28-Necesitamos dinero.

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Y poco a poco se fueron cumpliendo los deseos de mi pequeña, tan solo faltaban tres de diez, que eran; Escribir un libro, casarse y el último, que aun desconocía.

Era un día normal como otro cualquiera, me metí en la ducha para desconectar un poco de la realidad mientras que Malú jugaba con el perro un poco. De repente escuché un fuerte golpe ''Joder, ya están los nuevos de obras'' pensé para mis adentros, y continué con la ducha.

Cuando salí, me sequé el pelo, me vestí y fui al salón.

-Malú ¿Puedes acercarte a por el pan? -No hubo respuesta. -¿Malú? -Insistí. -No te hagas la tonta, hoy te toca a ti. -Reí, pero tampoco hubo respuesta, así que fui a buscarla. -Oye, deja de ignorarme. -Llegué al salón y la vi tirada en el suelo y fui a socorrerla. -¡Malú! -Grité y la zarandeé. -Gorda, por favor...

Me levanté, cogí el teléfono y llamé a emergencias, no podía articular palabra de los nervios, logré que me entendiesen y en menos de diez minutos ya había una ambulancia en mi puerta.

Se la llevaron y no me dejaron ir, tenía la tensión por las nubes, llamé a India Martínez, que no dudó en venir a casa a consolarme mientras esperaba la llamada del hospital.

-¿Cómo estás? -Me abrazó nada más abrirle la puerta.

-Fatal... -Dije entre sollozos. -Pasa.

Nos sentamos en los taburetes de la cocina y nos quedamos hablando ahí.

-Se va a poner bien, tranquila. -Me agarró la mano.

-No sé si quiera que le pasa India, no sé si es leve, grave, no lo sé.

-Vane... -Se le quebró la voz. -¿Quieres que te lo cuente yo? -Nos miramos a los ojos.

-¿Tu lo...? ¿Tu lo sabes?

-Sí. -Dijo tan bajito que casi ni lo oí. -¿Quieres que te lo cuente yo? ¿O vas a esperar a que te lo diga ella?

-Cuéntamelo tu, por favor, necesito saberlo. -No paraba de llorar, estaba desesperada.

-Verás... -Me acarició la pierna con muchísimo sentimiento. -Es una enfermedad rara que solo afecta a un pequeño porcentaje de la población y hay un cinco por ciento de posibilidades de que todo salga bien, es muy parecida al alzheimer, pero no lo es exactamente, los órganos se olvidan de como funcionar y se paran por unos segundos, primero es un susto, después empieza a ser más doloroso y grave hasta que... -Paró. -Hasta que el corazón se pare por completo... -Me quedé totalmente abrumada. -Lo siento cariño. Tenías que saberlo. -Asentí. -¿Quieres que me vaya?

-Por favor... -Dije casi sin voz.

India se fue de casa y tal y como cerré la puerta me senté en el suelo apoyada en ella, ya no me salían ni las lágrimas. ¿Qué iba a hacer ahora?

Pasé dos horas en el mismo estado hasta que me sonó el móvil y fui corriendo a cogerlo, eran ellos, era el hospital. El corazón me bombeaba cada vez más rápido, no podía concentrarme.

Me dijeron que todo estaba bien, que se había recuperado pero tendría que quedarse ahí unos días, podía ir a verla cuando quisiera, así que nada más oír esas palabras, cogí las llaves y fui dirección al hospital.

Llegué, tras el largo camino de casa al hospital y me llevaron a la habitación donde estaba Malú. Entre silenciosamente, estaba dormida, tenía la cara pálida, pero eso no quitaba que estuviera preciosa... Me senté a su lado y le agarré la mano dulcemente.

-Vane... -Dijo en sueños.

-Estoy aquí gorda. -Susurré y besé su mano. -Todo va a salir bien. -Me contuve las lagrimas. Y se despertó. -Duérmete. Necesitas descansar.

-Lo... Lo siento Vane. -Dijo con mucho esfuerzo.

-No sientas nada, descansa. -Besé su mano y se quedó dormida a los pocos segundos.

A los tres días, Malú mejoró notablemente, pero podía volver a recaer en cualquier momento, así que, antes de que le dieran el alta, fui a hablar con su madre, iba a buscar por todos los medios una solución, tenía que salvarle.

Su madre y yo quedamos en juntar todo el dinero posible para pagarle el tratamiento, así que, empecé a trabajar como una loca, cientos de conciertos, discos, videos, productos, de todo y poco a poco fui recaudando el dinero necesario.

Pasaron las semanas y se me hacía todo larguísimo, quería descansar un par de días, pero no podía, tenía que trabajar, ganar dinero, ir a ver a Malú y dormir al menos tres horas diarias, era un no parar...

Un día que tuve un pequeño descanso salí a beber, beber para olvidar y para el remate total, Inma era la camarera ¿Pero qué hacía trabajando ahí?

-¿Vanesa?

-Ponme un poco de vodka aquí. -No tenía ganas de saludar si quiera, estaba relajándome.

-¿Qué pasa?

-Nada. Hazme el favor Inma, ponme un poco de vodka.

-En seguida. -Cogió un chupito y lo llenó. -Pensaba que ahora que habéis salido del armario estabais felices y tal.

-Lo estamos. -Me bebí el chupito. -Otro.

-Pues no lo pareces. -Lo rellenó. -Vanesa... Yo nunca te hice pasarlo mal, Nos queríamos y...

-No lo intentes. -Le interrumpí. -Lo nuestro fue bonito, pero lo mío con Malú es mágico.

-Lo entiendo... -Asintió y me sirvió otro chupito.

A los 30 minutos ya se me había subido el alcohol y me emborraché y fue cuando Inma vio la oportunidad y fue directa a por mi, aun así, no le fui infiel a Malú, no podía, ni tampoco quería, no sentía nada por Inma y lo sentía todo por ella.

-Venga Vanesa... Te echo de menos. -Se abalanzó a mi cuello. -Ella puede volver con Gonzalo.

-Inma... -Le separé y me aparté el pelo de la oreja dejando ver mi tatuaje de la ''M'' . -Voy a pedirle a Malú que se case conmigo.

Mi niña mimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora