Comencé a levantarme de la cama, por nada del mundo me apetecía alejarme de Brandon en estos momentos pero tenía un deber que cumplir. Prometí no abandonar mis obligaciones para con las Hermanas. Además, esta tarea era importante. Brandon debió de notar movimiento a su lado por lo que se fue despertando lentamente.
-¿A dónde vas, Astrid? -Preguntó él con voz pastosa.
-Tengo una tarea pendiente con las Guardianas, prometí no dejarlas de lado...
-Tranquila, lo comprendo. No me agrada, pero lo entiendo. -Contestó este apenado.
Me encontraba en una habitación fría y oscura. Las paredes llenas de ricos tapices, bordados el hilo de oro y rojo sangre. Había una gran cama, de cada extremo de esta surgían cuatro postes de madera oscura. Todos los tejidos en la habitación concordaban con los colores de los tapices. En otra esquina había un tocador, se podían observar las brillantes y suntuosas joyas que albergaba en su interior. Elaborados perfumes también hacían juego con estas últimas.
De un momento a otro entraría la dueña de este lugar; más bien conocida como la Condesa; reclamando mi atención.
No me equivoqué, unos segundos bastaron. Entró seguida de su dama de compañía y su hija. La pequeña tendría unos cuatro o cinco años de edad, iba de la mano de su madre. La Condesa llevaba el pelo recogido en un moño trenzado bajo. Sus pendientes de oro y esmeraldas relucían con fulgor, junto con el colgante a juego. Iba ataviada con un vestido verde esperanza, este se moldeaba a sus caderas torneadas. Los detalles de su atuendo eran dorados haciendo destacar sus joyas.
La Condesa me inspeccionó minuciosamente. Tenía una mirada inteligente, fría.
-¿Cómo os llamáis? -Preguntó en un tono altivo.
-Astrid, mi señora.
-Bien, quisiera aclararos algo. De ahora en adelante me llamareis Condesa Diana o mi señora Condesa. No voy a permitir ninguna familiaridad ni falta de respeto a mi persona ni nada semejante a ello. ¿Queda claro?
-Sí, mi señora Condesa. -Respondí.
-Beatriz, llevaos a la señorita María a su habitación, quedaos con ella hasta que vaya yo.
-Sí, mi señora Condesa. -Imitó mi respuesta de hace apenas un minuto. Cogió en brazos a la niña y se marcharon. No antes de hacer un gesto de respeto hacia la Condesa.
-No me importa si sois bruja, curandera o lo que seáis, siempre y cuando me ayudéis en lo que os pida y no digáis nada a nadie. -Asentí con la cabeza.
-No os he traído para que me hagáis un remedio contra fuertes dolores de cabeza. Lo que realmente deseo es que me elaboréis algo para no quedarme embarazada. No tengo por qué dar ninguna explicación. -Dijo ella al ver mi cara de desconcierto.
-Lo que usted ordene, mi señora Condesa, no diré nada.
-Más te vale niña. Venid. -Dijo ella.
Detrás de uno de los tapices que tapaban las pareces, había una puerta que conducía a una sala más luminosa, sin tanto adorno. Al fondo había una silla en la que la Condesa se sentó. Frente a ella había un escritorio con papeles y una pluma con su tintero.
-¿Sabéis escribir? -Preguntó.
-Sí, mi señora Condesa.
-Quiero que escribáis unas letras por mi persona y luego entreguéis la carta. Bien, sentaos. -Tras una breve pausa en la que me situé debidamente para poder comenzar a redactar, la Condesa comenzó a dictar:
Querido Trevor, cuento los minutos que faltan hasta la próxima vez que podamos estar juntos de nuevo. Desde que os conocí los días se me hacen tediosos, solo los aguanto en los breves momentos de placer en los que nuestras miradas se cruzan. Esta tarde mi esposo se marcha de caza, no regresará hasta mañana en la madrugada. ¿Sería posible que os pasaseis por mis aposentos después de la cena? Si aceptáis mi invitación llevad una cinta roja en la muñeca en la reunión antes de que se marche mi esposo.
Vuestra amada, Diana.
No podía ser cierto, ¡La Condesa tenía un amante! Por otro lado, pensando en la tarea que tenía pendiente, esto se complicaba un poco. El señor se marcha de caza, ahí sería más fácil de atrapar...
-Guardad bien el papel, quiero que se lo entreguéis al segundo al mando de mi esposo. Sed discreta. Cuando lo hayáis cumplido quiero que volváis aquí y comencéis con el elixir, ungüento, lo que sea para no quedarme en cinta.
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Holaaa! Siento la espera, pero he estado bastante ocupada:|
peeeeeeeeero, aquí lo tenéis, el nuevo capítulo!!
Espero que os guste... ¿Cómo os ha caido la Condesa Diana?
Fantasmitas, haceros presentes que votar y comentar que os ha parecido no cuesta nada;)
Besos para todxs! ♥
Pd: Capítulo dedicado a EvaMader , que estaba pendiente de que subiera el capítulo, y me hizo ilusión ver que alguien se interesó. ♡♡♡
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Astrid. (Guardianas Del Bosque 1)
FantasyNo lo pensé ni un segundo más, me la llevaría al campamento. Después de todo ninguna de las Hermanas me puede poner objeciones, ya que nuestro deber es preservar la vida y la naturaleza contra todo mal y dejar que la bebé muera es una pura atrocidad...