonta tú que eres la que me besas.
-Creo que me estoy empezando a pillar por ti... -Se separó un poco pero la volví a atraer hacia a mí.
-No estes mal ¿vale?
-Vane es que esto es algo nuevo para mi yo...
-Te entiendo Malú, no pasa nada.
La abracé muy fuerte y le di un beso en la cabeza y pude notar como rompía a llorar en mi hombro, no le dije nada, estaba confusa y era lo más normal del mundo, a mi me pasó igual mi primera vez y la entendía perfectamente.
Volvimos a casa, esta vez a la de mi madre y nos fuimos directamente a la habitación, estaban ya todos dormidos y no queríamos hacer ruido, además mañana había concierto y teníamos que descansar. Había dos camas pero aun así, nos acostamos las dos en la misma.
-Vane. -Susurró que casi ni la oí.
-¿Qué pasa?
-¿Te importa que me quite los pantalones?
-No, no me importa. -Reí por la pregunta.
-Me da verguenza que entre tu madre...
-No va a entrar, me los quito contigo si quieres.
-Vale. -Dijo mientras se quitaba sus estrechos pantalones. -Así mucho mejor. -Se dio la vuelta y me pegó el cachete del culo en mis partes íntimas y me alejé para controlarme. -¡Eh! no te vayas abrázame...
-Malú es que me vas a quitar todo el sueño...
-Venga porfa... -Dijo como una niña pequeña.
-Vale, pero si se me van las manos no me hago responsable. -Dije seriamente y ella solo se rió.
Y así lo hice, la abracé poniendo la mano casi en zona prohibida pero como no hizo nada ahí la dejé... Estuvimos así unos dos minutos hasta que Malú de nuevo habló.
-Vane...
-¿Qué pasa ahora?
-¿No sientes la loca necesidad de besarme ahora mismo?
-La siento a cada segundo. -Se giró y me miró con unos ojos pícaros y sentía que no podía más, me mordí el labio, se dio cuenta y me besó el cuello varias veces, iba a explotar, iba a acabar arrancándole la poca ropa que le quedaba puesta.