Al día siguiente, estábamos aun dormidas en el sofá cuando entró mi prima María, que se había pasado toda la noche trabajando, soltó las llaves de un golpe y me desperté, Malú solo se movió un poco pero seguía dormida como un bebé.
Cuando María nos vio se quedó con la boca abierta y comenzó a dar saltitos como una auténtica valulera, me puse de pie y le mandé a callar, me arrastró hasta la cocina y me hizo explicarle todo. Obviamente, no le expliqué todo, pienso que lo ocurrido es algo personal e íntimo, no soy nadie para contarlo.
-Vane... -Se despertó y fui en busca de ella dejando a María con la palabra en la boca.
-Buenos días ¿Estás bien?
-Buenos días, sí. -Bostezó. -Gracias por dejarme que duerma aquí hoy.
-Puedes quedarte siempre que quieras.
-Como se entere tu novia me va a matar. -Rió pero yo no lo hice.
-Inma y yo ya no estamos juntas. -Dije seria.
-Vaya... Lo siento.
-No importa. -Sonreí forzadamente.
-¿Por qué lo habéis dejado? -Tomó mi mano y me hizo sentarme a su lado. -¿Ha sido por lo de los Dial?
-Eso solo ha sido un factor que ha ayudado a decidir una opción, pero supongo que el sentimiento no era mutuo.
-Pues gorda ella se lo pierde. -Dijo muy decidida. -Eres una persona que vale muchísimo, seguro que habrá otra que te valore mejor y...
-Malú... -Le interrumpí. -Soy yo la que no siente lo mismo.
-Ah ¿No? -Se le escapó una pequeña sonrisa que mostraba esperanzas pero acto seguido se puso seria de nuevo.
-No, es que creo que aun sigo algo ena... -Mi puerta sonó y me levanté a abrir.
Abrí sin mirar antes por la mirilla, que mala costumbre tengo... Era Gonzalo, me puse rígida y ni si quiera le saludé.
-¿Dónde está Malú? -Se estiró para mirar más allá de la puerta y la cerré un poco.
-Aquí no está.
-¿Tú te crees que soy gilipollas? -No respondí, ya que mi respuesta era un sí rotundo. -Déjame entrar.
-No. -Me negué.
-Por las buenas o por las malas Vanesa. -Insistió.
-Déjala en paz -Dijo Malú. -Y vete, anda, no hagas el ridículo que no quiero saber nada de ti.
-Pero tenemos un contrato...
-Pues nos veremos cuando el contrato lo exija, no mezcles trabajo con sentimientos.
-Pensaba que íbamos en serio.
-¿En serio? -Soltó una carcajada. -Por favor Gonzalo, sabes que nunca me he olvidado de Vanesa, que estos siete meses ha sido todo falso. Así que por favor, vete de la casa de mi chica y no vuelvas.
Gonzalo sin palabra alguna se marchó de mi casa y cerré la puerta de inmediato el corazón me iba demasiado rápido de los nervios o tal vez por haber escuchado esas palabras de la boca de Malú.
-¿Estás bien? -Pregunté al verle la cara pálida.
-Sí.
-Voy a prestarte algo de ropa, vamos a casa de Alejandro.
Le presté unos pantalones negros y una chaqueta color beige que no dejaba de oler porque decía que ese aroma le volvía loca, en realidad solo era detergente pero se le veía obsesionada con el olor así que no le dije nada. Llegamos a casa de Alejandro que nos recibió dándonos un abrazo enorme a la vez por detrás se oía a Dylan, su hijo cantando temas de su padre hasta que pasó por delante de la puerta y nos vio.
-¡Malú! -Gritó y corrió hacia a ella, esta le levantó por los aires y le dio muchos besos.
-Tenemos que hablar contigo. -Dije en un tono de voz muy bajo para que el niño no se percatase de que las cosas no iban bien. Alejandro asintió, llevó a Dylan con su madre y nos invitó a pasar. Ambos me miraron para que comenzase a hablar pero miré a Malú y le dije que no con la cabeza, era cosa suya, tenía que enfrentarse a ello.
Finalmente, Malú se armó de valor y contó todo derramando tan solo una lágrima mientras apretaba inconscientemente mi mano.
-Lo sabía. -Pegó un fuerte golpe en la mesa. -Te dije que rompieras ese puto contrato María Lucía.
-Lo siento yo...
-No es tu culpa cariño... -Se acercó y le abrazó. -¿Quieres algo de agua?
-Ya voy yo. -Se levantó y me quedé a solas con Alejandro.
-No la dejes sola por favor, solo va a hacerte caso a ti. -Me pidió.
-Tranquilo. -Asentí.
-Pero...
-Con Inma ha acabado todo. -Dije adivinando lo que iba a decir. -Estoy completamente enamorada de tu niña, no salgo de esta. Vaya a donde vaya su recuerdo está presente.
-Yo tampoco me he conseguido olvidar de ti. -Dijo Malú a mi espalda.
-Os dejo solas. -Alejandro se levantó y quedó un enorme vacío allí.
-Gorda...
-Malú escúchame... -Me adelanté. -Mis sentimientos hacia ti siguen como desde la primera vez que te vi en aquel bar cuando nos emborrachamos. -Sonrió al recordarlo. -Pero no puedo estar contigo, no puedo...
-Es por lo de ocultarnos ¿no? -Asintió seguidamente.
-Por eso, es mejor que seamos solo amigas, muy buenas amigas y ya esta.
-¿Y si te digo que quiero hacerlo público?
-No lo digas, demuéstralo y ya después veremos.
Sabía que no iba a hacerlo pero todo el mundo merece un voto de confianza, no pienso ilusionarme ni ser negativa, lo que ha de ser, será y punto.