-Venga Vanesa... Te echo de menos. -Se abalanzó a mi cuello. -Ella puede volver con Gonzalo.
-Inma... -Le separé y me aparté el pelo de la oreja dejando ver mi tatuaje de la ''M'' . -Voy a pedirle a Malú que se case conmigo.
Inma asintió seguidamente. -De acuerdo, que te vaya muy bien, de corazón eh.
-Gracias. -Le miré. -Igualmente. -Cogí mi bolso y me fui a la joyería más cercana para comprarle una alianza no muy cara a Malú.
Le compré una preciosa, era barata, pero necesitaba el dinero para la operación, además lo importante era el significado, no la estética.
Fui a casa y me puse manos a la obra, tenía que currármelo, no iba a pedirle que se casase conmigo a lo cutre. Y porque como así lo haga me dice que no, seguro.
Al día siguiente, llamé a mi prima María, que fue a ayudarme a planear algo único.
Cuando a Malú le dieron el alta, puse en marcha el plan, en vez de ir a casa, me la llevé al bar donde nos besamos por primera vez, donde cogimos esa borrachera tremenda pero que a la misma vez nos unió.
-¿Qué hacemos? -Preguntó riendo.
-Cálla, ya verás. -Se me escapó una sonrisa.
-Bueno... -Dijo no muy convencida y bajó del coche a la misma vez que yo.
-Espérate aquí amor. -Le di un dulce beso, saqué unas llaves y entré en el bar.
-¿Qué haces Vane? -Dijo mirando a todos lados.
-Déjame a mi.
Entré, las llaves me las dio el dueño, no hay nada que el dinero no pueda... Preparé todo en menos de 20 segundos y le llamé para que entrase, le senté en una silla y se quedó mirando, fui a la parte de atrás, en la cocina, cogí una guitarra y volví a las mesas, empecé a cantar y de repente empezaron a salir sus amigos, su familia, mi prima y todos acompañando mi canto, tenía ganas de llorar pero se contuvo, se hizo la fuerte.
Cuando la canción acabó la prima pequeña de Malú, que no llegaría a penas a los 6 añitos le entregó una caja y le dio un beso. Yo, solté la guitarra y me acerqué a ella.
-Ábrelo.
-Vane... -Lo abrió, era el anillo.
-¿Quieres casarte conmigo? -Se hizo el silencio, todos nos miraban, el corazón me latía cada vez más rápido ¡Que pausa tan larga! -Malú... -Empezó a llorar, todos nos miramos. -Cariño...
-Sí quiero mi vida, claro que quiero. -Respondió al fin. Suspiramos aliviados y Malú se levantó para besarme y todos aplaudieron.
Varios meses después....
Estabamos en Sevilla, descansando en el patio de la casa de Malú cuando de repente me preguntó:
-¿Cuándo vamos a casarnos?
-Cuando tu quieras.
-Ya.
-¿Ya?
-Gorda yo no sé cuanto tiempo más voy a aguantar viva.
-No digas eso Malú. -Me enfadé.
-Quiero casarme contigo antes de morir y quiero confesarte cual era mi último deseo aunque no pueda ser posible.
-Pues avisa a todo el mundo, nos casamos en dos días.
-¿En serio?
-Claro. -Le agarré de la mano.
-Gracias por todo lo que estas haciendo.
-Te quiero. -Le besé la mano.
-Y yo. -Me respondió con una vocecita quebrada.
El día de la boda...
Llegó el día, iba a unirme con el amor de mi vida, ella estaba en casa de María vistiéndose y yo en la nuestra, me miraba en el espejo y no me reconocía... ¿Quien iba a decírmelo? cuando fui a terminarme el maquillaje alguien llamó a la puerta y fui a abrir, con la mala costumbre de no mirar por la mirilla.
-Hola... Estás preciosa...
-¿Qué haces aquí Inma?
-¿Estás segura?
-Sí. La quiero a ella, comprendelo de una vez joder.
-Iba a pedirte matrimonio antes de que me dejases... Yo iba a verte así y...
-Inma, se acabó hace mucho, no insista.
-Vanesa, sabes que sigues sintiendo por mi.
-¿De donde sacas eso?
-Porque no paras de mirarme la boca, estas deseando besarme...
-No. -Reí nerviosa y le miré los labios.
-Piénsalo ¿vale?
-No hay nada que pensar, acéptalo ya.
Cerré la puerta y continué como si nada hubiese pasado.
Más tarde estaba ya en el altar, todo estaba pasando muy rápido, no me daba tiempo a apreciar nada, no tuve tiempo ni para ponerme nerviosa... De repente sonó el himno nupcial y apareció ella, mi niña por la puerta vestida de blanco y con una sonrisa que ocupaba toda su cara, al verla desconecté por completo, no me pude contener y fui a buscarla para que caminásemos juntas hasta el altar.
-Estás preciosa.
-Tú también. -Me dijo sonrojada. -Nunca pensé que este momento llegaría.
-Yo sí, sabía que tu eras la adecuada.
-Cuando salgamos de aquí pienso arrancarte ese vestido. -Reimos.
Cuando estábamos allí y el juez nos dio una charlita, no parábamos de mirarnos, nos deseábamos, estábamos desesperadas por callar a ese hombre y besarnos todo el tiempo...
-Bueno, Malú ¿Aceptas a Vanesa Martín Mata como su legítima esposa?
-Sí, acepto.
-Y tu, Vanesa ¿Aceptas a María Lucía Sánchez Bénitez?
Iba a responder un sí rotundo, pero antes busqué con la mirada a mi madre y mi hermano pero me encontré con la mirada de Inma, que me estaba mirando fijamente esperando mi respuesta y por un momento me quedé en blanco.