17-De película.

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Hoooola, bueno, antes que nada, decir que este capítulo va dedicado a Natalia, una lectora que lleva desde el principio y que esta jodida con el menisco ¡Recuperate cariño!

Ahí va el capítulo, disfrutadlo.

Muchos besitos :)


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Volví con la familia después de aquel tenso momento, puse mi mejor sonrisa y me puse a jugar con los peques, como si nada hubiese pasado.

Pasamos unas horas muy buenas, pero se hizo demasiado tarde y claro, al dejar de estar entretenida se me vino otra vez todo este tema a la cabeza así que, sin decir nada, me fui a la terraza para desahogarme de la mejor manera que sabía hacerlo, con mi guitarra cantando.

''Desde aquí, desde esta calma te puedo decir que hoy me rindo por última vez, no descarto volverte a besar pero este brillo caduca a las diez, no me tomes a mal corazón si te abrazo, te beso y me voy... Ya este juego se ha acabado, cada uno por su lado si ya se, que estuvo bien, desarmarnos por los pies, no perdamos el sentido no podemos consentirlo, yo no sé de sombras ni sabré... Cantas, de sobra sabes que tu eres la primera y...''

Oí unos pasos a mi espalda y me llegó su aroma... Me giré esperando verla pero era María, que se sentó a mi lado y apoyó la cabeza en mi hombro.

-Sigue... -Suspiró.

-¿Qué te pasa?

-Cristian se ha ido. -Le besé la cabeza y continué cantando para nuestro consuelo.

Y cuando casi amaneció, María y yo fuimos a dormir al menos un par de horas, nos hacía falta.

Cuando desperté tenía un mensaje de un número desconocido que decía lo siguiente.

''Hola Vanesa, soy Angelo ¿Sigues en Málaga? me apetece verte antes que te marches''

Me hizo mucha ilusión ver un mensaje de Angelo, el chico del tren, entonces le respondí.

''Hola Angelo, has tenido mucha suerte, hoy es mi último día aquí, mañana regreso a Madrid a primera hora de la mañana. ¿Dónde quieres que nos veamos?''

Respondió al instante.

''En el puerto en dos horas ;) ;)''

Accedí, puesto que necesitaba tener la mente despejada estos días. Me duché y me vestí tranquilamente y en dos horas estuve allí en el puerto.

Pasé una muy buena tarde con Angelo, las horas volaron con él, aunque mentiría si dijera que no pensé en Malú ni un segundo...

Al día siguiente, María y yo nos volvíamos a Madrid, las dos cargando con nuestras maletas y con nuestro corazón roto, no sé que pesaba más... Pasamos todo el viaje en silencio, de vez en cuando nos mirábamos y sonreíamos solo por complacer a la otra.

Finalmente, al medio día, llegamos a la ciudad y nos fuimos a casa a almorzar, a deshacer las maletas y a pasar la tarde viendo películas ñoñas juntas.

Pasaron los días, María iba olvidando a Cristian y yo...Yo seguía con Malú en la cabeza, solo que hacía parecer que no, era todo muy raro, nunca había estado así por alguien, ni si quiera por mi primer amor, que supuestamente es el que más duele, esto era ya más obsesión, cada vez que quedaba con amigos no dejaba de pensarla ¡Voy a reventar!

Dos meses más tarde, estaba en una cafetería con Alejandro Sanz, no nos veíamos desde hace mucho y estábamos hablando de una colaboración juntos.

-También podríamos... -Paró de hablar. -Vanesa. -Le miré. -¿Estás centrada en el tema?

-¿Cómo está? -No me pude contener.

-¿Qué? -Preguntó confuso.

-Malú. -Susurré sin saber por qué. -¿Cómo está?

-¿Quieres que te cuente la verdad o que te mienta?

-Sabes que siempre prefiero la verdad...

-Gonzalo se ha enamorado de ella.

-¿Y ella?

-Ella... -Suspiró y dejó de mirarme. -Al principio no paraba de preguntar por ti.

-¿Y ahora? -Yo también aparté la mirada.

-Ahora hace como si no te conociera, como si estuviera enamorada de Gonzalo, pero en el fondo lo está pasando mal... Y me da pena, pero no puedo hacer nada.

-Claro... Lo siento.

-No te disculpes. -Acarició mi mano.

Después de eso, continuamos hablando sobre la colaboración y poco más tarde, me acompañó a mi casa, ya que María se había adueñado de mi coche y no tenía como volver.

-Gracias por traerme.

-Nada preciosa, espero verte pronto de nuevo.

-Yo también lo espero. -Nos abrazamos durante mucho tiempo y después volví a casa.

Subí, me duché, me puse el pijama y me metí en la cocina a preparar la cena, no sabía que hacer así que saqué del congelador unos paninis de jamón y queso y los calenté. Justo cuando sonó el horno, llamaron al timbre, así que, apagué el horno, dejé la comida dentro para mantener el calor y fui a abrir.

-Hola. -Era Angelo, el chico del tren.

-Hola. -Dije algo confusa. -¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes donde vivo?

-Tranquila... -Me acarició la cara y entró en mi casa cerrando la puerta con el pie.

-¿Qué haces? -Tenía miedo.

-Te echaba de menos... -Se acercó a mi boca y la rozó con sus labios, me alejé. -¿Qué coño haces? -Dijo enfadado y me agarró de los brazos.

-¡Suéltame! -Le empujé.

-Ven aquí. -Me ordenó.

-No. Estás loco...

Justo entonces volvieron a llamar a la puerta, Angelo me miró y sin pensarlo grité socorro, al ver mi reacción, Angelo me golpeó y grité para llamar la atención, la persona de detrás de la puerta pegaba golpes.

-¡Ayuda! -Grité y corrí hacia el baño para encerrarme.

-Alguien va a acabar muy mal... -Dijo Angelo cantando. -¡Abre!

A los pocos minutos, escuché un ruido fortísimo, era la policía, gracias dios... Se llevaron a Angelo entre dos policías y se quedó uno para informarme de lo ocurrido.

-Se ha vuelto loco... -Dije aun muerta de miedo.

-No se preocupe, ahora está en nuestras manos. Llevábamos tiempo buscando a este caballero.

-¿Qué dice? ¿En serio? -Estaba temblando, esto era de película.

-Sí, se llama Alexandro y por desgracia ha acabado con la vida de 6 mujeres, las busca en zonas públicas, las intenta llevar a su territorio y luego las asesina para quedarse con todo el dinero.

-No me lo puedo creer...

-Si necesita algún psicólogo se...

-No. -Le interrumpí. -Estoy bien, gracias.

-Vane... -Era Inma, me abrazó muy fuerte. -¿Estás bien?

-Sí... ¿Qué haces aquí?

-He venido para verte porque sé que andas mal de ánimos y me he encontrado con todo esto y... -Suspiró. -Pensaba que no te volvería a ver.

Nos volvimos a abrazar, me había salvado la vida literalmente... El policía se marchó de mi casa e invité a Inma a que se quedase un rato más.

Estuvimos hablando durante horas y horas y desde hace 2 meses hasta ahora, Inma ha sido la primera persona que me ha hecho que deje de pensar en Malú.


Mi niña mimadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora