Capítulo Quince

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Me encontraba escondida, donde los hombres del Conde no me veían. Hice que una ligera brisa sacudiese un poco la zona de la puerta del calabozo. Los dos guardias situados en su puesto se pusieron en estado de alerta, tensos como una cuerda.

Presioné mi oído contra las paredes gruesas y frías del castillo, para así poder oír los entresijos que se escondían entre los muros de este. Interesante, dentro de la celda pude identificar al menos tres respiraciones regules y una más que supuse que era la de Brandon, ya que era lenta y trabajosa.

Antes de que ninguno de los dos hombres lograse verme los había tumbado silenciosamente. Algunos se preguntarán cómo, la respuesta es fácil; ellos son simples humanos y yo una poderosa Guardiana del Bosque en plenas facultades y preparada para la lucha. Todo esto impulsado por mi amor incondicional hacía Brandon.

Al traspasar la puerta de aquel oscuro y húmedo lugar, los tres hombres se lanzaron hacía mí como salvajes perros rabiosos, pero yo fui más rápida y con un simple gesto de mi mano pude lanzarlos por los aires como si fueran simples plumas. Al chocar contra los muros, los tres quedaron inconscientes.

Vi a mi dulce Brandon en un charco de su propia sangre, tirado en el suelo como una rata. Estaba levemente consciente, sus ojos luchaban por no cerrarse. Me agaché y partí los cepos que llevaba en sus muñecas, la sangre manaba con demasiado brío de sus heridas. Tenía que sacarlo ya mismo de allí.

Con mi fuerza sobrehumana no fue complicado levantarlo del suelo. Cuando nos dí la vuelta, encontré en la puerta a quien menos me imaginaba, Trevor, el segundo al mando del Conde y el amante de la Condesa.

-Piensa dos veces antes de atacar. -Le amenacé.

-Vengo a vigilar que el preso siga en su sitio. Órdenes del Conde. -Me miró con intensidad por un instante antes de continuar. - Veo que sigue donde siempre. Hasta más ver mi señora.

Antes de salir de allí hizo una leve reverencia. Una vez que volvimos a estar solos, salí del aquel horrible lugar tan rápido como el peso de Brandon me lo permitió.

Una vez que me aseguré de que Brandon estaba bien, me dirigí al campamento a paso raudo. Cuando llegué, me fijé en que el lugar estaba muy extraño a como normalmente solía verse. El silencio reinaba y ninguna de las Hermanas parecía estar muy alegre. Cuando entré en la cabaña de Fénix, esta se encontraba sentada en el fino musgo del suelo, mientras se miraba la mano llena de fuego azul como si no estuviera allí, sino muy lejos.

-¿Madre? -Le pregunté intrigada por aquel comportamiento tan raro en ella.

-¿Qué ocurre, Astrid? -Preguntó ella a su vez sin apartar aun la vista de su mano.

-Eso mismo me pregunto yo. Desde que he llegado la atmósfera que se respira es muy extraña.

-Eitxi ha muerto. -La sorpresa y el pesar hicieron mella en mí. -Dríane es la asesina.

La noticia no pudo menos que impactarme. Dioses, Dríane había matado a su hermana melliza. Con razón todo el campamento estaba afectado, aquí queríamos mucho a esas dos jóvenes Diosas.

-Un momento, si Dríane ha matado a Eitxi... ¿ahora que pasará con ella?

-Su madre, Erixi, la ha repudiado públicamente. La joven ahora es una Maldita, como su padre, Ángel.

-¡Oh, Dioses!

Una lágrima se me cayó por el pómulo sin poder evitarlo. El destino a veces es cruel.

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N/A: Para los que no hayan leído Terrores Ocultos, les aclaro el significado de Maldito.

Maldito/a: Estos seres que jugaban con la vida y la muerte de la forma más horrible y perversa, eran castigados sin piedad por las Hermanas del Bosque. Tenían que pasar el resto de sus vidas inmortales encadenados al fondo del mar, condenados a una muerte constante. Su líder es Ángel, el fue el primer Maldito, castigado por la Diosa Erixi.

Besos para todxs los lectorcitos. Bye:)



Astrid. (Guardianas Del Bosque 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora