POR FIN ESTOY POR AQUI!!!! Bueno chicas, este es el último capitulo y quería agradecer tanto a las que estuvieron aquí desde el capitulo 1 como las que acaban de llegar, esto ha sido como cumplir un sueño.
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Espero que lo hayan disfrutado muchísimo, os quiero!
-Y tu, Vanesa ¿Aceptas a María Lucía Sánchez Bénitez?
Iba a responder un sí rotundo, pero antes busqué con la mirada a mi madre y mi hermano pero me encontré con la mirada de Inma, que me estaba mirando fijamente esperando mi respuesta y por un momento me quedé en blanco.
-Vane... -Susurró Malú. -Venga.
-Sí, si quiero. -¡Claro que quería! -Lo siento. -Susurré e Inma se levantó y se fue. Malú me miró. -Déjala, no nos va a joder nuestro día. -Le agarré de la mano fuerte.
-Pues yo os declaro mujer y mujer. -Dijo riendo. -Ya os podéis besar.
Y todo concurrió como esperábamos, todo fue perfecto, no podíamos estar más felices, parecía de película.
Varios días después de la boda...
-Malú. -Me acerqué a la butaca donde estaba tomando el sol. -¿Tienes un momento?
-Claro amor, dime ¿qué pasa?
-¿Recuerdas tu lista de los deseos?
-Sí. -Asintió con la cabeza.
-El último deseo...
-¿Qué pasa con el último?
-Me dijiste que cuando nos casáramos me dirías tu último deseo.
-Oh sí... -Se entristeció. -Pero da igual...
-No da igual. -Insistí.
-Si el miércoles salgo de la operación te lo cuento, te lo prometo. -Dijo con los ojos llorosos
-De acuerdo...
¡La operación era el miércoles que viene! en 4 días y yo ni me acordaba, me habían vuelto todos los nervios de nuevo, aunque sabía que todo iba a ir bien, pronto la tendría sana y salva a mi lado.
El martes de madrugada...
-¿Estás bien? -Le pregunté agarrándole la mano. No veía nada, estábamos a oscuras, pero notaba su respiración agitada por el llanto que intentaba llevar en silencio.
-Tengo miedo...
-Todo va a salir bien, confía en mí.
-Pero Vane ¿Y si no sale bien?
-Si no sale bien me voy contigo.
Tras una larga charla se quedó dormida apoyada en mi hombro, en cambio, yo no pegué ojo en toda la noche, yo también estaba asustada, no quería por nada del mundo que me la arrebatasen de mi lado.
Y finalmente llegó el día, el día más temido de mi vida, intentaba aparentar que todo iba bien, pero mis ojeras y mi pálida piel me delataban sin quererlo, estaba acojonada, estaba con nuestras madres en la sala de espera, estábamos las tres totalmente calladas, cada una mirando para un lado, con los sudores por toda la cara de los nervios, cinco minutos eran equivalentes a dos horas ¡Que tortura!
Pasaron 9 horas, una más de lo que debería haber tardado, todo lo veía negro ¿Por qué nadie salía a darnos noticias?
-Tranquila cariño. -Dijo mi madre como si le leyese la mente.
Me levanté para acercarme a una ventana para que al menos me diera un poco de aire para disminuir la angustia y fue justo cuando apareció el doctor y el corazón me iba a mil por hora, me acerqué a él y me agarré a su brazo inconscientemente.
-¿Son ustedes las familiares de Malú?
-Sí. -Dijimos a la vez y el doctor suspiró.
-Bueno pues... Enhorabuena, en dos días la tenéis con vosotras de vuelta, la operación ha sido complicada, pero ha salido exitosa. Pueden pasar a verla si gustan.
Abracé al doctor y me puse a llorar, no paraba de agradecerle lo que había hecho, era mi héroe.
Fui rápida y veloz a ver a Malú, que se acababa de despertar.
Varios meses después...
-Malú ¿Piensas decirme ya tu deseo? Que ya no tienes excusas -Reímos las dos.
-Venga... Voy a contartelo, pero vas a reírte.
-No voy a reírme, idiota.
-Mi último deseo es... Tener un hijo contigo. Me quedé sin palabras, quería tenerlo, quería que lo tuviéramos. -Sé que es una tontería. -Rió.
-No. -Negué con la cabeza. -Vamos a tenerlo.
-Pero... ¿Cómo vamos a hacerlo?
-¿Quieres tenerlo tu o adoptamos?
-Me gustaría que fuera nuestro, pero no me importaría adoptar.
-Esta tarde vamos a una clínica de inseminación.
Y así fue, estábamos tan ilusionadas que no queríamos esperar más, ni si quiera avisamos a los familiares y amigos. En la consulta, la médico fue muy amable, nos explicó todo, dándonos detalles precisos y con una sonrisa todo el tiempo, decidimos que queríamos hacerlo ya, que no queríamos esperar más.
9 meses después.
-Empuja cariño, ya casi esta. -No paraba de darle ánimos a mi mujer.
-¡No puedo más! -Gritó.
-Ya queda poco.
-No puedo Vane, no puedo. -Dijo llorando.
-¡Ya la veo! ¡Un poco más!
Tras un último esfuerzo, Malú dio a luz a nuestra pequeña niña a la que llamamos Daniela.
15 años más tarde...
-Y así, Daniela, así fue como tu madre y yo te tuvimos. -Miré a Malú, ella me miró a mi, nos cogimos de las manos y aquella mirada lo dijo todo.