Siete meses después.
Una dulce canción salía de mis labios mientras iba caminando tranquilamente al claro del lago. Todos los días al atardecer, Brandon y yo nos reuníamos en aquel lugar y después volvíamos juntos a la cabaña.
El venía del castillo, ya que al ser el nuevo Conde se requería su presencia allí. En estos meses habían cambiado muchas cosas, y no solo la posición de Brandon en la sociedad humana. Mi tripa levemente abultada hace apenas unos meses había pasado a ser de un tamaño gigantesco. Las patadas eran constantes, por las noches no podía dormir a penas, pero, Brandon siempre me hacía sonreír.
Hoy comencé a sentir más molestias de las habituales. Estaba aterrada por todo lo que estaba por venir. Pero sabía de sobre manera que todo saldría bien. Tuve que pararme en el camino, ya que una gran oleada de dolor me impidió proseguir. Respiré profundamente y continué.
Ya vislumbraba el claro a poca distancia de donde me encontraba. Cuando llegué al lugar Brandon todavía no había llegado, por lo que me senté en la maleza a esperarle.
No pasó mucho tiempo en lo que sentí una presencia tras de mi persona. Sabía que se trataba de mi amado, así que no me molesté en dar la vuelta. Él en cambio trató de sorprenderme y me tapó los ojos con sus robustas manos. Yo coloqué las mías encima de las suyas y las aparté de mi rostro para poder verle.
—Mi dulce flor, tanto tiempo sin poder contemplar esos ojos estrellados matan a mi persona.
Acto seguido de decir aquello, Brandon me depositó un tierno y casto beso, una caricia de sus labios, en mi frente. Él se quitó su capa y la colocó sobre mis hombros antes de sentarse junto a mi. Era pleno verano, pero aun así él siempre tenía estos gestos con mi persona, al igual que el impedirme volar, decía que le daba pavor verme en el aire y que un pájaro chocase contra mí. Que locura era aquella, pero yo por amor, lo complacía.
—Sois un halagador, mi amor. —Reí calmadamente. —¿Cómo va todo por el castillo?
—Bien, estamos ayudando a los granjeros que sufrieron algunas pérdidas de sus cultivos. Les he dicho que no se preocupasen, que no tendrían que pagar los impuestos de este trimestre. La señora Diana y el señor Trevor se casaran este mes y se les ve felices... —Brandon suspiró.
A la antigua Condesa se le habían concedido unas pequeñas tierras, donde vivía felizmente con su prometido y la hija de ambos.
—¿Os encontráis bien? —Preguntó Brandon alarmado. —No tenéis buena cara, mi señora.
Tocó amorosamente mi vientre abultado. Siempre lo hacía, le encantaba pasarse las horas así. A mí me encantaba observar su rostro de pura felicidad. Pero esta vez su cara no era esa, sino de preocupación.
—¿Queréis iros a la cabaña a descansar, mi flor? —Me preguntó.
—Está bien. —Dije casi sin voz.
El dolor iba subiendo rápidamente de nivel. Primero se levantó Brandon para después ayudarme él a mí a hacerlo. Cuando estaba casi ya de pie, noté como algo caía por mis piernas. Agarré fuerte la mano de Brandon.
—Brandon, creo que ya vienen.
----- ----- -----
Bueno, bueno... ¡Qué ya vienen!
¿Qué os ha parecido el capítulo? Se que es cortito, pero no quería seguir aun con lo que está por venir... ejeje Soy mala;)
Bueno, un besito a todxs:)
ESTÁS LEYENDO
Astrid. (Guardianas Del Bosque 1)
FantasyNo lo pensé ni un segundo más, me la llevaría al campamento. Después de todo ninguna de las Hermanas me puede poner objeciones, ya que nuestro deber es preservar la vida y la naturaleza contra todo mal y dejar que la bebé muera es una pura atrocidad...