11-Locura.

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-¿Qué te pasa? -Me besó en los labios, lo mismo que hubiese hecho Inma de no ser porque Malú había llamado a la puerta.

-Nada... Es solo que no te esperaba.

-Es que tengo algo que decirte. -Dijo mientras entraba. -Oh vaya no sabía que estabas con una amiga, lo siento.

-No pasa nada. -Dijo Inma.

-¿No eres una que trabajaba en mis conciertos?

-Sí, soy Inma Cuesta.

-Pues si quieres me voy Vane, puedo venir más tarde.

-No te preocupes gorda, no íbamos a hacer nada que no pudieses ver. -Reí nerviosa.

-¿Quien sabe? -Bromeó.

-Yo ya me iba de todas formas. -Dijo Inma mientras se ponía en pie. -Adiós. -Sonrió falsamente y salió de mi casa.

Cuando se fue Inma todo volvió a la normalidad, dejé de preocuparme por lo que podía haber pasado y puse toda mi atención en mi Malú, aunque ella se puso algo celosa por el tema de Inma.

-No me habías dicho que tenías visita.

-Ni tu a mi que ibas a venir.

-En fin, da igual. -No le daba igual. -Solo quería invitarte a ir a Sevilla para que esta vez conozcas tu a mi familia. -Dijo seria.

-¡Claro! ¿cuando?

-No sé, cuando puedas.

-Ya no tengo nada más que grabar hasta diciembre así que cuando tú quieras.

-Vale, ya te avisaré, me voy.

-Espera... -Me sentía mal... -Quédate a dormir.

-¿Para qué?

-¿Tengo que responder a eso? -Se me puso una pícara sonrisa en la cara y a ella igual. -No estés así tonta. -Le agarré del brazo y la atraje hasta que nos quedamos a escasos centímetros de besarnos. -¿Te quedas?

-Sí... -Susurró, cerré los ojos y me fundí en un beso lento junto con su boca.

Realmente no sabía si lo había hecho porque yo quería o porque me sentía mal por lo casi ocurrido, una mezcla de ambas tal vez, pero eso no era lo importante ahora, quería perderme en sus brazos, sentirla y ella igual, sentí como con sus dulces manos jugaba con mi cuerpo al igual que yo hacía con el de ella.

Me echó el pelo hacia a un lado y me bajó la tiranta y mientras que besaba mi cuello se quitó el suyo, cuidadosamente la empujé para tumbarla en el sofá y hacerla mía, acaricié su barriga y se encogió, me cogió y nos dimos la vuelta, esta vez yo abajo y ella era la que controlaba, con su boca me quitó la ropa interior y me adentré en ella por completo.

Finalmente, acabamos las dos tumbadas en mi pequeño sofá abrazadas, nuestras respiraciones seguían agitadas, era ella la que me abrazaba a mi espalda y mientras nos quedábamos dormidas me dio mil besos en el cuello y no paraba de repetirme que me quería.

Al amanecer, cuando me desperté no estaba ella a mi lado y me levanté para buscarla. Miré en la cocina, en mi cuarto y nada pero escuché una voz cantando procedente del cuarto de baño y golpeé la puerta mientras reía.

-Pasa mi amooooor. -Me dijo cantando y entré.

-¿Por qué te duchas sin mí? -Reí.

-Estabas tan mona dormida. -Rió ella esta vez. -Pero si quieres entra aquí conmigo. -Guiñó un ojo provocándome

-¿Segura? -Levanté una ceja.

-Segura. -Clavó su mirada en mi cuerpo, me había devorado antes de llegar a tocarme.

Por la tarde, Malú se fue a trabajar y yo fui a la estación de trenes a recoger a mi prima María que venía de visita, en realidad lo había dejado con su novio Fran y yo pues era a parte de su prima, su amiga psicóloga y sé que conmigo aquí iba a estar entretenida.

Cuando llegó, vino corriendo hacia a mí llorando y me abrazó tan fuerte que pensaba que saldría de allí con una costilla de menos... Me la llevé a casa y le puse una taza de chocolate caliente ¿Qué mejor que el chocolate para un mal de amores? Mientras me contaba lo sucedido tenía a mi Ponguito el pobre en brazos.

-Y eso es todo ¿qué te parece?

-Me parece que es un cabrón y que no te merece.

-Yo también pienso lo mismo. -Asintió con los ojos cerrados. -¿Y tú?

-¿Yo qué?

-¿Algún lío amoroso?

-Nah, como siempre, tu sabes...

-¿Y Malú? Llevo mucho sin saber de ella.

-No sé, estará liada trabajando, llevamos también tiempo sin vernos. -Mentí.

-Ya... -Posó su mirada en el chupetón que me hizo anoche en el cuello y disimuladamente me lo tapé con el pelo y María solo se rió.

Más tarde, María intentó convencerme para ir de fiesta con ella pero me negué, no me apetecía ir, prefería quedarme en casa viendo una peli, aún así, ella salió por su cuenta para despejarse, le vendría bien...

Yo me fui a la cama a esto de las 23:40 y me dispuse a montarme historias en mi cabeza hasta por fin lograr quedarme dormida.

Estaba en mi sexto sueño disfrutando del panorama cuando escuché unos gritos que retumbaban en mi cabeza.

-¡Vane! ¡Vane! -Resoplé e intenté abrir los ojos. -¡Vane!

-¿Qué pasa María?

-¡Me voy a quedar aquí a vivir! -Dijo emocionada mientras daba saltitos y aplaudía.

-Espera, espera. -Me recompuse.

-Me he enamorado.

-¿Qué dices? ¿De quién? -Por un momento llegué a pensar que seguía dormida.

-Anoche en la fiesta, se llama Cristian, estoy tan feliz...

-Pero María...

-Estoy enamorada Vane, entiéndeme.

-¿Cómo vas a estar enamorada si...? -Dejé de hablar. -Déjalo. -Me rendí. -Voy a dormir ya luego me cuentas.

-¡Tia no! -Pegó otros saltitos en la cama. -Escúchame jo...

-Cuéntame... -Rodé los ojos.

María empezó a contarme una historia que parecía de película, por mucho que intentaba convencerla de que no podía enamorarse en una noche ella seguía con sus argumentos y demás, finalmente me rendí y aunque no le di la razón porque no la llevaba... Mientras me contaba con detalles lo que pasó yo no paraba de mirar la hora, había quedado con Malú a las 12 para planear todo para irnos a Sevilla, aunque en realidad el motivo no me importaba, solo quería verla, habían pasado dos días y ya la echaba de menos... Pero que moñas estaba por su culpa, joder.

-Vane no me estás escuchando. -Frunció el ceño.

-Sí, te estoy...¡Las doce menos diez! -Grité. -Me tengo que ir María, luego me sigues contando.

-Pero... -Salí corriendo, no le dejé terminar.


Mi niña mimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora